Un festival de cine es mucho más que entretenimiento. Es un foro en el que nos atrevemos a descubrir películas a las que, en otras circunstancias, con caja de palomitas en la mano, posiblemente no prestaríamos toda la atención que se merecen.
A través de un festival de cine documental, uno puede conocer sociedades lejanas que nos revelan nuevas preguntas u otras respuestas sobre la propia realidad. En un festival del cine, podemos enterarnos de que la nación más nueva del mundo está a punto de emerger del Océano Pacífico y se llama Bougainville (u Ophir, como les gusta nombrarla a sus habitantes originarios).
Esto nos sucederá, casi seguramente, a todos los que nos asomemos a la programación de esta edición especial del Suncine Festival Internacional de Cine de Medio Ambiente, que cuenta con más de una década de trayectoria, en Barcelona.
Esta vez ofrece su programación en abierto (streaming), gratis –en su app– y disponible hasta el 12 de noviembre. Este año, el programa también podrá verse en BeTeVè (Barcelona Televisión).
Este festival que acaba de comenzar nos invita a repensar nuestra relación con la naturaleza, a través de talleres y conferencias. Los seminarios en línea acompañarán los relatos fílmicos de acciones comunes emprendidas por pobladores originarios o activistas de causas que atañen a nuestra convivencia sin que apenas nos demos cuenta.
No se trata de denuncias que quedan en la superficie de una pantalla, porque estos registros señalan casi siempre un horizonte común y saludable hacia el que podemos caminar colectivamente.
Además, el jurado entregará, entre otros premios, el de cine sostenible a la producción más respetuosa con el medio ambiente. Por su parte, el naturalista Luis Miguel Domínguez recibirá el Sol de Oro Especial como reconocimiento a su trayectoria.
Entre las proyecciones especiales, es destacable el estreno en España del documental de National Geographic, Akahinga, the braves ones, producido por el rutilante James Cameron, sobre la organización de un grupo de mujeres que defienden la fauna salvaje de Zimbabue. Además de Akahinga, otras 11 películas integran la sección oficial de Suncine, que asimismo ofrece en programa más de 40 cortometrajes y una sección llamada Sunciñe, con ‘ñ’ de España.
«No se trata de documentales de denuncia que quedan en la superficie de una pantalla, porque casi siempre señalan un horizonte saludable hacia el que podemos caminar colectivamente»
“Hemos querido reflejar el poder de la naturaleza, porque los seres humanos somos una mínima parte. La naturaleza tiene un gran peso sobre nosotros y, si quiere, nos puede aplastar”, explicaba Jaume Gil, director del festival.
A continuación, mencionamos algunas de las historias a las que no habría que perderles el rastro:
El curioso destino insular de Bougainville
Bougainville, la mayor de las islas Salomón, en Papúa Nueva Guinea, es un trozo de tierra verde de selva en el Pacífico, ahora lleno de cicatrices marrón rojizas, que son las que le dejó la ambición por los metales preciosos del norte del mundo.
Todo había empezado antes, pero se recrudeció cuando desembarcaron los buscadores industriales de oro y cobre, en los años 60, y trajeron consigo esos “objetos europeos que provocaron tanto deseo como frustración” en sus pobladores, como ellos mismos lo confiesan en el filme. Devastada por la minería, con miles de vidas humanas perdidas, Bougainville fue el escenario de años de organización ciudadana y resistencia pacífica, así como de dolorosas batallas intestinas (entre 1994 y 2001).
“Si respetaran mis medios tradicionales, podría vivir gracias a mis conocimientos”, explica un poblador local, comprendiendo cabalmente que uno de los fenómenos que trae aparejado el comportamiento colonial es que hace mermar la autoestima de los súbditos. Ophir es la película que habla de estos contrastes.
En efecto, la alienación económica y la pérdida de prácticas artesanales de extracción de riqueza de la tierra, así como de los rituales de cohesión de una sociedad, hacen insostenible la vida… Hasta que David se organiza para plantar cara a Goliat. Así, la población originaria de Ophir (tal como nombran a la isla los nativos) tuvo que adquirir nuevos saberes y herramientas jurídicas para enfrentar leyes de minas con todas las facilidades de explotación para los intereses foráneos y condiciones leoninas para los trabajadores.
Estos nativos también supieron negociar compensaciones, gracias a las victorias parciales, e incluso avanzar en sus pedidos de emancipación; de hecho, tras un reciente referéndum, hoy la independencia de Bougainville sigue en agenda.
“Si respetaran mis medios tradicionales, podría vivir gracias a mis conocimientos”, explica un nativo de la isla de Bougainville, en la película ‘Ophir’
Lo triste es que, como sucede en el mercado de las aletas de tiburón, la empresa que dejó esta tierra lacerada solo aprovechó el 0,6% del cobre y el oro extraído de las miles de toneladas de rocas destrozadas; el resto quedó esparcido por cuencas y valles, para terminar de completar el expolio natural. Este documento fílmico de Alexandre Berman y Olivier Pollet habla de la soberanía que sostiene a los pueblos, aun en las condiciones más adversas.
Esas mazmorras animales
Este domingo 8 de noviembre se estrena en España el documental Animal People, producido por la gran estrella Joaquin Phoenix, que explica las desdichas de un grupo animalista en Estados Unidos, cuyos miembros fueron acusados de ser terroristas y padecieron varios años de cárcel, por supuesta conspiración.
La razón de aquella persecución que terminó con una docena de activistas en prisión, en 2014, fueron sus acciones exigiendo políticas públicas de bienestar animal, para contrarrestar la “crueldad animal” ejercida, a su juicio, por el emporio Huntingdon, en cuyos laboratorios se practicaban tests de la industria química y cosmética utilizando animales.
La película muestra grabaciones clandestinas en las que, como ha sucedido en el caso de algunos mataderos, se observa el sufrimiento de diferentes tipos de animales y la aparente ausencia de misericordia de quienes manipulan sus cuerpos, para llevar adelante unos experimentos que, en algunos casos, están destinados a hacer más rentable la industria del embellecimiento (humano). Sin embargo, la redención también aquí es posible.
«El Festival Suncine entregará, por primera vez, el premio al cine sostenible a la producción más respetuosa con el medio ambiente»
Dentro del ámbito de nuestra conflictiva relación con otras especies, Martín Parlato mostrará su documental Cinco corazones, sobre el maltrato y la comercialización de caballos en Argentina, un país que no consume carne de caballo ni tiene lugares específicos de cría con ese fin, pero que exporta el 60% de la carne de caballo que se consume en el mundo.
La esperanza de los que aman el mar
Además de la película británica Plastic britain on our watch, sobre la crisis de contaminación por microplásticos que vive el Reino Unido, hay otros documentales que ponen el foco en el desequilibrio que provoca la polución en los recursos hídricos.
Entre ellos, Vergüenza, un reportaje audiovisual con la surfista vasca Garazi Sánchez, que hace un paralelo entre su proceso de recuperación de una lesión de espalda y su determinación a trabajar para la descontaminación de los océanos. Por último, el documental norteamericano Uma: water crisis in Bolivia narra la batalla de tres comunidades indígenas del altiplano boliviano por proteger el cauce natural de un curso de agua en medio de una crisis hídrica nacional.
La programación completa del Festival Suncine puede descargarse aquí.
