La España fea: un análisis de los horrores urbanísticos del país

La España fea: un análisis de los horrores urbanísticos del país

La España fea: un análisis de los horrores urbanísticos del país

El ensayo ‘España fea’, del periodista Andrés Rubio, denuncia la destrucción del paisaje de ciudades y pueblos en las últimas décadas debido a los excesos de un urbanismo acelerado y mal planificado, que afecta tanto al litoral como al interior y las grandes ciudades


David Benedicte
Madrid | 23 septiembre, 2022

Tiempo de lectura: 5 min



Un lúcido ensayo analiza las causas del deterioro y la destrucción del variopinto paisaje español, especialmente en zonas costeras, aunque también en pueblos y ciudades del interior, sin olvidar los desmanes cometidos en lo que hoy se conoce como España vaciada. ¿Por qué no existe en nuestro país un observatorio del Litoral como el francés? ¿Por qué en 1967 habíamos catalogado más de “mil pueblos bonitos” y ahora no quedan ni cien? Estas y otras cuestiones hallan respuesta entre sus páginas. Se ruega leer con los ojos muy abiertos.Portada del libro España fea, de Andrés Rubio

Su título apenas deja lugar a dudas: España fea. Aunque, por si así sucediese, va acompañado de un subtítulo, escueto y demoledor, que sirve para confirmar lo obvio: El caos urbano, el mayor fracaso de la democracia. Y lo cierto es que pocas veces se topa uno con ensayos cuyas páginas, 440 en total, mantienen el nivel de tan acertado título.

España fea. El caos urbano, el mayor fracaso de la democracia. Conviene repetirlo hasta la extenuación. O por lo menos hasta que nos quede grabado en la memoria de camino a la librería. Se trata de un libro que se muestra esclarecedor y necesario. Obra del periodista Andrés Rubio, con prólogo del arquitecto Luis Feduchi.

Catástrofe cultural

Entrevistas, ensayos políticos, crónicas periodísticas, relatos viajeros… Todo junto, aunque no revuelto, sirve para encontrar respuestas en un libro tan original como repleto de matices. Fijándose además en los casos de Francia, Alemania e Italia, traslada un mensaje europeísta y de progreso en defensa de las mejores cualidades de lo público.

Un centenar de fotografías que ilustran, de forma milimétrica, lo que el autor de este España fea considera “una catástrofe cultural sin precedentes”. Lo ha publicado por Debate y está a punto de agotar su cuarta edición (¡avisados quedáis!).

Un mundo devastado

Este ensayo de Andrés Rubio además de brillante, resulta esclarecedor: España es fea. Urbanísticamente hablando: horrible. Muy difícil de ver. Apabullante en su fealdad. Basta con salir de casa y recorrer un par de kilómetros para toparse con un país urbanísticamente descuajaringado por culpa de nuestra historia más reciente. La España de hoy es igual a terroríficas rotondas y edificios refulgentes recién salidos del sueño de concejales de urbanismo con ínfulas faraónicas. España, nuestra querida España. Amén.

La urbanización levantada en Seseña por el constructor llamado 'El Pocero', uno de los desarrollos urbanísticos que más literatura ha generado durante año en nuestro país.
La urbanización levantada en Seseña por el constructor llamado ‘El Pocero’, uno de los desarrollos urbanísticos que más literatura ha generado durante año en nuestro país.

Luis Feduchi, el prologuista, no duda en resucitar al filósofo alemán Adorno para apoyar su tesis: “Esa fealdad desaparecería si la relación de los seres humanos con la naturaleza se desprendiera del carácter opresivo que prosigue la opresión de los seres humanos, no al revés. El potencial para que esto ocurra en un mundo devastado por la técnica radica en una técnica que se haya vuelto pacífica, no en enclaves planificados”.

Marina d’Or y el Algarrobico, ¡olé!

Un rápido vistazo al índice de España fea, cuyos títulos de capítulo resultan ser tan ilustrativos como algunas fotografías, nos sirve para calibrar de manera eficaz el contenido de un libro en el que todo, absolutamente todo, tiene su razón de ser (y de ser leído). Allá vamos: El escenario de la injusticia espacial, El reto de la España vaciada, Franco y las raíces del mal, ¿Quién mató a la arquitectura popular?, Dos expertos que avisaron del desastre, ¿Quién indultó a Jesús Gil?, Un botijo con un sujetador de la bandera americana, El sueño enfermizo del chalet, Ejemplos de trabajo bien hecho…

La urbanización levantada en Seseña por el constructor llamado 'El Pocero', uno de los desarrollos urbanísticos que más literatura ha generado durante año en nuestro país.
Hotel El Algarrobico, en Carboneras (Almería), construcción ilegal que arrastra un largo y complejo proceso judicial.

Y siguen, en el mismo plan, a partir de aquí: ¿Por qué los abogados van al infierno?; La maldición del federalismo mórbido disgregador; El patriotismo bien entendido pasa por el paisaje; La maldición de los cerramientos de las terrazas; “Príncipe Carlos: cállate o dimite”; Marina d’Or y el Algarrobico, ¡olé!; La arquitectura y el género no binario; ¿Menos mal que nos queda Portugal?; ¿Y si no hubieran fusilado al arquitecto falangista?; ¿Por qué Vegaviana no gusta a sus vecinos?; Lo ‘cuqui’ frente a la identidad; El feísmo gallego y Australia…

‘Horrores’ top

El Algarrobico, el hotel más feo del mundo. Siempre ha estado allí, como el tenaz dinosaurio del minicuento de Monterroso. Bueno, siempre no; pero sí que lleva entre nosotros la friolera de 15 años, que se dice pronto. Lo que iba a ser un sueño dorado, y de lo más boyante para un par de ‘iluminados’, se convirtió, pasado el tiempo en la pesadilla de la inmensa mayoría de españoles que asistimos ojipláticos a su más que duradera existencia.

“Hotel ilegal”: los activistas de Greenpeace etiquetaron aquella aberración urbanística. La burocracia, por su parte, continúa frenando el derribo de una de las manchas más oscuras que florecieron en la costa española. ¡El horror!, ¡el horror!

Vista aérea del Parador de Muxía, en la Costa de la Morte gallega.
Vista aérea del Parador de Muxía, en la Costa de la Morte gallega.

Las peculiares ‘tumbas’ del Parador de Muxía. Nadie se lo explica. Ni el propio arquitecto que ganó el concurso para construirlo, pero fue apartado después del proyecto. ¿Quién ha plantado unas claraboyas con pinta de lápidas de cementerio en el Parador de Muxía, en plena Costa da Morte (A Coruña). ¿A partir de cuándo se empieza a dar como buena la idea de plantar esas fúnebres claraboyas a ras de suelo? ¿Acaso tiene algo que ver con la propia ‘morte’? ¿Se trata de una especie de mensaje en clave? ¿Una metáfora? ¿Un acertijo? Por lo visto, nunca lo sabremos. Lo que no deja de ser inquietante.

Pese a todo, el libro también analiza con detalle algún que otro ejemplo de trabajo bien hecho, que enlazan con la mejor tradición europea, en ciudades como Barcelona o Santiago de Compostela, o en pueblos como Albarracín o Vejer de la Frontera.

Pinchad aquí si queréis empezar a leer sus primeras páginas.

Aunque ya estáis tardando. De nada.



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