David Hockney, el pintor de las naturalezas ‘vivas’

David Hockney, el pintor de las naturalezas ‘vivas’

David Hockney, el pintor de las naturalezas ‘vivas’

Martin Gayford escribe un sugestivo libro basado en la correspondencia y charlas entre David Hockney y su crítico de cabecera, donde el artista convierte el aislamiento obligatorio en una oportunidad para zambullirse en su obra con devoción


David Benedicte | Especial para El Ágora
Madrid | 3 diciembre, 2021


Lo de sobrevivir al pop-art tiene mérito. Sobre todo cuando eres uno de sus padres putativos y sabes que Hockney, tu primer apellido, se ha convertido, como por arte de magia (aunque con más arte que magia) en marca registrada. La de los clásicos vivientes que lo son desde jóvenes.

O sobrevivientes, como es el caso. Pero pasa el tiempo y la verdad desagradable asoma: te ves una mañana de mayo frente al mismo lienzo, con la misma gorra, las mismas gafas y las mismas e irrefrenables ganas de seguir pintando que tenías a los 18 años. E intuyes que sigues siendo el joven hambriento de brochazos y colores de fuiste.

Por más que los libros de arte digan y repitan y te citen como uno de los artistas contemporáneos más aclamados por la crítica.

Por más que tu médico de cabecera no deje de recordarte que a aquel joven hambriento se le ha disparado el colesterol.

Por más que hoy, precisamente hoy, vayas a cumplir los 80 años.

David Hockney aprovechó aquella fatídica fecha, la de su cumpleaños, para soplar las velas y abandonarlo todo. Para salir corriendo y dejarse abrazar, por vez primera en su abultada existencia, por lo natural. Robinsón voluntario que aterrizó en La Grande Cour, centenaria casa de campo en Normandía donde había montado su estudio. La mudanza coincidió con el azote de la covid-19 y los meses de confinamiento. Dicen que no hay mal que cien años dure. Por eso Hockney convirtió el aislamiento obligatorio en una oportunidad para zambullirse en su obra con devoción. Y el resultado adquiere forma de libro.

Dibujos en iPad

No se puede detener la primavera, de Martin Gayford. Publicado por Siruela. Un sugestivo volumen basado en la correspondencia y charlas entre el artista británico y su crítico de cabecera. Con el subtítulo David Hockney en Normandía, el libro incluye una selección de sus nuevos dibujos en iPad.

Hockney
El artista David Hockney junto al crítico Marvin Gayford. | JP Goçalvez de Lima

«Ahora mismo tengo que estar en un sitio como este», aclara Hockney. «Cuando firmé el contrato de alquiler del estudio de Bridlington hace una década, me sentí veinte años más joven, y lo mismo sucedió aquí. Me sentí revitalizado. Me ha dado un nuevo soplo de vida. Antes caminaba con un bastón, pero me he olvidado de él desde que llegué. Es más, se me olvidó llevármelo a Los Ángeles hace poco. Aquí hago más ejercicio, lo veo en el recuento de pasos del móvil. Camino un kilómetro y medio al día tan solo con ir y volver de la casa al estudio, y paseo mucho por estos jardines. Haces fácilmente los tres kilómetros con dar una vuelta. A veces subo hasta la puerta o bajo al riachuelo que atraviesa la pradera antes de venir al estudio. Y si salimos de la finca, ¡es un extra! Hay unos senderos maravillosos».

«Creo haber encontrado un verdadero paraíso«, continúa. «Este lugar es perfecto para mí ahora mismo. Tengo menos interés por lo que hacen los demás. Me interesa mi propio trabajo. Creo que estoy a punto de algo. Está emergiendo una nueva forma de dibujar, y puedo hacerlo aquí. No podría hacerlo en ningún otro sitio: Londres, París, Nueva York. Hay que estar en un lugar como este. (…) Llego a conocer los árboles mucho mejor. Siempre estoy mirándolos. Siempre. Quizá vuelva a pintar esta tarde los manzanos y los perales, porque ahora tienen fruta, ahí a la vista. Los árboles son fascinantes, son las plantas más grandes, y todos son distintos, como nosotros; todas las hojas son diferentes. En Yorkshire, un hombre nos preguntó un día por qué estábamos siempre filmando los árboles; ¡él pensaba que eran todos iguales!».

Hockney
Pintura realizada por David Hockney, presente en el libro.

«Ronald Reagan dijo que cuando has visto una secuoya, las has visto todas, pero lo cierto es que todas son individuos distintos, como nosotros», prosigue. «Cuando estás rodeado de árboles y llegas a conocerlos, ves por qué tienen la forma que tienen, la razón que hay detrás. Esos árboles de ahí tenían mucho muérdago. Parece el nido de un pájaro, pero no lo es y en realidad mata los árboles. Nos dijeron que algunos ya estaban muertos, pero no lo están aún. Están echando hojas nuevas. Ese de la derecha es un cerezo, que florece primero, a finales de marzo. Los perales son los siguientes, después los manzanos. Hay una ruta de la sidra que pasa por aquí; vas en coche entre los manzanos en flor. Es precioso. La mayoría están concentrados en huertos».

Pintar lo que se ama

Oyéndole hablar así, en plena charla con Martin Gayford, cualquiera diría que es el propio David Hockney quien ha decidido echar hojas nuevas para florecer con cada cuadro. A sus 80 años, nos deja claro que el entusiasmo y la capacidad de aprendizaje es lo último que pierden los genios. Y este libro es la mejor muestra de ello. Hasta el punto de que uno estaría horas dejándose abrazar por toda verdad que hay entre sus páginas.

Una de las pinturas de Hockney incluidas en el libro.

«La próxima primavera, creo que podría centrarme en el cerezo», concluye. «Dibujarlo todos los días. Cuando comienzan los primeros cambios, quizá podría dibujarlo a diario. ¡Uno debe pintar lo que ama! Yo pinto lo que amo, siempre lo he hecho. Me voy a quedar aquí. No voy a volver a Estados Unidos en una temporada. He hecho ciento veinte dibujos de la primavera en esta parcela, y no he salido en tres meses. Ahora voy a hacer el año entero… y el siguiente. Empecé el pasado mes de febrero, y voy a seguir hasta finales de enero, así que tendré todo un año. Cuando dibuje los árboles el invierno que viene, sé que quedarán un poco distintos, porque he evolucionado mucho en mi dibujo».

Al final va a  ser cierto eso de lo que nos advierte este libro desde su título. Resulta imposible detener la primavera. Cualquier tipo de primavera. Podéis echar un primer vistazo pinchando aquí.



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