Demasiadas voces de Chernóbil - EL ÁGORA DIARIO

Demasiadas voces de Chernóbil

Demasiadas voces de Chernóbil

La tragedia de la central ucraniana, una rareza en la historia de la energía nuclear, se ha visto elevada a la categoría de objeto cultural de culto: documentales, series, videojuegos y libros convierten la catástrofe en mito


David Vázquez
Madrid | 3 diciembre, 2021


La segunda gran explosión de la central nuclear de Chernóbil se produjo en 2019. Ese año, el canal estadounidense HBO y el británico Sky terminaron de dar forma a Chernóbil, un proyecto anunciado un par de años antes. 

Este iba a consistir en una miniserie de cinco episodios que, según anunciaron entonces ambas productoras, iba a hacer un repaso dramatizado a las horas inmediatamente anteriores y posteriores al accidente que se produjo en 1986 en la central nuclear de Chernóbil, ocurrido en lo que hoy es el norte de Ucrania y entonces era la Unión Soviética, el país comunista que, más allá del muro, llevaba décadas librando con EEUU una más o menos callada Guerra Fría por la hegemonía económica y mundial.

Chernóbil es el peor accidente nuclear de la historia y uno de los peores desastres ambientales provocados por el hombre. En una inverosímil concatenación de errores, los operarios del reactor sobrecalentaron el núcleo en mitad de unas pruebas que, precisamente, querían evaluar la seguridad de la central. No era para menos. Chernóbil, explican los expertos, era una infraestructura particularmente inestable que, básicamente, generaba electricidad porque también podía hacerlo, pero cuya principal misión era proporcionar plutonio. Básicamente, era una fábrica de bombas nucleares de la que se extraía plutonio a medida que este se fabricaba.

Aunque las causas y las consecuencias del accidente todavía generan controversia, la última estimación dada por buena por la OMS y la ONU estima en 4.000 los fallecidos provocados por la explosión del reactor y la inmensa nube radioactiva que liberó la estructura una vez el techo que contenía el núcleo voló por los aires.. Entre ellos, destacan decenas de bomberos que, sin la menor protección, acudieron en mitad del desconcierto a apagar el fuego del reactor. En apenas unas horas, sin saberlo, se vieron expuestos a unos niveles masivos de radiación que estaban muy por encima de lo que puede tolerar el cuerpo humano. En apenas unos días, murieron.

Series, videojuegos y libros

A pesar de esta tragedia, o precisamente a causa de ella, la serie fue todo un éxito. Estrenada en mayo de 2019, Chernóbil, que contaba con un reparto encabezado por los actores Jared Harris, Stellan Skarsgard y Emily Watson, tardó poco en convencer a crítica y público. Recibió 19 nominaciones a los Emmy y se llevó el de mejor serie, mejor guion y mejor dirección. En HBO, los capítulos alcanzaron los 8 millones de espectadores y desbancaron a Juego de tronos

El estreno de la serie, sin embargo, también fue el pistoletazo de salida a una Chernobilmanía que sigue vigente. La última muestra la ofrece Chernobylite, un videojuego que toma la abandonada central de Prípiat como escenario de un shooter de supervivencia que presenta como elementos conductores el amor, la radiación y, sobre todo, fantasmas, muchos fantasmas, espectros más o menos sobrenaturales que son fruto del plutonio y el horror que se vivió en la central durante las fatídicas horas de 1986.

Chernóbil
Vista de la central abandonada de Chernóbil desde la localidad de Prípiat.

En 2015, solo un par de años antes de que HBO y Sky decidieran unir fuerzas para rescatar la historia de la central, la escritora y periodista bielorrusa Svetlana Alexiévich ganó el premio Nobel de Literatura. Buena parte de la culpa la tuvo Voces de Chernóbil, una extensa crónica que recoge a través de diversas voces la vida en los alrededores del inmenso sarcófago que recubre la central de Chernóbil tras el accidente.

Bajo la mirada de Alexiévich, presente y pasado se entremezclan en un relato que muestra hasta qué punto el accidente alteró para siempre la vida diaria de quienes vivían cerca de Prípiat. La serie de HBO y Sky toma como referencia el libro de Alexiévich de un modo tan evidente que, al saber que los productores no la habían incluido en los créditos, a la periodista no le quedó más remedio que reconocer que se encontraba “desconcertada”. El libro, por cierto, data de 1997. Parece también claro que, al recibir la bielorrusa el Nóbel en 2015, alguien en HBO o Sky se hizo con algún ejemplar.

