‘El paraíso que sobrevive’, al fin la familia bien entendida

‘El paraíso que sobrevive’, al fin la familia bien entendida

‘El paraíso que sobrevive’, al fin la familia bien entendida

El documental, disponible en Netflix, ‘El paraíso que sobrevive’, no solo es una impresionante muestra de la vida ligada al agua en el Okavango (Botsuana), sino que da con la clave de lo que de verdad pueden significar hoy las relaciones familiares: inteligencia colectiva


David Vázquez
Madrid | 1 abril, 2022


El pasado domingo, en mitad de la gala de los Oscar, el actor estadouniense Will Smith propinó el que tal vez sea el golpe más famoso de la historia de Hollywood, lo que ya es mucho decir tratándose de una industria que ha basado buena parte de su crecimiento básicamente en peleas y explosiones. Lo recibió el también actor y humorista Chris Rock después de hacer un chiste con la alopecia de la mujer de Will Smith, Jada Pinkett Smith. En concreto, le vino a decir que esperaba verla pronto en la segunda parte de La teniente O’Neal, una película en la que Demi Moore, como parte de su instrucción para formar parte de los SEAL, la unidad de élite de la armada de Estados Unidos. No bien hubo Rock acabado la gracia cuando Smith se levantó de su asiento, se acercó al centro del escenario y le propinó a una bofetada que lleva una semana reproduciéndose sin parar en redes sociales.

Pero mucho más significativo que el golpe fue lo que supuestamente había detrás de él. Al recoger su premio a mejor actor (porque, aunque casi se haya olvidado ya, Will Smith ganó el premio a la mejor interpretación del año) por su interpretación en El método Williams, una edulcorada y épica revisión de la historia de las dominadoras del circuito femenino de tenis durante las últimas décadas, las hermanas Williams, Smith quiso justificar su arrebato de furia refugiándose precisamente en el concepto que recorre la película que protagoniza: la familia.

«He recibido el llamado de amar a la gente y proteger a la gente y ser un río para mi gente […]. El arte imita a la vida y yo al final parecía el padre loco zumbado, pero el amor te hace hacer cosas increíbles», dijo Smith en un discurso extraño y enrevesado en el que terminó mezclando el que su madre hubiese preferido quedarse en casa haciendo ganchillo con una petición a los académicos de que no le dejen de invitar a este tipo de eventos. En esencia, el actor y cantante vino a decir que el amor lleva a cometer locuras y que, como no hay amor más incondicional que el que se siente por la familia, es inevitable caer en ciertos excesos y errores cuando se trata de proteger a los miembros del clan.

El paraíso que sobrevive’
El actor Will Smith (d) abofetea al presentador de la gala Chris Rock (i) durante los Premios de la Academia de Cine estadounidense en el Dolby Theatre de Hollywood, Los Ángeles, California, Estados Unidos. | EFE/ Etienne Laurent

Si bien la explicación no ha terminado de convencer a muchos esta semana, sí caló bien hondo en Jaden Smith, hijo de Will y Jada Pinkett Smith. Este, en vez de templar los ánimos, se apresuró a tuitear: «Así es como lo hacemos».

Antes de sacar pecho por las locuras a las que conduce la familia, muy bien hubiesen hecho Will y Jaden Smith ver echarle un ojo a El paraíso que sobrevive: un legado familiar, uno de los últimos documentales distribuidos por Netflix que muestra cómo es la vida salvaje en uno de los ecosistemas más extremos del mundo, el delta del Okavango, un extraño oasis ubicado en mitad del inmenso desierto de Kalahari, que se extiende por Botsuana, Namibia y Sudáfrica, en el sur del continente africano. Solo así hubiesen entendido que si algo enseña la naturaleza es que la familia, lejos de ser un elemento desestabilizador, ha de ser siempre un manantial de sabiduría: los más jóvenes aprendiendo de los más expertos, que generosamente cuidan de ellos hasta que estos están preparados para fundar sus propias familias y transmitir en ellas todo lo que han aprendido.

Un documental con imágenes impresionantes

Producido por Freeborne Media y por Wild Space Production, dos sospechosos habituales a la hora de crear extraordinarios documentales (suyos son también los vistosísimos Nuestras grandes parques nacionales y Océanos), El paraíso que sobrevive no se conforma con desplegar ante el espectador impresionantes paisajes filmados durante el ciclo de vida de un año entero en el delta del Okavango, sino que trata de contar varias historias que en realidad son una sola.

En él, entre otras, seguimos la vida de una leona que ha sido expulsada de su manada y debe apañárselas sola para crear la suya propia desde cero, una perra salvaje líder de una jauría de más de 20 miembros que se encuentra en mitad de un aparatoso embarazo y de una pequeña elefante que está aprendiendo a dar sus primeros pasos en el delta bajo la atenta mirada de la matriarca de la manada, una veterana elefante curtida en mil batallas que conoce cada centímetro de la tierra que pisa. Todas historias distintas y todas, en efecto, una misma historia.

Imagen promocional del documental de Netflix.

Esta habla de supervivencia, de naturaleza en estado puro y, cómo no, de la inexcusable importancia del agua en el delta y de cómo su ausencia está alterando para siempre la vida de todas las especies. No es una cuestión menor. Ya a finales de los 90, en una comunicación que todavía se puede consultar por internet, la europarlamentaria holandesa Leonie Van Bladel preguntó al Consejo Europeo si pensaba hacer algo para evitar que Namibia bombeara agua en el delta, como era entonces su intención habida cuenta de la escasez que ya se estaba empezando a percibir en la zona. Para evitar una solución que especialistas de todo el mundo valoraban como poco menos que disparatada, Van Bladel proponía que la UE concertara una reunión con los gobiernos de Namibia y Botsuana para tratar de buscar una solución conjunta más orgánica.

La cuestión ha tenido recorrido. El año pasado, una expedición de científicos culminó un viaje de 6 años por los ríos de Angola. Estos fueron a parar al delta, donde descubrieron más de una decena de especies animales al tiempo que denunciaron que los ríos del país no están todavía protegidos por la ley contra el tratamiento comercial, la deforestación y un tráfico de especies que está acabando con los perros salvajes que pueblan la región y con los extrañísimos grandes felinos nadadores que son una de las señas de identidad del Okavango.

Pero, sobre todo, el documental habla de la familia como el último bastión al que acudir cuando todo se nubla y a los más inexpertos no les queda más remedio que escuchar lo que tienen que decir los que ya se las saben casi todas. El verdadero ciclo de la vida, sin monarquías y sin canciones de Elton John.

El paraíso que sobrevive: un legado familiar está disponible en Netflix y es el antídoto ideal para quienes piensan que el amor incondicional ha de conducir necesariamente a cometer estupideces, cuando la realidad es que debería llevar exactamente a lo contrario. Para todos ellos el documental reserva una lección final: durarían un minuto en el delta del Okavango.



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