El plástico es su actual desvelo. Marta Sanmamed (Madrid, 1969) es una artista que desde hace más de una década trabaja en obras con conciencia ambiental. Llegó al upcycling (o supra-reciclaje) para transformar los residuos en algo de mayor valor; así creó instalaciones como El árbol de Pedro (2005), Press Play (2005) o El quinto deseo del agua (2006).
Desde el año 2016 aplica su técnica knotyknot (nudo a nudo) en su serie de Giardinos (jardines). También escribe: de la mano de su personaje Magela se ha internado en mares donde ha descubierto islas de plástico que la han llevado a desarrollar sus novelas de aventuras sostenibles para todas las edades. Y ahora se ha abocado a difundir los preceptos de un nuevo movimiento, al que ha dado en llamar Residualismo, y que sienta sus reales sobre el “residuo aséptico no orgánico”.
Lo que posiblemente la historia del futuro contará es que el 1 de mayo de 2020, en pleno aislamiento sanitario, Sanmamed lanzó un manifiesto con la intención de declarar una cruzada contra el despilfarro, que es un elogio al residuo: «Desde un nuevo renacimiento, proclamamos que el residuo como concepto es interdisciplinar, transversal e invasor en todas la facetas de nuestra vida, por lo que planteamos la defensa de un nuevo ismo en el arte del siglo XXI: el Residualismo”.
«Marta Sanmamed lanza un manifiesto con la intención de declarar una cruzada contra el derroche, que es un elogio al residuo»


El manifiesto del Residualismo se está dando a conocer en estos días especiales de desconfinamiento, en los se percibe una mejor sensibilidad para resetear conductas, a fin de conseguir la mayor cantidad de firmas posible y convertirlo en un instrumento inclusivo, en la senda de una vida armónica con el entorno natural. En uno de sus párrafos, el documento declara que “la epifanía de este movimiento se materializa desde el recogimiento, no desde el confinamiento, en una situación tensa y dolorosa en la que algunos artistas hemos llegado a considerar nuestra propia obra como desecho y nuestro quehacer artístico como ordinario y prescindible”.
Sobre sus objetivos, en este particular momento, hablamos con la artista:
P: Esta pandemia y el miedo asociado nos dejarán tapizados en plástico. Hemos retrocedido varios años en la campaña de disminución de envases y la conciencia sobre el valor de reducirlos (y seguiremos con más guantes y bolsas por un cierto tiempo). ¿Cuánto arte hará falta para reutilizar estos restos de packaging?
R: La clave es mantener el equilibrio. Llevamos décadas siendo una sociedad plastificada y adicta al ‘usar y tirar’, pero eso no significa que estemos desahuciados. El cambio climático es una amenaza real y encontraremos el camino donde los fabricantes, consumidores y las empresas que gestionan los residuos nos pongamos de acuerdo. Dudo que el arte sea capaz de arreglar tanto sinsentido pero este interludio nos está invitando a respirar, a repensar y a trabajar unidos para que la amenaza de un inminente colapso planetario sea solucionada de manera colaborativa.
“Ya no nos quedan alfombras bajo las que esconder tanta basura”
P: Decís que lo vuestro no es solo reutilización, pero ¿cuál es la propuesta para elevar el espíritu del concepto del ‘upcycling’?
R: La premisa del Residualismo es crear a partir del residuo pero sin generar mayor residuo. Eso implica que las obras carecen de obsolescencia y nacen con la firme intención de permanecer en el tiempo. Admiramos y respetamos a los artistas que nos precedieron y que en su momento recurrieron a la reutilización de materiales y soportes para la creación de sus obras, reconociendo que existe una conexión con el dadaísmo y los movimientos surgidos a partir de los años cincuenta, el Junk Art, el Arte Povera, el Nuevo Realismo y su más reciente expresión en el Upcycled Art, con los que mantenemos algunos puntos de unión. Nosotros sublimamos artísticamente ese residuo que conscientemente no es eliminado, que intrínsecamente es amado y estéticamente es apreciado, tras una intensa reflexión.


David Esteban Cubero
P ¿Quiénes son los artistas-faro contemporáneos en vuestro ámbito ‘residual’?
R: No creo que este movimiento necesite faros, ni siquiera al redactarlo yo me considero como tal. Es un movimiento de libre suscripción para aquellos y aquellas que se sientan identificados. Somos creadores y pensadores disruptivos, pero no ambicionamos un reconocimiento social ni pretendemos ser líderes de un arte moderno, novedoso, atrevido, transgresor o rupturista. Somos, más bien, los obligados intérpretes de la naturaleza abrumada por el exceso de desechos industriales y su alto poder contaminante.
“Queremos aprovechar el sobrante y convertirlo en el punto de apoyo de un nuevo orden estético”
P: Proponéis exponer la miseria, quizá en línea con la idea de mostrar la propia vulnerabilidad y promover los cuidados…
R: Reivindicamos la belleza, la armonía y el equilibrio como fin último del arte, pero es cierto que ya no nos quedan alfombras bajo las que esconder tanta basura. Las imágenes de las bolsas en los océanos se han actualizado estos días con las fotos de guantes y mascarillas tirados en cualquier lugar… Incívicos los habrá siempre, pero también hay una gran parte de la sociedad consciente, compasiva, honesta, agradecida y respetuosa con la naturaleza.
P: ¿Qué acciones prácticas contempla el manifiesto en esta nueva actualidad post-apocalíptica?
R: El Residualismo requiere de un lenguaje expresivo radicalmente distinto, que genere un gran cambio cultural, ambiental, emocional y sociológico, con mayores responsabilidades individuales y comunitarias. ¿Sabías que también se le llama “residuo” al resultado “sobrante” en una operación aritmética inexacta? Nosotros aprovechamos ese sobrante y lo convertimos en el punto de apoyo de un nuevo orden estético. Este movimiento es libre y universal; por eso está abierto no solo a los artistas sino a la sociedad en su conjunto para que lo firme, suscriba y comparta, dignificando una creatividad dirigida a la preservación de nuestro ecosistema.