Claudia Andujar, una mirada empática con los vulnerables

Claudia Andujar, una mirada empática con los vulnerables

Por Julián H. Miranda

La fotógrafa brasileña de origen suizo Claudia Andujar vuelve a España con una exposición en Barcelona en la que retrata la lucha de los yanomani, un pueblo indígena amazónico, por preservar su armónico mundo de los impulsos destructivos de la civilización

Aunque el trabajo de la fotógrafa Claudia Andujar (Neuchâtel, Suiza, 1931) se había podido ver en dos ediciones de PHoto España, 1999 y 2012, ahora el Centro de Fotografía KBr de la Fundación MAPFRE en Barcelona le dedica hasta el 23 de mayo una gran retrospectiva. La muestra reúne alrededor de 200 fotografías, dibujos, libros, documentos y un audiovisual sobre los yanomami, titulado Genocidio do Yanomani: Morte do Brasil, cuya proyección exhibe cientos de imágenes que se engarzan en una narración que comienza con vistas aéreas de la selva brasileña y termina con las trágicas consecuencias de este territorio virgen al resumir la lucha de los yanomani y su mundo armónico destruido por la civilización imperante.

Comisariada por Thyago Nogueira, coordinador de Fotografía Contemporánea del Instituto Moreira Salles de Brasil, institución que ha organizado la muestra junto a la Fundación MAPFRE, esta exposición se ha visto ya en São Paulo, París, ahora Barcelona y más tarde en Londres y en Winterthur, Suiza. La muestra se construye a través de las imágenes de esta artista nacida en Suiza que decidió tras una serie de viajes a Brasil, el primero en 1955, instalarse en São Paulo. Andujar eligió, tras unos primeros momentos de inclinación a la pintura por su admiración por Nicolás de Staël cuando ella vivía en Nueva York, decantarse por la fotografía como el modo de comunicarse y relacionarse con su nuevo país de adopción y empatizar con el mundo que le rodeaba para conocer mejor Brasil y también a sí misma.

Claudia Andujar
Del reportaje «É o trem do diabo» [El tren del diablo], publicado en mayo de 1969 en la revista Realidade. Colección de Fotografía Contemporánea / Instituto Moreira Salles. © Claudia Andujar
La retrospectiva se articula en ocho secciones lo que permite ver cómo su estilo ha evolucionado a lo largo del tiempo. Una mirada que conjuga el compromiso con la divulgación para dar a conocer la situación de los yanomanis, uno de los grupos indígenas más amplios y amenazados de Brasil en las últimas décadas. En Primeros trabajos se recogen algunas fotografías publicadas en la década los años 60 en revistas como Look, Life y Aperture, destacando el proyecto de Familias brasileiras (1962-1964), centrado en varios núcleos familiares como propietarios de plantaciones de cacao, una familia de la capital del estado paulista, pescadores y una familia religiosa. A finales de los 60 trabajó como fotoperiodista y comenzó a retratar a colectivos desfavorecidos como la serie que hizo de su viaje en ‘el tren del diablo’, durante siete días, desde São Paulo hasta Salvador de Bahía.

La segunda parte, La atracción del Catrimani, se centra en su trabajo cuando visitó por primera vez a finales de 1971 el territorio yanomani en la cuenca del río Catrimani, una región exuberante y aislada al norte de Brasil, entorno al que volvería varias veces en los años siguientes, viviendo con ellos durante largos períodos. Allí se vio inmersa en una comunidad que mantenía su estilo de vida tradicional. En sus imágenes no optó por el estilo documental, sino que experimentó con distintas técnicas fotográficas y con película infrarroja. Vivió con ellos en el interior de la selva para reflejar un universo misterioso.

Claudia Andujar
Choza cerca de la misión católica, en el río Catrimani, película infrarroja. Roraima, 1976. © Claudia Andujar

En 1972 Andujar contrajo la malaria y en su casa de São Paulo estuvo investigando cómo fotografiar con poca luz en la selva. Al volver con los yanomani retrató la intimidad del hogar, con los espacios reservados para víveres y pertenencias, dónde colgaban sus hamacas, cómo penetraba la luz y explorar metafísicamente la visión del mundo de estos indígenas para hacer visible algo invisible. En Rito e invención sus fotografías registran los pasos de los ritos funerarios de los yanomani, que tienen una diferente concepción del tiempo, la gente baila y canta y los chamanes invocan a los xapiri, espíritus que nunca salen de la selva. En sus fotos Andujar alarga los tiempos de exposición para captar la simultaneidad de diferentes presencias y la conexión espiritual entre las personas al ofrecernos una comprensión nueva de una cultura diferente.

Claudia Andujar
Los yanomami queman sus chozas comunitarias cuando emigran, cuando quieren deshacerse de una plaga o cuando muere un líder importante. Película infrarroja, Catrimani, Roraima, 1972-1976. © Claudia Andujar

En la quinta sección, A la búsqueda de la identidad, se muestra su trabajo realizado entre 1972 y 1974, años en los que retrató a sus amigos yanomani, tanto niños como adultos, en su entorno. Andujar usó la luz natural que penetraba en sus hogares colectivos. Todas estas imágenes las reunió en su primer libro dedicado a estos indígenas: Yanomami: frente ao eterno, publicado en 1978. Son imágenes en blanco y negro, donde la elección del claroscuro y la forma de ajustar los encuadres le sirvieron para crear   atmósferas de intimidad y poner en valor la individualidad de los retratados. En ellas se refleja el valor de la amistad por la forma de acoger a la artista en la comunidad yanomani. Hay mucha sutileza en la forma de sugerir la identidad de cada persona, porque es una tribu reacia a ser fotografiada ya que temen que si queda algún rastro de su existencia en el mundo de los vivos su espíritu no llegará al «borde del cielo» y sus seres queridos morirán de pena.

Ese mismo año, 1974, Claudia Andujar propuso a los yanomani que hicieran dibujos sobre papel con rotuladores – muchos de ellos fotografiados por la artista- y ahora en Barcelona pueden observarse una selección de ellos, que reflejan escenas de la vida cotidiana. A los más interesados les pidió que representaran personajes que considerasen importantes con una descripción y un comentario sobre los mismos. Muchos de esos artistas yanomani manifestaron una gran capacidad de conceptualización visual, bien en una hoja o en varias a modo de secuencia para hablarnos de su mitología.

De la serie Marcados, doble exposición, Brasil, 1983. © Claudia Andujar

En Del arte al activismo la cámara de Andujar denunció la política desarrollada por el gobierno brasileño en los años 70 y 80 con la migración masiva a la región del Amazonas, lo que trajo consigo la depredación forestal y minera, provocando numerosas enfermedades por la alteración del ecosistema. La artista, a través de la Comisión para la Creación del Parque Yanomani (CCPY), siguió con la defensa territorial y cultural del pueblo yanomani e intentó durante varios años y numerosos actos devolver la dignidad como pueblo a esta tribu de indígenas.

Además, su testimonio visual sobre los programas de salud de atención permanente a los indígenas, algo habitual en nuestra cultura que además ayuda a realizar una identificación que entre los yanomani no existe. Ellos se suelen llamar por el grado de parentesco o por apodos. Las primeras imágenes son horizontales y cada uno de los retratados posa de modo diferente. En otras reconocemos a madres con niños, individuos con ropajes tradicionales e incluso con el rostro pintado. Hay fotografías también de niños durmiendo, llorando, y en muchas de ellas su rostro refleja cómo les intimida la cámara. Claudia Andujar consigue rescatar fragmentos de vida de un mundo que se extingue.




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