¿Puede el deporte mejorar el medio ambiente?

¿Puede el deporte mejorar el medio ambiente?

¿Puede el deporte mejorar el medio ambiente?

Los eventos deportivos generan un gran huella de carbono, pero también se están viendo cada vez más afectados por fenómenos extremos o por la contaminación. Hay muchos ejemplos como el mal estado de las aguas en las Olimpiadas de Río (2016) o las altas temperaturas que obligaron a retrasar los partidos de la Liga en 2020. Quizá por eso cada vez son más los rostros de deportistas que hacen causan de la conservación y de la lucha contra el cambio climático


Eva M. Rull | Especial para El Ágora
Madrid | 12 marzo, 2021

Tiempo de lectura: 7 min



Vergüenza no es sólo un documental. Detrás de este título se esconde el sentimiento de la surfista Garazi Sánchez cuando conoció los detalles particulares sobre el estado de los océanos y las consecuencias que en ellos tienen nuestra forma de vivir.

Fue durante un acto en el que coincidió con un naturalista del National Geographic. Después, decidió financiar este corto en el que cuenta su propia catarsis; la transformación de esa conciencia medioambiental apenas encontrada, en un cambio de hábitos con menos impacto. En su recorrido se rodeó de psicólogos, sociólogos y biólogos (que le asesoraron) y de decenas de niños. Con ellos ha compartido su vídeo y experiencia, sus dudas y sus ideas sobre los grandes retos medioambientales. En estas charlas que da por los coles, “hago de altavoz. Una surfista a los niños les resultar más atractivo que su profesor y esto se puede aprovechar a la hora de crear concienciación”, explica ella misma.

La surfista española Garazi Sánchez, comprometida con la protección de los océanos y que ha producido un documental sobre ello.
La surfista española Garazi Sánchez, comprometida con la protección de los océanos y que ha producido un documental sobre ello.

Como ella cada vez son más los deportistas que están haciendo causa a favor del medio ambiente. Empezando por la regatista española Theresa Zabell, que hace ya 20 años creó la fundación Ecomar. Con ella ha realizado decenas de campañas de recogidas de residuos por la playa (cada año retiran unas 10 toneladas) y llevado a cientos de aulas su mensaje conservacionista.

Otro deportista que ha sumado su voz es el corredor de montaña Killian Jornet, quien lanzaba hace escasos meses el proyecto Outdoor Friendly Pledge, una carta de valores para que los que atletas y organizadores de pruebas puedan convertir sus carreras en eventos más sostenibles. El corredor, demás de ser el mejor atleta de ultrarresistencia del mundo, ha medido la huella de carbono de su actividad.

A la nadadora artística Ona Carbonell es fácil encontrarla remangada en la orilla recogiendo basuras por las playas de Baleares. El aventurero Ignacio Dean también ha dedicado su segundo libro La llamada del Océano a compaginar su faceta como explorador profesional con la divulgación sobre el estado de los mares.

 

A la lista se suman decenas de perfiles más internacionales: por ejemplo el maratonista Elidu Kipchoge que cuando no entrena pasa su tiempo en el santuario Lewa Conservancy de Kenia. Otro, Yao Ming, ex  jugador chino de la NBA, quien dejó de comer sopa aleta de tiburón allá por 2006 y se dedicó a hacer campaña en contra del comercio ilegal de la vida silvestre.

Incluso al presidente de Estados Unidos, Joe Biden le ha salido una pequeña colaboradora deportista. Bueno más que una colaboración espontánea, parece que Biden le ha pedido a la joven tenista de mesa británica y activista Anna Hursey ayuda en la lucha contra el cambio climático, según publica AFP.

El fondista y corredor de montaña Killian Jornet, que promueve una fundación para la protección del medio ambiente. | FOTO: Pep Cuberes
El fondista y corredor de montaña Killian Jornet, que promueve una fundación para la protección del medio ambiente. | FOTO: Pep Cuberes

Los deportistas como usuarios son los primeros beneficiados de la buena conservación del medio ambiente. De hecho, en los últimos años los eventos extremos o la contaminación han puesto en peligro más de una cita deportiva.

Por ejemplo, el maratón de Nueva york de 2012 se canceló por el huracán Sandy. En 2019, el tifón Hagibis, considerado como la tormenta más poderosa que azotó Japón en décadas, obligó a anular varios partidos de la copa del mundo de rugby. “El mismo tifón alteró el Gran Premio de Fórmula 1, en el circuito de Suzuka. Desde 2010, los partidos de criquet, cuya disputa puede durar días, se han tenido que acortar hasta un 25% en Inglaterra y Gales a causa de la lluvia que deja impracticables los terrenos de juego”, cuenta en un amplio reportaje El Periódico.

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Entrevista a Killian Jornet

Hemos visto sufrir a los maratonistas en Doha en el mundial de atletismo, a los esquiadores preocupados por el futuro de sus pruebas de montaña o el estado de las aguas previo a la celebración de los JJ OO de Río de Janeiro.

Diversos estudios alertaban de la presencia de superbacterias o de mosquitos transmisores del Zika. Incluso el año pasado los partidos de Liga, atrasados por la pandemia, se jugaron casi de noche para evitar temperaturas por encima de los 32 grados. Y no es solo eso. “Esta mañana oí en la radio que se recomendaba a la gente no hacer deporte al aire libre por la alta contaminación. Los deportistas ante todo somos ciudadanos y el deporte de lo que menos trata es de medallas. Va más sobre los valores que hay detrás”, dice Garazi Sánchez.

