A lo largo de la historia de España el agua ha sido la clave para construir ciudades y decidir los enclaves de poder a lo largo de la península. Romanos, árabes y cristianos construyeron fuentes, termas, embalses y monumentos para celebrar la presencia del líquido vital.
Con 34 ríos principales y una costa de más de 8.000 kilómetros, la historia del territorio español se entreteje invariablemente con la presencia del agua. Sin ir más lejos en el frontspicio del Congreso de los Diputados destacan las figuras de Neptuno (el Dios romano de los océanos), con un niño en brazos que simboliza el río Ebro. El significado es claro: gracias al agua en España la agricultura, el comercio y la pesca son posibles. Es por ello que innumerables monumentos y sitios hacen referencia a la riqueza hidrológica del país.
El agua no solamente servía como sustento, si no que era valorada casi tanto como el oro. Los romanos, por ejemplo, llamaban a las aguas termales aquis aurienses (aguas de oro) y las legiones construyeron asentamientos en España entorno a este preciado bien. Estos sitios sirvieron no solo para aprovechar las cualidades medicinales de las termas, sino también como centros lúdicos que perduran hasta nuestros días. Y sus sucesores, ya fueran visigodos, árabes o cristianos, continuaron celebrando el agua con baños, fuentes y esculturas.
Este 18 de abril se celebra el Día Mundial de los Monumentos y Sitios, por lo que con ese motivo hemos recopilado un listado de los lugares en España que celebran y recuerdan que el agua es vida. Aunque sabemos que por el momento la movilidad está restringida y el turismo no es posible, confiamos en que para el verano sea posible visitar estos lugares.
Jameos del Agua, Lanzarote


“Jameo” es un vocablo aborigen para designar a un tubo inundado de agua. Las culturas originarias de la isla llamaban así al peculiar túnel de seis kilómetros que se formó tras las erupciones del Volcán de la Corona. La singular formación geológica dio pie a que se formara un lago interior en Lanzarote, creado debido a las filtraciones del agua marina proveniente de la cercana costa.
Al recorrer la cueva de Jameos del Agua es inevitable sentir que uno se encuentra en una bóveda de catedral inundada. La piedra volcánica de color negro encapsula el cuerpo acuático de agua cristalina y, en un punto del recorrido, un haz de luz ilumina la maravilla natural. Actualmente, el escarpado túnel alberga un jardín e incluso una sala de conciertos en su interior. Estos espacios fueron obra del artista y arquitecto César Manrique, quien en 1966 decidió intervenir esta maravilla natural para mayor deleite de los visitantes.
Embalse de Proserpina, Mérida


Un año antes del nacimiento de Cristo ya existían embalses de agua en España, como el que los romanos asentados en Hispania construyeron en el río Guadiana. Hoy en día su buen estado de conservación lo convierte en uno de los sitios que conforman el conjunto arqueológico de Mérida que es Patrimonio de la Humanidad desde 1993.
El embalse de Proserpina tenía como objetivo suministrar agua a la ciudad romana de Augusta Emerita por medio del acueducto de Los Milagros. Hoy en día es un espacio de recreo abierto al público que sirve como testimonio de la importancia de los embalses a lo largo de la historia. Además de ser el sitio perfecto para refrescarse en el agua tras visitar el sitio arqueológico durante el verano.
Fuente de la Fama, Segovia


En los jardines del Palacio Real de La Granja de San Ildefonso (Segovia) existen 26 fuentes monumentales, la gran mayoría creadas por escultores franceses y de temática mitológica. De entre las fuentes, que solo están simultáneamente en funcionamiento tres veces al año, destaca la Fuente de la Fama, un monumento en los jardines del Real Sitio que llama la atención del visitante no solo por su belleza, sino porque su peculiar composición parece una puesta en escena teatral.
En concreto, en el centro de la fuente se puede ver a Fama, divinidad romana de los rumores, los cotilleos y el éxito, tocar la trompeta desde el lomo de Pegaso: del instrumento emana un chorro que alcanza los 47 metros de altura. La Ignorancia y la Envidia caen vencidos a sus pies. A la escultura principal la rodea un estanque circular con otras esculturas celebrando la victoria de la Fama.
Fuentes Termales de As Burgas, Ourense


Hace dos mil años los romanos erigieron termas a lo largo del territorio español, que ellos conocían como Hispania. En el corazón de la ciudad gallega brotan aguas de 60 grados centígrados y gracias a un esfuerzo de recuperación, hoy en día se pueden aún disfrutar sus aguas, cuyas supuestas propiedades medicinales alababan los romanos.
Las fuentes que se pueden visitar, conocidas como As Burgas, pertenecen a los siglos XVII y XIX y son desde 2007 un Sitio de Interés Cultural.
Baño árabe de Alhama, Granada


A 2,5 kilómetros de Alhama, a orillas del río se encuentran los baños en un enclave natural bellísimo. El lugar fue usado desde el siglo XIII por árabes como sitio de reunión y descanso. Personajes de la corte Nazarí iban a los baños para relajarse, y de hecho su fama como sitio de ocio fue relatada por el escritor Ibn Batuta cuando corría el año 1350.
Actualmente hay tres piscinas de acceso gratuito, con temperaturas que alcanzan los 40 grados centígrados y cuya agua tiene propiedades medicinales. El lugar se encuentra a menos de una hora de Granada y permite al visitante sumergirse en pozas rodeadas de un frondoso bosque.
Fuente del Ángel Caído, Madrid


La Fuente del Ángel Caído es uno de los monumentos acuáticos más famosos de la capital y se encuentra en el parque del Retiro. El ángel caído, Lucifer, se puede ver en lo alto de la fuente y es obra del escultor Ricardo Bellver. La escultura formó parte de la exposición española en la Feria de París de 1878.
El monumento, que es uno de los pocos en el mundo que aluden a Lucifer, está rodeado de una gran leyenda que dice que la escultura se encuentra justamente a 666 metros de altura sobre el nivel del mar y que ha sido testigo de ritos satánicos a lo largo de su historia. El pilar de granito que sostiene la obra tiene unas caretas con rostros diabólicos de las cuales emanan chorros de agua.
Peine del Viento, Gipuzkoa


La escultura de Eduardo Chillida en San Sebastián no es una fuente ni un sitio, pero el conjunto de esculturas a orillas del mar Cantábrico es una celebración al agua. El acero incrustado en las piedras incorpora al viento y al agua como elementos para ser una obra en movimiento.
El Peine del Viento recuerda el poderío del mar, ya que remite a un naufragio. Sus formas, constantemente embestidas por el oleaje en la playa de Ondarreta, lo hacen un sitio memorable desde su inauguración en 1976. Su existencia perdería todo significado si no fuera por el agua que le rodea, que además, brinda al metal de textura y vida marina.
Acueducto de Segovia


El acueducto de Segovia es otra de las maravillas arquitectónicas que los romanos dejaron tras de sí en España, evidenciando la importancia que el líquido elemento tenía para esta civilización de la Antigüedad. Hecho con granito, el acueducto todavía es funcional y resalta en la ciudad por su altura (28 metros). Conformado por 167 arcos, el acueducto suministraba de agua proveniente de la Sierra de Guadarrama a Segovia.
Esta obra de ingeniería romana tenía originalmente 15 kilómetros de extensión y su excelente conservación le ha valido el ser Patrimonio de la Humanidad desde 1985.
