En nuestro espacio del fin de semana de El Ágora, en el que te propongo series interesantes dentro del terreno geopolítico o medioambiental es el momento ideal para hablarte de una excelente serie política francesa Los Salvajes, el nombre con que se ha estrenado en nuestro país el original Les Sauvages del Canal + galo.
Los Salvajes sigue la estela de las grandes series políticas francesas que mantienen el nivel más alto de nuestro país vecino desde hace años con ejemplos como la genial Baron Noir, elogiada esta misma semana por miembros de nuestro gobierno, En la Sombra y Oficina de Infiltrados.
Los Salvajes pertenece a ese selecto grupo, al desarrollar una interesante distopía sobre la posibilidad de tener un candidato musulmán como el favorito para ganar las elecciones francesas.
A partir de esa premisa, que podría ser realidad a imagen y semejanza de lo que sucedió con Barack Obama en su momento en los EEUU, te vas a introducir en todos los bastidores de las elecciones presidenciales francesas, desde el juego sucio de los fontaneros de las campañas electorales hasta los debates televisivos a cara de perro.


La trama
Idder Chaouch (un patricio Roschdy Zem, izquierda) es un musulmán moderado, que ha vuelto a su país, tras una larga estancia como profesor universitario en Harvard, para convertirse en el favorito sorpresa para ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas. Tiene el apoyo incondicional de su hija Jasmine (la debutante Souheila Yacoub, derecha) que ejerce como su directora de campaña electoral y cuyo novio Fouad (Dali Benssalah) es un actor muy popular como protagonista de una serie de médicos que arrasa en las audiencias.
Su candidatura tiene grandes enemigos tanto entre el ‘establishment’ francés de toda la vida como en los sectores musulmanes mas radicalizados que lo consideran un traidor a su causa.
Te puedes imaginar que dicha situación es un polvorín a punto de estallar a la más mínima chispa que salte. Eso sucede en la misma noche de las elecciones con unas consecuencias imprevisibles tanto para el propio candidato como en especial para su entorno familiar más cercano, por la xenofobia latente en muchos sectores de la sociedad francesa, que desemboca en una enorme crisis constitucional.
Los Salvajes utiliza esa distopía electoral para criticar de forma despiadada a todos los sectores implicados en la crisis institucional en la que se ven inmersos, empezando por el desprecio y la altivez explicita o latente con que muchos franceses siguen tratando a los que tienen un aspecto diferente al suyo, aunque sean franceses de segunda o tercera generación.
Las luchas intestinas entre las diferentes facciones musulmanas arengadas por todo tipo de lideres religiosos que abarcan todo el espectro entre la moderación y el fundamentalismo extremista y su encaje en el laicismo de la República Francesa es el motor principal de una serie arriesgada que intenta mostrarnos todas las caras del islamismo francés huyendo de una generalización monolítica y peligrosa.
Los Salvajes presenta ese futuro distópico a la perfección en su magnífico primer episodio, para perder algo de su buen pulso a medida que la historia se iba complicando con numerosas ramificaciones, tanto a nivel político como religioso.
A nivel personal, las vidas de las dos familias musulmanas (la presidencial y la del actor) que iban a unirse por el futuro matrimonio de sus vástagos, se van a ver trastocadas de una manera irreversible, en especial la de la estrella mediática que pasa en cuestión de días de ser un popular actor francés a un musulmán apestado, para que tengas un ejemplo del nivel de denuncia que tiene Los Salvajes.
Los actores
Un aspecto fundamental en este tipo de distopías que proponen romper barreras en las elecciones de cargos públicos, estriba en la elección del actor protagonista que debe transmitir la suficiente credibilidad para hacer que la historia funcione.
La elección de un actor como Roschdy Zem ha sido clave en esta adaptación del libro escrito por Sabri Louatah, llevado a la televisión por el mismo autor con la colaboración de Rebecca Zlotowski que ha dirigido todos los capítulos.
El porte presidencial del actor así como la enorme preparación de su personaje desarbola cualquier intento de desacreditarlo por su pasado o su curriculum, dejando al descubierto el racismo y la xenofobia como la única forma de odiarlo o intentar acabar con su carrera presidencial.
No me consta que su estreno en España en Movistar Series haya tenido mucho eco, por lo que nada mejor que rescatarla de ese olvido prematuro, a la espera de la confirmación de su esperada segunda temporada, para que puedas disfrutar de una ficción política de alta calidad, como puedes comprobar en su trailer.