Impacto del tifón Hagibis en Japón, próxima sede los Juegos Olímpicos FOTO Kathy Matsumami
Impacto del tifón Hagibis en Japón, próxima sede los Juegos Olímpicos. | FOTO Kathy Matsumami

Desde luego si hay una institución deportiva que represente los valores es el Olimpismo. Su lema es Citius, Altius, Fortius. Es decir, más rápido, más alto, más fuerte y… ¿cada vez más sostenible? Eso parece, ya que el Comité Olímpico Español, el Ministerio para la Transición Ecológica y de Cultura y Deporte han puesto en marcha recientemente un protocolo para cooperar en medio ambiente y sostenibilidad en el deporte y eventos deportivos en España.

Los valores del olimpismo tiene que ver con la realización del ser humano en todas sus facetas, desde el educativo al cultural y al disfrute de un entorno saludable. Además, el deporte es un gran altavoz para lanzar el mensaje de la sostenibilidad”, explica Manuel Parga Landa, portavoz del COE. Se trata de seis líneas de actuación estratégica: salud y bienestar, eficiencia energética, movilidad sostenible, gestión de residuos y economía circular, transformación digital e igualdad de género y educación.

«El Comité Olímpico Español quiere dar el salto al autoconsumo solar para cubrir sus necesidades energéticas»

La idea es poner en marcha una serie de proyectos y medidas concretas (bajo el lema de que la mejor huella es la que no se deja), aunque bastante antes de la firma del acuerdo, el olimpismo español ya daba pasos en pro de la sostenibilidad y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

“Hemos reducido nuestra huella de carbono en el día a día de nuestra actividad con la contratación de energía de origen renovable. Con esto ahorramos anualmente 160 toneladas de CO2 a la atmósfera”, explica Parga. Ahora, además, quieren dar el salto al autoconsumo solar para cubrir sus necesidades energéticas. También fueron el primer comité nacional que eliminó las botellas de plástico y cambiado la movilidad con coches híbridos.

Cuentan con diferentes convenios de colaboración con partners privados del sector del transporte para reducir la huella de los traslados en lo posible y cuando no se pueden evitar emisiones, lanzan programas de compensación a través de proyectos de reforestación. También tienen programas de igualdad de género, talleres de formación para futuros técnicos en sostenibilidad y colaboran con la Universidad Católica de Murcia en un proyecto de investigación científica en el Mar Menor. “Sus aguas sufren de eutrofización desde hace años, pero también son punto de entrenamiento para disciplinas como la vela o el piragüismo”, dice Parga.

Deportista corriendo con mascarilla. | FOTO: TuiPhotoEngineer
Deportista corriendo con mascarilla. | FOTO: TuiPhotoEngineer

La huella de los eventos deportivos

Antes de la pandemia, el diario AS publicaba un reportaje en el que afirmaba que tras los mundiales de fútbol de Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018, los estadios que tantas victorias e imágenes para el recuerdo nos han dejado, languidecían prácticamente sin uso. Campos en ruinas y gradas vacías son la fotografía más habitual entre las 34 sedes que suman los estadios de Sudáfrica, Brasil y Rusia, que alcanzaron un coste de 11.165 millones de euros”.

El movimiento olímpico es consciente de que su talón de Aquiles está justo en su evento más representativo. La huella de carbono de las Olimpiadas de Tokyo 2020 se estima en 2,73 millones de toneladas, según publica su Comité Organizador en el Informe preliminar sobre Sostenibilidad, a pesar de que el 100% de la energía eléctrica que usarán cuando se celebren, que no está muy clara la fecha, sea renovable.

“En 2013 con el cambio de presidencia en el Comité Olímpico Internacional, el olimpismo quiso alinearse con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (a partir de 2015 se transformaron en los ODS) y creó la Agenda 2020. Consistía en 40 recomendaciones (a las que en 2021 se suman otras 15) alineadas con los de la ONU.

Para los Juegos de Río de Janeiro de 2016 no dio tiempo a aplicar nada porque la agenda se dio a conocer poco antes, pero en Tokio ya se están dando pasos importantes como la compensación de la huella de carbono de todos los viajes de las diferentes delegaciones nacionales a través de programas de reforestación”, dice Parga. Y para evitar problemas como el de los estadios, en los próximos JJ OO de París 2024 (que además aspira a ser la primera Olimpiada neutra en carbono), el 90% de las infraestructuras que se usarán serán temporales o ya existentes.

Reducir la huella ambiental de los grandes eventos deportivos es un interés de muchas entidades. | FOTO: Piotr Piatrouski
Reducir la huella ambiental de los grandes eventos deportivos es un interés de muchas entidades. | FOTO: Piotr Piatrouski

Replicar el modelo

EL COE es el primer comité nacional que firmó el acuerdo Sports For Climate Action de la ONU, un conjunto de acciones que además permiten a un entidad o evento certificarse como Entidad o Evento Deportivo Sostenible (certifica Bureau Veritas).

El COE ya cuenta con este sello y quiere que el resto de organismos privados o públicos de España sigan sus pasos. “Tenemos un acuerdo con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), para impulsar este sello de evento sostenible a todos las localidades de España. A lo largo de 2021 queremos sacar unos estándares que se pueda replicar en cualquier sitio y organización”, explica el portavoz del COE.

Ahora están inmersos en calcular la huella de carbono de cada actividad que tiene que ver con el deporte, desde los vuelos o el consumo de energía de las oficinas a lo que supone que un día un empleado coja un cabify o lo que se pierde cuando un ordenador se queda encendido. Todo este conocimiento servirá para ayudar a los municipios y otros organizadores de eventos deportivos a reducir su impacto medioambiental con medidas concretas.



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