Washed ashore, arte para limpiar el mar

Washed Ashore, arte para limpiar el mar

Washed Ashore, arte para limpiar el mar

La artista y activista estadounidense Angela Haseltine Pozzi ha puesto en marcha una iniciativa para limpiar las playas de residuos plásticos y ‘reciclarlos’ en esculturas gigantes para reclamar la atención sobre la necesidad de cuidar los mares


Ana Alemany
Madrid | 29 abril, 2022

Tiempo de lectura: 6 min



De entre las numerosas organizaciones que tienen como objetivo cuidar nuestro planeta, hay muchas centradas en salvaguardar los mares. El cambio climático, la subida de las temperaturas de las aguas o la sobrepesca son algunos de los factores que están ahogando a nuestros océanos. Y el plástico es otro elemento que tiene difícil solución, ya que no perdura en el medio marino durante cientos de años.

Una de las organizaciones que llama la atención sobre la necesidad de cuidar los océanos y que emplea el arte como palanca de acción es Washed Ashore.

Cuando Angela Haseltine Pozzi enviudó del artista Craig Pozzi tras 25 años de matrimonio, quedó devastada, sin poder imaginar la vida sin él. Para poder salir de su profunda depresión, se trasladó a la cabaña que desde hacía 85 años tenía su familia en la costa, junto a un lago del río Coquille, en Bandon (Oregón).

Todos los días daba largos paseos con su perro por la playa. Y un día observó una montaña de basura multicolor que la marea había arrojado a la orilla. Plásticos de todas las formas posibles, atrapados entre redes de pesca y otros desperdicios. ¡Qué horror! «Al mismo tiempo divisé a personas a lo largo de la costa recogiendo piedras y conchas y guardándolas en sus cubos. Y pensé que tenía que idear algo para que esa gente recogiera también la basura. Tenía que encontrar la forma de que vieran esa basura, que les molestara y así, hacer que la retiraran», afirma Haseltine.

Sus padres, los dos artistas, le inculcaron el lenguaje de las artes y fue profesora de danza y arte durante 30 años, exponiendo sus obras desde el año 2000. Por ello, lo que le vino a la mente rápidamente fue el arte comunitario, actuaciones de grandes dimensiones, que llamara la atención del público. Y dio con la solución: «Animales enormes fabricados con desechos arrojados por el mar a las playas», describe la artista.

Pozzi sintió que el lenguaje del arte era la mejor opción para llegar a la gente, cualquiera que fuera su edad o condición social o económica. «Un pez enorme de vivos colores con el que todos quieran fotografiarse y que pudiera volverse viral. Eso es lo que voy a hacer« concluyó.

Angela Haseltine junto a una escultura de un frailecillo realizada con basura plástica recogida en las costas de Oregón, EEUU.
Angela Haseltine junto a una escultura de un frailecillo realizada con basura plástica recogida en las costas de Oregón, EEUU.

Arte para salvar el mar

Para ello creo una ONG sin ánimo de lucro a la que llamó Washed Ashore: Arte para Salvar el Mar (Lavado en Tierra). Era 2010. Trabajó duramente con su comunidad, explicándoles el daño de las basuras en las playas, impartió talleres y descubrió cómo conseguir que todos le ayudasen a recoger la basura y juntos, crear animales gigantes.

Su enfoque creativo encontró una respuesta entusiasta por parte de los residentes del área de Bandon.

“Han transformado cerca de 35 toneladas de plásticos en más de 85 esculturas gigantes”

Contactó con una galería donde había expuesto anteriormente y le encargaron la primera exposición de Washed Ashore. Ella y su comunidad crearon 13 animales en seis meses con la ayuda de todos los voluntarios. Comenzaron desde el primer momento con una actividad muy intensa, trabajando los siete días de la semana. Apenas tenía tiempo para nada más. Ni siquiera, para estar triste.

Desde 2010 han transformado cerca de 35 toneladas de plásticos en más de 85 esculturas gigantes que representan animales y vida marina afectados por la contaminación plástica. Bajo la dirección artística de Angela Haseltine Pozzi, han movilizado más de 14.000 voluntarios.

Las muestras itinerantes del proyecto Washed Ashore se han exhibido en zoológicos, acuarios, jardines botánicos, centros de ciencias y museos de Estados Unidos y Canadá. Sus esculturas, junto con exhibiciones educativas, inspiran a personas de todas las edades y procedencias a tomar medidas para reducir el consumo de plásticos.

