En el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso se celebra al agua como en ningún otro sitio de Patrimonio Nacional. Durante el verano -y en ocasiones parte de la primavera tardía- el lugar ofrece un espectáculo impresionante: el funcionamiento de algunas de las 21 extravagantes fuentes que adornan los jardines. Este especial acontecimiento, que no tiene un calendario fijo ya que depende de las lluvias de cada primavera, se puede presenciar gracias a un sistema antiguo de depósito que recoge reservas pluviales obtenidas durante la primavera. Esta reserva acuífera (apodada “El Mar”) y la pendiente natural del lugar proveen la presión y agua necesarios para que se puedan disfrutar sin culpa de los caprichos que Felipe V construyó.
El primer rey de la dinastía borbónica en España se enamoró del lugar cuando visitó el antiguo convento de los Jerónimos a los pies de la sierra de Guadarrama. En 1720 Felipe V adquirió el paraje en el que se sitúa la Granja de San Ildefonso. Encomendó las obras del palacio a Teodoro Ardemans y las de los jardines a René Carlier. Un paseo por el jardín provoca un inevitable deja vu, ya que el parecido con Versalles es palpable y no es coincidencia. Felipe V, Duque de Anjou, fue criado en el famoso palacio francés y se dice que a su llegada a España echaba de menos el lujo de Versalles. Aunque a menor escala, La Granja de San Ildefonso se construyó con una fuerte inspiración provista por aquel sitio.
Este palacio fue el gran capricho del monarca ,ya que planeaba retirarse ahí cuando abdicara. Sin embargo, la prematura muerte de su heredero no dejó al Rey disfrutar de su jubilación en el paradisiaco lugar. Esto no detuvo al monarca, ya que mandaría construir jardines con parterres afrancesados adornados con fuentes monumentales. Cada una de estas obras de arte tiene temáticas que remiten a las mitologías greco romanas, una característica propia del siglo XVIII.
Unas fuentes de ensueño
El proyecto soñado de Felipe V es, hasta el día de hoy, un palacio idóneo para disfrutar durante el verano y en gran parte esto se debe a sus fuentes. Si bien en casi todos los palacios podemos encontrar estos adornos en los jardines, las de la Granja de San Ildefonso son especiales debido a su gran dimensión y detalle. La entrada para ver las fuentes no incluye visita al edificio, pero el visitante queda satisfecho. El sol veraniego baña las frondosas 41 hectáreas que conforman el lugar, que debido a la altitud y localización a los pies de la sierra de Guadarrama, resulta un paseo muy agradable.


Los encargados del lugar señalan al visitante el comienzo del recorrido, en el que a punto de las 17:30 se enciende la primera fuente. Aunque no se encuentran prendidas todas simultáneamente, los tamaños y detalles de cada monumento resultan llamativos. La fuente de los Baños de Diana es tan impresionante, que según la leyenda, al verla en funcionamiento el Rey dijo que la visión era lo más divertido que había presenciado en su vida… menos mal que era así, ya que esa sola obra costó tres millones de reales.
No todo es tan desmesurado. Las fuentes de las Ocho Calles, por ejemplo, no son muy grandes, pero cada una es distinta con figuras que representan dioses o personajes mitológicos, por lo que durante los minutos que se encienden, cautivan por cuenta propia. Pero la tónica es la búsqueda de la grandiosidad: la Fuente de Andrómeda expide un chorro de 37 metros así que a los visitantes se les sugiere guardar distancia a menos de que quieran recibir un buen baño. La de las Ranas, que ofrece el espectáculo más juguetón (ya que tiene 60 surtidores que emanan agua), es una coregrafía de chorros que parece un baile. La de la Fama, incluida entre los 8 monumentos acuáticos más vistosos en el listado de Ágora Diario, es una obra de arte alegórica digna de presenciarse.
Acontecimiento íntimo
Debido al aforo limitado a causa de la pandemia no hay demasiada gente y el evento se siente como un acontecimiento bastante íntimo. Los niños podrán disfrutar del paseo y las inevitables gotas que el viento acarrea para refrescar el ambiente. Los amantes de la fotografía tendrán también la oportunidad de capturar imágenes dignas de postal ya que, con la visita, es fácil imaginarse cómo se sentía Felipe V al pasear por sus adorados jardines.


El Palacio Real de la Granja de San Ildefonso está ubicado a 80 kilómetros de Madrid, en la provincia de Segovia. Para presenciar el espectáculo acuífero es necesario reservar entradas para las fuentes a través de la web. En 2021 están programadas para funcionar a las 17:30 los miércoles, sábados y domingos del 30 de mayo hasta el 25 de agosto. Los días 30 de mayo (San Fernando), 25 de julio (Fiesta de Santiago) y el 25 de agosto (Fiesta de San Luis) todas las fuentes están en funcionamiento.
Las demás fechas el espectáculo se divide en dos grupos de cuatro fuentes que se encienden durante 15 minutos. El calendario de las mismas se puede consultar en la página web del sitio. Tras el espectáculo, los visitantes pueden disfrutar de los jardines libremente. El costo de la entrada general es de 4 euros y se recomienda llegar un poco antes de las 17:30 para no perderse una sola gota del acontecimiento.
