Brihuega es una localidad de 2.500 habitantes, entre la cabecera de comarca y sus 13 pedanías, que se encuentra situada en el corazón de La Alcarria, en la provincia de Guadalajara (Castilla-La Mancha). En 1973 fue declarado Conjunto Monumental Histórico Artístico por su riqueza arquitectónica y por la importancia que ha tenido a lo largo de la historia.
El río Tajuña recorre el terreno, creando una natural alternancia de páramos y valles fértiles, donde se mezclan los bosques de encinas y quejigares con agricultura de secano. También se dan cultivos de plantas aromáticas como tomillo, salvia, espliego o lavanda.
De hecho, precisamente los campos de lavanda que ocupan actualmente más de 1.000 hectáreas se han convertido en un potente motor económico y un atractivo turístico por su floración espectacular durante el mes de julio. Para hacernos una idea, una hectárea es, aproximadamente, un campo y medio de fútbol. El color malva tiñe los campos y el mismo pueblo de Brihuega, donde esa tonalidad inunda las calles, los balcones incluso los tenderetes que se instalan en su población, ofreciendo la gran variedad de productos obtenidos con los aceites esenciales de la lavanda destilada.


El origen de este cultivo se debe a la pasión, el esfuerzo y la valentía de tres personas, Javier, Andrés y Ángel Corral, tres hermanos agricultores con un espíritu emprendedor inquebrantable. En los años 60, Álvaro Mayoral, un joven maestro de Brihuega se fue de vacaciones a Francia, y recorrió la Provenza en verano, enamorándose del color, el aroma y de las grandes extensiones de este cultivo. Tanto le gustó que se trajo unos esquejes de esa planta. Años más tarde, Andrés Corral, un agricultor de La Alcarria, ante la feroz competencia existente y, una tendencia sostenida a la baja del cereal en la zona decidió cambiar de producto cultivado. Tras estudiar varios candidatos como el pistacho o la almendra, incluso la trufa, observó que la altura respecto al mar, el clima de La Alcarria y su propio suelo eran los idóneos para la vida del espliego (Lavandula latiflia), por lo que se decantó por esta planta. Y Emilio Valeros, perfumista que trabajó durante más de 30 años para Loewe, apoyó esta decisión, con vistas a la gran utilidad de esta planta. Los tres decidieron invertir en este producto, destinando en un principio, 600 hectáreas.


Sara Corral es una de las hijas de Andrés. “Provengo de familia de agricultores, ya que mis abuelos, mis padres o mis tíos siempre se han dedicado al campo”. El padre de Sara murió en 2016, víctima de un cáncer, pero su vida siempre fue el campo, La Alcarria y trabajar y emprender por y para el beneficio de su familia y su pueblo. De hecho, una forma de honrar su memoria es La Carrera por la Lavanda contra el Cáncer, que reúne hasta a 800 corredores y lo recaudado se dona para la investigación de esta enfermedad.
Variedad de plantas
Dentro del género botánico llamado técnicamente Lavanda, existen multitud de especies y variedades conocidas por sus nombres coloquiales o científicos, como la lavanda, el espliego, la lavándula dentata, la latifolia… cada una con una floración e intensidad de sus aceites distinta.
El proceso de cultivo: se cogen los esquejes, se plantan individualmente y se cuidan con mucho mimo en viveros, muy atentos a su crecimiento, durante ocho meses. A partir de entonces, se introducen en los campos, donde están cuatro años sin dar productividad. A partir de entonces es cuando comienzan a generar la flor de donde se extraen los aceites esenciales de lavanda.
Esta planta arbustiva va creciendo y vive unos 15 o 16 años, aunque si se la cuida con esmero, y se introduce personal que trabaje a mano, quitando las malas hierbas, alternándolo con los trabajos con maquinaria rutinarios, su duración se puede alargar hasta los 18 años. Su floración se produce durante todo el mes de julio, y su recolecta comienza a finales de julio o principios de agosto, cuando la flor pierde su tono malva y adopta uno grisáceo. «Pero este año, por primera vez en nuestra vida como agricultores, hemos empezado a cosechar el 7 de julio, día de San Fermín, debido a la ola de calor que sufrimos en junio y que ha adelantado la floración», afirma Sara.


El proceso de destilación comienza en el propio campo, con la cosechadora de tres surcos segando la espiga de la planta en paralelo con el remolque del contenedor. Las cosechadoras modernas pican la espiga con la flor. La destilación debe realizarse lo más inmediatamente posible tras la cosecha, para no perder cantidad de esencia y evitar fermentaciones.
Una campana o tapa colgante corredera cierra herméticamente los dos contenedores con los que se trabajan a la vez, en donde caben entre 6.000 y 7.000 kilos de flor. Gracias al arrastre de las moléculas aromáticas por el vapor caliente, comienza el proceso de destilación. La corriente de vapor circula por un serpentín, donde se refrigera y tiene lugar la condensación. Así, el vaso florentino, previa decantación por diferencia de densidades, separa el agua del aceite, obteniendo los aceites esenciales, completamente ecológicos y puros, reutilizando el agua con una clara tendencia a la economía circular, sin generar residuos.
De cada contenedor salen de media 90 kilos de esencia (como dato curioso, señalar que la esencia se mide en kilos, no en litros), pero oscila mucho dependiendo de la variedad (alrededor de 40 kilos la lavanda fina y 120 kilos el lavandín Groso). El proceso completo tiene una duración aproximada de dos horas y suelen destilarse al mismo tiempo los dos contenedores. El producto resultante se envasa y comercializa a países, como Francia, Alemania, Estados Unidos o Suiza.
Según las variedades, estos aceites extraídos se utilizan en multitud de procesos: para alta perfumería, uso farmacéutico, veterinaria, cosmética, ambientadores…


Usos de la lavanda
«Los tres grandes beneficios protagonistas de la esencia son: ambientador, relajante e insecticida», asegura Sara. De hecho, nos indica el modo de utilizarlos: «Tres gotitas en un pañuelo doblado debajo de la almohada ayuda a conciliar un sueño mucho más plácido. Si no es demasiado intenso, también se puede aplicar una gota en cada sien al acostarse. Tres gotas en el aceite o crema corporal que se utilice habitualmente después del baño ayuda con la circulación y produce un efecto relajante. Tres gotas en un barreño con agua fría ayuda a los pies cansados o inflamados. En el cubo de la fregona, ayuda a aromatizar la casa (pero nunca en suelo de madera). Y a modo de prevención de insectos, incluso en las mascotas, con una o dos gotas detrás de las orejas o en el propio collar».


Sara es socia de la destilería Intercova Aromáticas SL. Francia es uno de los principales compradores de lavanda. El diseño del recinto, incluso de la maquinaria, ha sido creado y fabricado en España, un hecho que ha provocado el interés de otros productores extranjeros, que la visitan cada año para imitar su producción.
También es socia trabajadora de «Aromas de la Alcarria», formada por tres mujeres emprendedoras, Carmina, Guadalupe y Belén, esposas de los hermanos Corral, donde todos los productos están creados de modo artesanal. Todo se cultiva y se procesa en Brihuega.
Durante el mes de julio, cuando se produce la floración, y el aroma invade toda La Alcarria, se realiza el Festival de la Lavanda, con multitud de actividades, todas relacionadas con este producto. Conciertos, visitas guiadas, viajes en globo o incluso observación de astronomía entre muchas otras. Para ello, se recomienda ir vestido de blanco y contemplar la puesta de sol, entre los campos teñidos de morado, mientras se escucha música al aire libre. Al final de los conciertos, los asistentes disfrutan de una cena de gala diseñada por un chef reconocido.
