La Navidad es un periodo de celebración. Familias enteras se unen para comer juntos, intercambiar regalos y decorar sus hogares. Sin embargo, si por algo también destacan estos días es por ser unas fechas de alto consumo que pueden provocar que nuestra huella ecológica aumente considerablemente.
Para evitar esta situación y dar un respiro a la Tierra, en El Ágora os mostramos a continuación cinco consejos con los que se puede conseguir de forma sencilla una Navidad Verde.
Cuidado con el árbol de Navidad
Se podría decir que el árbol de Navidad es uno de los grandes iconos de estas fechas. Su silueta decora los escaparates de los establecimientos, fachadas de los edificios y, sobre todo, el salón de nuestras casas.
El inconveniente de esta significativa masificación reside en el material en el que está realizado la ornamentación, que en la mayoría de los casos se trata del plástico. A pesar de la ya de por sí escasa sostenibilidad del producto, el problema se agrava cuando, una vez finalizada la Navidad, se opta por no reutilizar los árboles y se desechan de la peor manera posible.
De hecho, cabe destacar que, según la organización Carbon Trust, un árbol de Navidad artificial de dos metros de altura tiene una huella de carbono de alrededor de 40 kg de CO2, más del doble que produce un árbol natural que no ha sido procesado adecuadamente.
Desde la organización se recomienda utilizar este producto artificial durante, al menos, 10 Navidades para mantener su impacto ambiental más bajo que el de un árbol real. Sin embargo, existen alternativas más ecológicas que esta “eterna reutilización”.
Por ejemplo, decorar árboles que estén en el jardín o plantas más pequeñas que estén por casa puede ser una perfecta opción. Otra alternativa sería la de dar una segunda vida a otros objetos, como botellas de plástico o cartones, y crear con ellos la perfecta decoración para estas fechas.
Desde Greenpeace indican que incluso se pueden adquirir árboles naturales y llevarlos a centros especializados donde los reubicarán en bosques o en otros espacios. “Todo esto es mejor que tirar los árboles al vertedero o adquirir aquellos fabricados con plástico”, afirman.
Ahorro de energía

Al hilo de las decoraciones de Navidad, no podíamos olvidarnos de las luces de colores que tantos balcones de edificios, interiores y ciudades decoran.
De acuerdo con un reciente estudio, esta tradición hace que se disparen las emisiones de CO2 en las ciudades hasta alcanzar cerca del 5,5% de total que se lanza a la atmósfera en un año, además de incrementar también el propio consumo eléctrico.
Ante este problema, la primera solución es siempre cerciorarnos de que las bombillas sean siempre LED al ser más eficientes que las bombillas convencionales. Una bombilla LED, por ejemplo, consume un 2,5 veces menos que una de bajo consumo y 8,9 que una convencional, además de tener una vida útil más prolongada.
Sin embargo, aún se puede ir un paso más allá. Desde Greenpeace recuerdan que las luces no tienen por qué estar encendidas durante todo el día, por lo que recomiendan solo encenderlas en momentos puntuales.
Además, tampoco debemos olvidar que existen muchas más alternativas. Podemos comprar luces que se abastezcan de energía solar y no olvidar las clásicas velas que, en ocasiones, pueden realizar una buena labor de alumbrado, sobre todo en interior.
Otras formas de envolver regalos

En Navidad siempre cae un regalo, por eso procuramos que estén lo mejor presentados posible para causar una buena impresión. Sin embargo, no nos paramos a pensar en la enorme huella de carbono que supone crear esas envolturas tan llamativas que, a veces, dan hasta pena romper cuando queremos descubrir nuestra sorpresa.
Ante esta situación, la mejor solución nos la aporta la máxima de la economía circular, que es la reutilización. Pero ¿qué podemos usar para envolver los regalos y que esté al alcance de todos? Muy fácil: papel de periódicos o de revista.
Con respecto a los regalos, debemos alejarnos del ecomerce, en la medida de lo posible, con el fin de reducir la huella de carbono del producto.
Por ejemplo, un producto comprado a una página de China implica que ese producto tenga que viajar en barco para atravesar el mundo, y luego en diversos coches hasta que pueda llegar a nuestro hogar. Esto se podría evitar si se compra ese mismo regalo, pero en una tienda local.
Desde Greenpeace recomiendan realizar otro tipo de regalos, como cultura, descanso o aventura, que, además de reducir el impacto, puede suponer una alternativa distinta, así como un acierto seguro.
Una comida más ligera para Navidad

Lejos de lo material, uno de los mejores regalos que nos ofrece la Navidad es poder disfrutar de estas fechas rodeados de todos nuestros seres queridos. Por ello, casi nunca puede faltar una buena comida que nos reúna.
El problema es que, en ocasiones, se peca de exceso o lujo a la hora de organizarla, un hecho que provoca, por un lado, que podamos disfrutar de productos exóticos no sostenibles y, por el otro, una gran cantidad de alimento sobrante.
En este sentido, WWF recomiendan no consumir aquellos productos que se adquieran a grandes distancias de nuestro lugar de residencia, como pueden ser los mariscos, debido a la huella ecológica que se genera derivada de su transporte.
No obstante, si nos queremos dar el lujo de comerlo, la organización sugiere que nos fijemos en si el alimento posee el sello MSC que certifica que han sido adquiridos de forma responsable.
Ante esta situación, Greepeace aconseja apostar por aquellos mariscos que provienen de las zonas más frías y templadas de la Tierra y por aquellos que no motivan una acuicultura agresiva, como los langostinos.
Dentro de este apartado, ambas organizaciones señalan que la planificación es nuestra mejor aliada. “No se trata de almacenar y preparar comida a lo loco”, afirman, sino de «comprar lo justo y lo necesario que sepamos que vamos a consumir».
No fue una cena de Navidad si las sobras no sirven de comida hasta el día 31.
— Dios (@Sr_Dios) December 25, 2014
Adornos más sostenibles

Además del árbol de Navidad y de las luces, los hogares se llenan con otro tipo de ornamentación a la que también hay que prestar atención.
Desde Greenpeace destacan que lo mejor es reutilizar las decoraciones de otros años y, en la medida de lo posible, usar aquello que proviene de la naturaleza, siempre y cuando no la destruya. En este aspecto mencionan el popular musgo que, aunque está prohibida su adquisición, en muchos de los belenes de España sigue estando presente.
La alternativa, en este caso, reside en el papel de periódicos, en el serrín, tierra e, incluso, utilizar algunos desechos, como los cortes del césped.
Por otro lado, animan al uso de productos que no estén fabricados en plástico, además de evitar la utilización de sprays que puedan contaminar la atmósfera. En este último aspecto, el papel de confeti puede ser, entre otros objetos, nuestro mejor aliado.
