Otros libros reseñados en El Ágora
Si no existiese Juan Fueyo, tendríamos que idear uno semejante. Aunque me temo que ni soñando lograremos replicar una inteligencia artificial que pueda mantenerse a su altura.
Aun dejando a un lado sus 25 años en Houston batallando contra el cáncer en primera línea del fuego de un mechero Bunsen, que merecen por sí solos una sonorísima ovación, su oportuna labor como divulgador científico en medios tan rigurosos como Science Daily, The Times, Forbes, CNN, BBC, HBO, TVE, RNE, COPE, Cadena SER y otros muchos, sirve por sí sola para reestructurar su currículo con el objetivo de embutirlo en tomos de tapa dura y papel biblia.
Logran Juan Fueyo y otros como él que el “¡Que inventen ellos!” unamuniano quede en lo que realmente fue, una salida de tono que derivó en topicazo mal digerido por culpa del complejo de inferioridad.
De hecho, este científico y fellow de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia, saca tiempo para escribir libros como Viral o El hombre que pudo destruir el mundo (Ediciones B), su primera novela, con el padre de la bomba atómica, Robert Oppenheimer, como protagonista y que llegará a las librerías a partir del 17 de noviembre.
No apto para negacionistas
No obstante, estamos aquí para hablar de otra de sus obras recientes, un acertadísimo ensayo esta vez: Blues para un planeta azul, publicado también por Ediciones B y cuyo subtítulo no deja lugar a dudas: El último desafío de la civilización para evitar el abismo del cambio climático. Quede claro en primer lugar que se trata de un libro no apto para negacionistas, por más que cueste imaginarse a uno de ellos con un ejemplar entre las manos.


“El ensayo del científico español Juan Fueyo no es un libro apto para negacionistas”
María Neira, médica y directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, se ocupa del prologar este ensayo y lo hace con la contundencia requerida para comenzar su lectura.
“La elección entre eliminar de manera gradual los combustibles fósiles o continuar en el abismo actual es muy clara: es una cuestión de vida o muerte”, nos advierte Neira. “Calor extremo, inundaciones, sequías, incendios forestales y huracanes: 2021 ha batido muchos récords. La crisis climática está ya con nosotros, impulsada por nuestra adicción a los combustibles fósiles”, añade.
“Las consecuencias para nuestra salud son reales y a menudo devastadoras”, prosigue la doctora en su prólogo. “Adoptar medidas rápidas y ambiciosas para revertir la crisis climática traerá muchos beneficios, también para la salud. Y esos beneficios para la salud pública, resultantes de mitigar el cambio climático, superarían con creces su coste. Tal vez el argumento “salud” sea el definitivo para acelerar la acción en los asuntos del cambio climático”.


El futuro más negro
El título del libro, Blues para un planeta azul, se inspira, según confiesa el autor, en uno de los capítulos de Cosmos de Carl Sagan, aunque lo que en esta ocasión se lamente es el futuro aciago de la Tierra y no, como ocurría en aquel, la desaparición de la vida en Marte. La visión de tragedia inminente sobrevuela cada página de este actualizado Blues para un planeta azul, que es el nuestro.
Juan Fueyo, nacido en 1957, ha sido testigo de cómo los niveles globales de dióxido de carbono atmosférico se han ido elevando hasta superar la peligrosa cifra de 400 partes por millón.
“No me inspiró ningún pesimismo lóbrego, sino el afán de impedir que el miedo me cerrase los ojos”, escribe Juan Fueyo
Juan Fueyo escribe convencido de que, a partir de ahora sí que sí, tenemos que hacer todo lo posible por frenar el cambio climático y revertir esta crisis de trágicas proporciones. “No me inspiró ningún pesimismo lóbrego, sino el afán de impedir que el miedo me cerrase los ojos cuando miré cara a cara al monstruo que está devorando la vida del planeta”, confiesa.
“Ha llegado la hora de desmitificar a ese ogro mutante, antropófago y adicto a la dopamina al que llamamos “progreso”. Un progreso que, a estas alturas, consiste más en la compulsiva aceleración de una locomotora sin frenos que en la búsqueda de bienestar, libertad, igualdad y calidad de vida.
El horror que acecha al lector entre las líneas no es metafísico, sino una mera transcripción de la realidad. O de una realidad futura y, por ello, al menos parcialmente, evitable; una alegoría presentada sin tapujos que pretende ser una vacuna contra el futuro. Este libro iría en la línea de cuantos esfuerzos se han hecho durante esta crisis para motivar una reacción tan urgente como necesariamente solidaria y efectiva”, podemos leer en las páginas de esta obra.
Amenazas de muerte
Al rotundo argumentario de Juan Fueyo se suman las atinadas respuestas de los diversos científicos y expertos entrevistados por el científico ovetense. Belén Rodríguez de Fonseca, Enrique Sánchez Sánchez o Bill McKibben, entre otros, desfilan a lo largo de las páginas uniéndose a este blues de 432 páginas. Ahí va un ejemplo:
Juan Fueyo: El artículo científico de Hansen se publicó en Science también en la década de los ochenta, pero sus datos y conclusiones no fueron suficientes para impulsar un cambio en la sociedad. ¿Por qué cree que ocurrió así?
Bill McKibben: Se debió a la falta de cooperación de la industria del petróleo o, mejor dicho, a su activo e inacabable discurso de mentiras y conspiraciones.
Juan Fueyo: Hansen y muchos otros sufrieron censura y amenazas por hacer declaraciones públicas sobre las causas y los peligros del cambio climático. ¿Lo han atacado en privado o en público debido a sus opiniones sobre estos temas?
Bill McKibben: Sí. He tenido muchas amenazas de muerte y todo eso.
Conviene dejar claro, por cierto, que no estamos reseñando la nueva novela de Cormac McCarthy o el enésimo thriller editorial de la temporada otoñal, sino un ensayo de divulgación científica que nos habla del hoy y del ahora al tiempo que trata de predecir nuestro futuro más inmediato. Aquí no queda apenas hueco para la ficción y sí muchas páginas para incluir los datos contrastados, aunque este Blues para un planeta azul se lea como un adictivo relato.
Ahí van, por si os apetece poneros a ello, sus primeros párrafos. Basta con que pinchéis aquí. Y que os aproveche. De nada.
