La 55ª edición de este prestigioso concurso de fotografía, creado por el Museo de Historia Natural de Londres, expone una vez más el talento de los fotógrafos de vida salvaje y naturaleza de todo el mundo. Tras debutar en la capital inglesa, la exposición aterriza en Madrid, su primer destino internacional, donde se podrá disfrutar desde el 8 de noviembre hasta el 9 de diciembre en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) gracias a la productora Tucutucu.
“Es el concurso de fotografía de naturaleza más importante y longevo del mundo”, asegura a El Ágora Myriam Navas, responsable de Tucutucu Producciones. En él, imágenes de primeros planos de arañas, medusas o insectos se entremezclan con momentos de acción de pingüinos, pumas y antílopes, transportando a los visitantes a paisajes de China, Ecuador o Rusia.
A la importancia del encuadre, la luz o el disparo certero en el momento oportuno se suman los caprichos del comportamiento animal. “Ser capaz de hacer fotografías así de impresionantes requiere tener conocimientos en esta técnica, pero también estudiar mucho al animal al que vas a fotografiar y sus hábitos para saber dónde estar y en qué momento”, afirma Navas.
Y es que, además de su belleza, el concurso premia la narrativa detrás de la imagen, es decir, que la imagen cuente un hábito, una característica del comportamiento o del estado del animal, cuenta Navas. Esta información fomenta un fin de conservación para el que la fotografía es una gran aliado “pues genera un sentimiento de empatía tras el que surge de forma natural el deseo de proteger y respetar el planeta”, asegura.
Coincide con dicho objetivo Javier Aznar, fotógrafo español finalista en esta edición del certamen y varias anteriores. Este biólogo especializado en fotografía de reptiles e insectos considera que “no se puede conservar sin saber lo que se está perdiendo” para lo que la fotografía se convierte en una potente herramienta de concienciación. “Con los mamíferos es más sencillo, pero con otros animales más pequeños y desconocidos debemos romper la barrera del miedo infundado y mostrar que también son muy bonitos pero, sobre todo, muy necesarios”, afirma a este diario.
Este año, Aznar es finalista con dos instantáneas, ambas protagonizadas por arañas. A veces, la paciencia es clave en la captura de una buena imagen, como le ocurrió al fotografiar el primer plano de un arácnido en el momento en que salía de su galería. Otras, las fotografías “son fruto de la casualidad y de saber aprovechar el momento para capturar un breve instante”, como la araña inmortalizada devorando una diminuta rama. Un momento único que pasaría desapercibido si no fuera por los fotógrafos. “La fotografía permite ver escenas, animales o espacios que son imposibles de conocer si no hay alguien que haya ido allí y lo muestre”, matiza Navas.
En ese aspecto reside gran parte de la singularidad de este certamen, que se refleja en una exposición “especialmente bonita” a juicio de Navas, pues “aunque nos demuestra lo mal que lo estamos haciendo con la naturaleza, deja una sensación optimista de querer conservar las maravillas tan increíbles que tiene”.
Para la responsable de la exposición en Madrid, es “imprescindible” la concienciación y que los visitantes “lo compartan para cumplir el objetivo de llegar a más gente y de que se queden con ese mensaje”. Y las cifras apuntan a que así ha ocurrido, pues de las 12.000 personas que visitaron la muestra fotográfica en su primer año en Madrid (2015) han pasado a unas 17.000 visitas en las ediciones más recientes.
Los ‘Óscar’ de la fotografía de naturaleza
Junto a Aznar, las fotografías de otros ocho españoles se encuentran entre las 100 finalistas del certamen, seleccionadas por un jurado profesional de entre las más de 48.000 presentadas por fotógrafos, profesionales y aficionados, de 100 nacionalidades.
El premio absoluto de la ‘Wildlife Photographer of the Year 2019’ ha sido para el fotógrafo chino Youngquing Bao por la imagen “El Momento”, que muestra a una sorprendida marmota -con la boca y las manos abiertas- en el momento previo a ser atacada por una zorra tibetana. La fotografía fue tomada en una pradera de la Reserva Natural Nacional de las Montañas Qilian, en China, una zona amenazada por la crisis climática.
El joven neozelandés Cruz Erdmann, de solo 13 años, es el ganador de la otra gran distinción del concurso, el ‘Young Wildlife Photographer of the Year 2019’, por su fotografía submarina “Resplandor Nocturno”, obtenida durante una inmersión nocturna en Indonesia, que muestra un calamar de arrecife iridiscente.