¿Por qué nos encanta pasear por una playa o un lago, o escuchar el sonido del agua, de la brisa o de las aves? Porque nos hace sentir mejor. Y no solo es una sensación subjetiva. La evidencia científica actual sugiere que la exposición a los espacios azules beneficiaría nuestra salud mental y bienestar, además de incrementar nuestra actividad física. Los científicos recomiendan darse un “baño azul” siguiendo las terapias de los “baños de bosque».
Estar en contacto con la “naturaleza azul” (playas, mares, lagos) beneficia nuestra salud física y mental, como señalan varias investigaciones científicas. Un estudio de la revista International Journal of Hygiene and Environmental Health de 2017 revisaba la literatura científica sobre esta cuestión. Publicado por Mireia Gascón y Cristina Vert, investigadoras del Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal), junto a otros científicos, concluía que estar en contacto con los espacios naturales azules reduce el estrés, promueve la actividad física y las relaciones sociales y, por tanto, tendría el potencial de mejorar la salud humana y el bienestar físico y mental.
Ahora bien, ¿algún espacio azul es más beneficioso que otro? Un estudio publicado en 2018 en la revista Marine Policy y realizado en Reino Unido identificaba la playa y otros entornos costeros como los espacios más visitados, en comparación con espacios azules de zonas interiores, como lagos o ríos.
Aun así, Vert reconoce que todavía hay pocos estudios y, por tanto, es difícil entrar en el detalle: “estos resultados pueden variar en función de la región donde se hace esta pregunta. La disponibilidad, acceso y calidad de los diferentes tipos de espacios azules determinará el uso que se haga de éstos”.
Estas investigaciones también podrían servir para demostrar la importancia de conservar y recuperar espacios naturales, en este caso azules, en zonas urbanas y periurbanas. Cada vez más población vive en las ciudades, y su salud y bienestar podría beneficiarse del buen estado de estos ecosistemas.
Dos estudios publicados en 2019 por el equipo de Vert ha evaluado los efectos en la salud relacionados con una intervención realizada en el río Besós, en una zona del Área Metropolitana de Barcelona. Se dio acceso a la orilla del río a peatones y ciclistas, y se rehabilitó la zona desde un punto de vista ambiental y urbanístico. Vert explica que “entre los usuarios estimamos una reducción anual de 7 casos de mortalidad, y de 6 casos de enfermedades. Esto también repercute en un ahorro en los costes del sistema sanitario. Todo esto debido al incremento de la actividad física. En otro estudio observamos que, después de la intervención, había un aumento del número de usuarios, pero en este caso no observamos un aumento de los niveles de actividad física. Ahora bien, estimamos un aumento de las interacciones sociales, lo que tiene un impacto positivo para la salud mental y el bienestar de la población”.
Baños azules como terapia para mejorar nuestra salud
El concepto “baños de bosque” nació en Japón en 1982 – allí se le conoce como Shinrin-yoku – y consiste en realizar una inmersión en una zona de bosque prestando atención a las sensaciones que se experimentan. Esta “terapia forestal” presenta varios beneficios para la salud, como el incremento de la relajación y del bienestar, la disminución del estrés y de la presión arterial, etcétera, como han demostrado varios estudios científicos.
La idea de replicar esta terapia en espacios azules tiene sentido, considera Vert: “consistiría en dar paseos junto al mar, río, lagos, etc., de forma consciente, prestando atención al paisaje que nos rodea, y evitando otras distracciones, como escuchar música o hablar con otras personas. Si se realizan “baños azules”, se incrementa la exposición a los espacios azules, y por tanto incrementan las posibilidades de que nuestra salud se beneficie”.
Así como se han señalado espacios óptimos para hacer un baño de bosque – en España DKV publicaba una guía con rutas recomendadas – no hay una selección de lugares recomendables para “baños azules”. No obstante, los investigadores del ISGlobal trabajan en un estudio evaluar los efectos fisiológicos y psicológicos que experimentan un grupo de trabajadores y trabajadoras de oficina de Barcelona al caminar cerca de una playa, y alrededor de un espacio urbano. “Los resultados preliminares de este estudio, aún no publicado, revelan un mejor estado de ánimo cuando los participantes han caminado cerca del espacio azul, en comparación con el entorno urbano”, adelanta Vert.
Proyectos para estudiar los efectos positivos de los espacios azules
El interés por evaluar los efectos de los espacios azules ha surgido hace relativamente pocos años, y por ello no hay aún muchos estudios. Los trabajos realizados hasta ahora tienen suficiente valor científico, pero sus responsables reconocen que hace falta más investigación y evidencia para corroborar los resultados. “Los estudios epidemiológicos necesitan muchos resultados apuntando a una misma dirección para poder incrementar la validez de la evidencia”, añade la investigadora de ISGlobal.
No obstante, el interés por este tema es creciente, y en la actualidad hay varios proyectos en marcha con el objetivo de evaluar los espacios azules y sus efectos en la salud. Por ejemplo, los proyectos europeos BlueHealth y SOPHIE, o la cátedra Océanos y Salud Humana de la Universidad de Girona.