“Hasta que nos quedemos sin plástico en la playa, seguiremos haciendo nuestro trabajo”, dice la activista y artista.

Espectacular recreación del esqueleto de una ballena realizada con botellas de plástico blanco recogidas en la playa por el proyexto Washed ashore de Angela Haseltine.
Espectacular recreación del esqueleto de una ballena realizada con botellas de plástico blanco recogidas en la playa por el proyexto Washed ashore de Angela Haseltine.

El procedimiento creativo

Es reseñable que la organización pide que no se haga batidas en las playas, sino que ruegan a la gente que cuando vayan a pasear lleven siempre un recipiente y, si ven basura, la recojan.

Existen varios lugares de depósito justo al lado de la autopista C101 en la localidad de Bandon, e incluso muchos negocios locales hacen descuentos a los voluntarios.

«Es bueno implicar a la ciudadanía, porque si se hace una batida y se limpia la playa de una vez, los siguientes que la visiten no sabrán que antes había basura y no se habrán sensibilizado», argumentan desde Washed Ashore.

Por eso se recoge, almacena y muestra a la gente en forma de esculturas. Para ello se utiliza entre el 95% y el 98 % de todo lo que se recoge sin reciclarlo. «Si se reciclaran todas las botellas de agua, entonces nadie se daría cuenta de cuántas botellas de agua hemos recogido», inciden desde la ONG.

La segunda fase consiste en la revisión del material. Lo enjuagan y lo clasifican por tipos de objeto. Después, los residuos se lavan con vinagre y jabón biodegradable y se frotan. Los materiales que tienen demasiados percebes adheridos se dejan en «el patio de envejecimiento», para permitir que las babosas y los mapaches hagan uso de la fauna marina pegada a los residuos humanos.

“Las esculturas de Angela Haseltine se han exhibido en zoológicos, acuarios, jardines botánicos, centros de ciencias y museos de Estados Unidos y Canadá”

Posteriormente, el material se enjuaga con la lluvia. Una vez limpio, lo clasifican por colores. Jamás añaden ningún elemento que no se haya recogido de la playa. Ese es el principio básico de esta ONG.

El proceso de diseño comienza con un paseo de la activista entre los escombros apilados. Cuando decide qué animal realizar, hace un boceto y después trabaja con un ayudante diseñador que entiende a la perfección sus ideas. También hace los dibujos del proceso de fabricación. Y tras eso, acude al taller del soldador, donde elaboran la estructura interna.

Luego deberán cubrirlo entero. Con piezas de todos los tamaños, y hacer que encajen perfectamente. El proceso de diseño es muy laborioso y complejo… el arte nunca es sencillo.

Tiburón realizado con basura marina por Angela Haseltine y su proyecto Washed ashore
Tiburón realizado con basura marina por Angela Haseltine y su proyecto Washed ashore

Todo debe estar organizado y pensado, porque debe planificar el trabajo para los voluntarios, incluyendo, sobre todo, a los niños. «Es emocionante cuando puedo hacer que muchas personas participen en la creación de un animal», afirma Angela Haseltine.

La activista clasifica el trabajo en cuatro niveles de dificultad. Hay piezas que los voluntarios pueden unir con alambres, otras que hasta niños de tres años pueden colocar, y otras que ya son más complejas. Ella es la que se encarga siempre de las cabezas y del acabado de los trabajos. Una escultura tarda en realizarse de dos a seis meses.

 “Las esculturas de Washed ashore jamás añaden ningún elemento que no se haya recogido de la playa”

Por supuesto, el resultado debe ser minuciosamente comprobado, y debe resistir vientos de 160 km/h, porque en algunos lugares serán expuestos al aire libre.

Una escena que se repite a diario en la sala de exposiciones es la de un visitante que, al ver las magníficas y aterradoras esculturas, pasa de ser un mero observador a participar de la acción con una simple pregunta a los voluntarios presentes: «¿Qué puedo hacer yo?, ¿cómo puedo ayudar?».

El arte puede llegar al corazón de una forma que las cifras, los hechos o las explicaciones no consiguen. Esto hace que Haseltine y su legión de voluntarios y colaboradores sigan creando arte con un mensaje: «Todas estas esculturas muestran un ejemplo visual y táctil de que cada acción realmente crea la diferencia. Podemos mostrar que hay esperanza. La gente puede hacer cosas increíbles cuando trabajan juntos».

¿Llegará el momento en que no puedan seguir con su trabajo por falta de materiales para realizar las obras? ¡Ojalá! Soñemos con ese momento.



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