Frontera, geografía y memoria en las fotografías de Juan Valbuena

Frontera, geografía y memoria en las fotografías de Juan Valbuena

Frontera, geografía y memoria en las fotografías de Juan Valbuena

Nuestro colaborador Julián H. Miranda nos acerca a la figura del fotógrafo madrileño Juan Valbuena, miembro fundador de NOPHOTO, a través de una exposición con casi 100 imágenes tomadas en los últimos 20 años, donde el artista reflexiona sobre la idea del viaje, la frontera, la geografía y las memorias que atesora el ser humano


Julián H. Miranda | Especial para El Ágora
Madrid | 16 octubre, 2020

Tiempo de lectura: 5 min



Hay miradas sostenidas en el tiempo que inspiran a creadores a desarrollar una investigación personal por un tiempo, una vida o una serie de países. Una indagación personal para fijar en una serie de fotografías las experiencias vividas. Ese quizá sea una de las características de la exposición Donde doblan los mapas de Juan Valbuena (Madrid, 1973), organizada por la Comunidad de Madrid, y que se exhibe en la Sala del Canal de Isabel II hasta el 15 de noviembre.

La muestra reúne cerca de un centenar de fotografías, seleccionadas por la comisaria Sandra Maunac, de cinco proyectos personales que ha venido desarrollando el fotógrafo madrileño en las dos últimas décadas y que giran bajo su prisma más personal alrededor de una serie de ideas: territorio, viaje, frontera, geografía y de las diferentes memorias que nos habitan. Además de sus fotografías incluye diferentes archivos fotográficos, álbumes familiares y testimonios escritos, a modo de diario reflexivo, en torno a los temas que aborda.

Retrato de Juan Valbuena. Foto: Guillermo Gumiel

Las cerca de 100 imágenes desplegadas en los diferentes pisos de las salas del Canal de Isabel II son fruto de cinco series, en las que ha trabajado durante varios años porque su labor no está marcada por la inmediatez sino que constituye un ensayo visual y sostenido en el tiempo, y eso le permite introducir nuevas aristas en sus cinco proyectos: Noray (1999-2012), Un lugar de la Mancha (2006-2020), Ojos que no ven, corazón que no siente (2008-2018), Salitre (2009-2014) y Dalind (2013-).

En ese proceso comparte vidas y circunstancias que muchas veces son silenciadas y en esa indagación llega a narrar en imágenes esas historias ocultas. Su afán de investigador queda reflejado en ese Gabinete de Curiosidades con el que concluye la muestra, donde se exhiben algunos de los objetos que le han inspirado y la documentación que ha generado cuando Valbuena abordaba cada uno de sus proyectos.

Al contemplar estas series realizadas durante más de dos décadas observamos, como escribe François Cheval en su texto Si lo supiéramos, no fotografiaríamos: “Al fotógrafo no le vemos. No aparece en las imágenes. Pertenece a la composición del sujeto, cuya forma ha capturado. Ruptura y continuidad son indisociables y se imponen a la obstinación del proceso”, ya que como expresa la comisaria Sandra Maunac en el catálogo «el mapa para él no es más que un lienzo, una señal de arranque, aunque frágil demarcación que le permite acotar el espacio por el que se va a mover para luego revelarlo al mundo».

Nápoles, barrio Forcella, 2000. De la serie NORAY. | Foto: Juan Valbuena
Nápoles, barrio Forcella, 2000. De la serie NORAY. | Foto: Juan Valbuena

En sus fotografías siempre está presente la escala humana, aunque fije paisajes sin ellas. Son encuadres determinados por la sobriedad, no exentos de tensión, siempre con esa capacidad narrativa que nos habla del tiempo y del espacio, con una sugerente capacidad para enlazar lo próximo y local de sus orígenes familiares en La Mancha con la globalidad del mundo actual.

Y sobre todo es un creador que requiere la implicación del amante de la fotografía que contempla sus obras. Muchas de ellas nos ayudan a comprender mejor que vivimos en un mundo de incertidumbres y eso nos lleva a hacernos preguntas y buscar respuestas a muchos de los problemas actuales: el medio ambiente, los refugiados, la desigualdad, los lazos familiares y la identidad. Son llamadas de atención para no silenciar de un modo consciente o inconsciente temas que nos afectan a todos.