El resto de la historia es un aluvión. Películas como Chernobyl: Abyss (el contraataque ruso a la serie de HBO); documentales como Chernóbil: 35 años después y amplísimos reportajes desde todos los puntos de vista imaginables de medios como la BBC despertaron una Chernobilmanía que, entre otras muchas cosas, llegó a poner de moda como destino turístico la abandonada ciudad de Prípiat.

Los otros Chernóbil

Pero el de Chernóbil no ha sido el único accidente nuclear de los últimos años. Apenas 7 años antes de la explosión de la central soviética, en Pensilvania, en el noreste de EEUU, la central nuclear de Three Mile Island sufrió una fusión parcial de su núcleo. De nuevo, una serie de errores concatenados de los operarios a la hora de identificar cuánto líquido refrigerante había en la central provocó un fallo en cadena. En esta ocasión, sin embargo, las medidas adicionales de contención de la radiación más o menos funcionaron.

Con todo, oenegés como Greenpeace han observado a través de estudios independientes llevados a cabo en los últimos años un aumento de los casos de leucemia y cáncer en la zona cercana a causa de la radiación emitida en el accidente  (se estima que unos 2,5 millones de curios de gas radioactivo). Las autoridades oficiales insisten, por otro lado, en que no hubo víctimas mortales porque la contención funcionó. Las cifras, en todo caso, están lejos de las que rodean el desastre de Chernóbil.

Mucho más conocido es el caso de Fukushima, ocasionado en 2011 por unos de los terremotos más fuertes que se recuerdan en Japón en los últimos años. Este ocasionó un inmenso tsunami de unos 11 metros que inundó una central que estaba preparada para resistir olas de hasta 6 metros, pero no más. Aunque se liberaron grandes cantidades de radiación al mar y las consecuencias económicas han sido más que notables, las autoridades no han observado grandes consecuencias en la población, que no se vio expuesta a unos niveles de radiación superiores a los que se pueden sufrir en un avión. 

Técnicos con trajes de protección junto a los tanques de almacenamiento de agua contaminada en Fukushima.

“Chernóbil es una anomalía, es el reactor nuclear menos comparable con los que existen hoy. Era un reactor inestable del que se extraía plutonio según se producía, cosa que hoy no se puede, por ejemplo. Es un accidente irreproducible en el resto de centrales nucleares que quedan en el mundo, incluidas las que hay en España. El diseño de los reactores, sencillamente, no permite que vuelva a pasar algo así”, explica al respecto Alfredo García, divulgador científico y operador en las centrales nucleares españolas de Ascó y Valdellós.

García, autor del libro La energía nuclear salvará el mundo (Planeta), recuerda además que la radiación que hay en el aire de Prípiat (otra cosa son, por ejemplo, los objetos metálicos donde se ha quedado esta adherida) no es mucho mayor que la que puede haber en ciudades como Madrid o Barcelona, y que cifras como los miles de años que tardará en recuperarse la naturaleza de la zona son, a su modo de ver, extendidos mitos: “Por norma general, el número de miles de años que se dice que duran las consecuencias es directamente proporcional al miedo que hay a la energía nuclear”.

Obsesión y mito

La pregunta, entonces, es clara. ¿Por qué, si fue una excepción, Chernóbil se ha convertido en la medida de todos los accidentes nucleares? ¿En qué momento se confundió el todo por la parte? ¿Por qué una tanto y las otras dos tan poco? ¿A qué responde el silencio cultural que gravita en torno a Three Mile Island y Fukushima en comparación con Chernóbil?

“En mi opinión, se debe al mito que se ha creado en torno al accidente de Chernóbil, alimentado por la situación política de la época y el oscurantismo con el que la URSS trató el tema desde el principio”, explica el respecto Gonzalo Jiménez, doctor en Tecnología Nuclear y profesor de este ámbito en la Universidad Politécnica de Madrid.

nuclear
Central nuclear de Cattenom, en el noreste de Francia.

La moda de Chernóbil, explica Jiménez, responde además a una tendencia que viene de lejos: “La energía nuclear siempre ha sido una fuente de inspiración para cómics, películas y videojuegos; recordemos el origen de los poderes de Spiderman o Hulk, por ejemplo. Los Simpsons recurren frecuentemente a la sátira y el esperpento para hablar sobre energía nuclear”.

Con todo, el experto hace un balance positivo de lo que ha supuesto la serie de HBO: “Refleja razonablemente bien la atmósfera del momento y el desarrollo del accidente. En general, creo que ha aumentado el interés de la gente por saber más sobre una tecnología que merece la pena conocer, ya que es una de las cumbres tecnológicas de la humanidad: obtener energía del núcleo atómico para hacer llegar electricidad a nuestros hogares”.



Se adhiere a los criterios de transparencia de

Archivado en:
Otras noticias destacadas