El verano siempre ha sido sinónimo de playa, descanso y disfrute. Tras los duros meses que España pasó confinada a causa de la pandemia del coronavirus, la “nueva normalidad” lo ha cambiado todo. En julio y agosto hemos podido tomar aire y salir, con todas las precauciones, para encontrarnos con familiares y amigos. Pero también nos hemos dado cuenta de que el peligro aún no ha pasado. Todo lo contrario. El aumento de casos de covid-19 de las últimas semanas nos hace temer lo peor de cara al otoño que se aproxima.
Lo cierto es que este verano lo recordaremos siempre como un tiempo extraño en el que disfrutamos a medias de las bondades del estío. Con las ganas de salir, después de meses encerrados, mezcladas con el miedo y la responsabilidad. Estas son las 10 estampas inéditas de un verano que ha sido de todo menos normal.
1. Mascarillas
Este medio de protección se ha convertido en la prenda estrella del verano. A medida que avanzó julio, la mayoría de comunidades autónomas la hizo obligatoria en todos los espacios públicos, cerrados y abiertos, con el objetivo de contener los contagios. Y por fin, la ciudadanía se ha concienciado de su importancia y necesidad. Ahora al salir de casa, pensamos por sistema: llaves, cartera, móvil… y mascarilla. Quién nos hubiera dicho en enero que la vestiríamos hasta dando un paseo a la orilla del mar.


2. Distancia social en las playas
En vez de la masificación de otros años, este verano ha tenido lugar un hecho desconocido hasta ahora: la distancia social en las playas. Desde círculos pintados en la propia arena, hasta parcelas con cuerdas, el esfuerzo de todos los municipios y usuarios de las playas por mantener la distancia de seguridad ha tenido sus frutos. Incluso algunos casos han tenido repercusión en la prensa internacional, como es el de Chipiona (Cádiz) que apareció en The New York Times tras viralizarse unas imágenes emitidas por Sky News.


3. Turismo internacional bajo mínimos
En 2019, visitaron el país 83,7 millones de turistas de otras naciones, un récord a años luz de la realidad actual. La imagen de 2020 es completa y tristemente diferente. Aeropuertos desiertos, puertos sin cruceros y estaciones de trenes bajo mínimos han sido la tónica de este verano maldito para el sector. En el mes de julio la caída de visitantes fue del 78,7% según el dato adelantado por el Ministerio de Turismo, y agosto, con las restricciones de los países europeos a sus ciudadanos para visitar España debido al aumento de los rebrotes, caerá en cifras sin remedio. Para un país cuya economía depende en un 12% del turismo, es la imagen más angustiosa de este verano.


4. Colas para entrar en las playas
Una de las estampas inéditas de este verano han sido las colas para entrar en algunas playas y calas que, por sus reducidas dimensiones, llenaban el aforo establecido para mantener la distancia de seguridad entre usuarios. Así, para muchos, este año ha tocado madrugar y guardar la cola para poder disfrutar de un día junto al mar.


5. Hostelería a medio gas
Desde luego, la expresión “hacer el agosto” no se ha podido utilizar este año entre los hosteleros del país. Las tímidas cifras que han conseguido durante el verano no llegan ni de lejos para solucionar las pérdidas de los meses de cierre obligatorio durante el Estado de Alarma. La caída del turismo y el miedo aún presente en la población, que la hace salir y consumir menos, son las causas de un verano horribilis para el sector.


Y para colmo, algunos de los que han salido lo han hecho sin guardar las suficientes medidas de seguridad, por no decir en algunos casos, siendo unos completos irresponsables. Las imágenes de fiestas y aglomeraciones de jóvenes, sin contemplar ningún tipo de precaución, han escandalizado al país. Solo hay que recordar que el grupo de 15 a 25 años es en el que más ha crecido el número de contagios. Y la inconsciencia de algunos ha desembocado en que el Gobierno tomara la decisión de cerrar el ocio nocturno desde mediados de agosto. La puntilla a bares de copas y discotecas.
5. Prohibido fumar
Junto con el cierre del ocio nocturno, entró en vigor otra medida polémica del verano: la prohibición de fumar al aire libre en espacios públicos ante el aumento de los casos positivos de covid. Muchos se lo tomaron fatal, mientras otros aplaudieron rotundos la decisión. Lo cierto es que muchas comunidades han aprovechado para materializar sus proyectos, ya iniciados tímidamente en años anteriores, de ‘Playas sin humo’.


7. Sin fiestas del pueblo
Este verano los pueblos han estado a tope. Ha triunfado el turismo de interior en nuestra búsqueda de tranquilidad y seguridad. Además, las segundas residencias en los pueblos han acogido a muchísimos teletrabajadores, que han aprovechado julio y agosto para salir por fin de la ciudad. Pero el verano de siempre esta vez ha sido diferente. Los mayores se siguen sentando a la puerta de las casas, con mascarilla, claro. Pero las plazas del pueblo no se han llenado de bailes y risas con las típicas fiestas que muchos esperan todo el año. Quizás en 2021…


8. Playas fluviales cerradas
Muchos de los veraneantes en los pueblos no han podido disfrutar este año de un refrescante baño en las playas de interior. Ya en junio, los científicos advirtieron de la seguridad que ofrecían el mar y las piscinas frente al covid y de la precaución que había que tener con el baño y las aglomeraciones en las masas de agua dulce. A medida que avanzaba el verano, muchos de estos espacios azules de interior han ido clausurándose al público a causa del aumento de casos positivos entre sus usuarios.


9. Fútbol en verano
Si bien hasta ahora los meses de julio y agosto eran de descanso para los amantes del deporte rey, el parón del confinamiento en primavera ha hecho que las competiciones deportivas se hayan extendido durante el verano. Una estampa inédita que también ha marcado la temporada: la liga finalizando en julio, las finales de la Champions y la UEFA en agosto. Sin espectadores, eso sí. Al igual que los partidos de la NBA en Estados Unidos, también en verano. Y en nada, el Roland Garros en septiembre. Toda una rareza.


10. La nueva basuraleza
Y cerramos este repaso de estampas inéditas con un mensaje para concienciar sobre el cuidado del medio ambiente. Tristemente, las mascarillas que tanto nos protegen están terminando en muchos casos no donde les corresponde (en el contenedor gris), sino tiradas en plena naturaleza. Los que han disfrutado este verano del contacto con los espacios verdes han tenido que verlas, además de en las caras de sus acompañantes, contaminando el suelo y el agua. Se calcula que cada mes el planeta consume 129 mil millones de mascarillas al mes. Seamos responsables y no dejemos que se conviertan en la basuraleza que nos recuerde estos tiempos extraños. Sino en la esperanza de que llegarán mejores veranos por vivir.