Su serie Noray (1999-2012), es un libro de viajes en torno a un término que alude a los amarres de los puertos para fijar las embarcaciones a la tierra. Juan Valbuena hizo hace varios años un viaje en barco entre Cádiz y Tánger, y en esa travesía fue consciente que entre esas dos ciudades-puerto había más afinidades que diferencias, algo que le haría recorrer varias urbes del Mare Nostrum como Marsella, Túnez, Nápoles, Atenas, Palermo, Estambul, Durrës, Beirut o Alejandría. En muchas de esa veintena de fotografías del inmortal Mediterráneo nos intentamos amarrar para no perder las referencias geográficas porque apelan más a lo sensorial.

Marsella, 2000. De la serie NORAY. | Foto: Juan Valbuena
Marsella, 2000. De la serie NORAY. | Foto: Juan Valbuena

El segundo núcleo, titulado Un lugar de la Mancha, es un potente proyecto en el que intenta reconstruir la memoria visual de su familia y su relación con el territorio. Son imágenes y textos que rememoran los recuerdos de sus abuelos y abuelas, de sus tíos y tías, de sus padres. Confluyen fotografías y documentos de su historia familiar con fotos que ha ido tomando en los últimos años en torno a ese espacio habitado por su familia, un pequeño pueblo de Cuenca, Fuente de Pedro Naharro. En ese proceso creativo Valbuena intenta comprender qué motivos le llevaron a alejarse de ese lugar familiar.

Camino casa del monte, 2007. De la serie Un lugar de la Mancha.| Foto: Juan Valbuena

En Ojos que no ven, corazón que no siente (2008-2018), presenta una serie que nació a partir de un recuerdo de un compañero guineano del colegio con el que jugaba al fútbol. Es una curiosa reflexión de la relación entre España y Guinea Ecuatorial, la única colonia española en el África subsahariana, pero cuya historia no se conoce demasiado bien en nuestro país.

En este diálogo se propone recuperar en cinco etapas la relación que empezó en 1778 cuando España obtuvo ese territorio en África de manos de Portugal hasta 2018 cuando se conmemora el 42 aniversario de la independencia de Guinea Ecuatorial, ocurrida en 1978.

El fotógrafo centra su mirada en los sentimientos de seres humanos cuyas vidas estuvieron o estás marcadas por los vínculos entre ambos países: imágenes propias junto a otras encontradas junto a textos que conforman un nuevo relato, muchas veces ocultados por la comunicación oficial.

Paseo Marítimo de Bata, Guinea Ecuatorial. De la serie Ojos que no ven, corazón que no siente. | Foto: Juan Valbuena
Paseo Marítimo de Bata, Guinea Ecuatorial. De la serie Ojos que no ven, corazón que no siente. | Foto: Juan Valbuena

Y eso enlaza con la fotografía comprometida con la inmigración: Salitre (2009-2014), un proyecto compartido con 12 seres humanos que cuentan su historia y otro puesto en marcha por Valbuena de cómo les ve él en sus espacios de vida, en pisos-patera de Lavapiés. Durante este proceso que duró cinco años, Valbuena descubrió la importancia que tenía la imagen para estas personas y la necesidad de compartir lo que vivían en su cotidianidad.

Su última serie Dalind que alude a ese lugar por el que pasan y ocurren cosas, vientos, personas, aves y peces, una especie de triple frontera– la comenzó en 2013 y como en otras la prisa no le urge porque quiere reflejar lo que le atrae. A través de una treintena de fotografías narra cosas que acontecen en el Campo de Gibraltar, un lugar con un paisaje humano diverso, situado entre países y continentes en ese triángulo formado por Algeciras, Tarifa y Gibraltar, donde se dan cita la desigualdad, las migraciones y la relación que el peñón mantiene con el Reino Unido y con España.

Viejo Lobo, 2018. De la serie DALIND. | Foto: Juan Valbuena
Viejo Lobo, 2018. De la serie DALIND. | Foto: Juan Valbuena


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