El agua está presente en muchas más tradiciones navideñas de las que pensamos. Más allá de “los peces en el río” del villancico y de los cubos de agua que los niños dejan a los camellos de los Reyes Magos o a los renos de Papá Noel, el líquido elemento es clave para costumbres de lo más singulares. El Ágora recoge algunas de estas tradiciones para que el agua no falte en Navidad.
Bañarse al aire libre en agua helada
En muchos países europeos, la llegada de las fiestas navideñas es el momento de buscar un lago helado y bañarse en sus gélidas aguas. La tradición combina desde supersticiones milenarias de pueblos bárbaros cuyos guerreros se sumergían en agua helada para aumentar su fuerza en el solsticio de invierno, hasta un compendio de los beneficios para la salud que supone este tipo de baños. Pero lo que prima es el deseo de que la suerte nos acompañe durante el nuevo año si llevamos a cabo esta gélida tradición.
Los baños más concurridos son el 24 de diciembre en Island Brygge en Copenhague (Dinamarca), el 25 de diciembre en el lago Orankesee (Alemania), la competición de natación extrema en el río Vltava en Praga (República Checa), el 1 de enero en la costa de Scheveningen en La Haya (Holanda), y durante todas las navidades en Finlandia.
En Australia esperan hasta junio, cuando en esa latitud se celebra el solsticio de invierno, para bañarse en el frío río Deswent en Tasmania.
El rito del agua de Urdiain
Cada 31 de diciembre, la localidad navarra de Urdiain celebra una singular tradición relacionada con el agua. En vasco se conoce como “Ur goiena, ur barrena” y consiste en recoger en jarras el agua de las fuentes del pueblo justo tras la última campanada de fin de año.
Después los mozos van por las casas recitando coplas en euskera y ofreciendo agua a los vecinos que agradecen el gesto con un regalo en forma de aguinaldo.
Además de en Urdiain, esta tradición también se celebra en algunos pueblos de la Barranca-Burunda y en algunas poblaciones de los valles de Imoz y de Larráun.
En el vecino País Vasco, había una tradición ya casi olvidada y relacionada con el agua se llevaba a cabo en la villa de Agurain (Álava). Conocida como ‘gabonzar ura’ (‘agua de Navidad’) consistía en arrojar por la ventana el agua que quedaba en las jarras en la última noche del año y al amanecer ir a recoger el agua nueva que brotaba de las fuentes del barrio.
El agua bendita de Dalmacia
En la región croata de Dalmacia, la festividad de la Epifanía el 6 de enero tiene como protagonista al agua en una tradición se conoce como «Vodokršće». Las familias acuden a la iglesia con cántaros de agua que el cura bendice. Los creyentes utilizarán esta agua durante todo el año en diversas ocasiones, como en las oraciones o momentos solemnes de la familia, para bendecir a los enfermos en las casas, para bendecir el ganado durante las tormentas o para rociar los campos tras la siembra o antes de la cosecha.
‘Cubazos’ de agua en Cuba
El país caribeño repite cada año una curiosa tradición cuando se acercan las 12 de la noche del 31 y de diciembre. Las familias y amigos se agolpan en los balcones o las puertas de las casas para lanzar cubos de agua a los que pasan. Ya sea por la creencia de eliminar las energías negativas o por gastar una broma, lo cierto es que se trata de una de las tradiciones más repetidas en la noche de fin de año en Cuba. Así que lo mejor es resguardarse si no se quiere acabar empapado.
Leer el futuro con plomo
En Alemania y Austria existe una curiosa tradición conocida como «Bleigießen», un ritual que pronostica la suerte que se correrá en el año venidero. La noche del 31 de diciembre se dejan caer unas gotas de plomo derretido en un recipiente con agua. Dependiendo de la forma que adquiera al solidificarse en el agua, tendremos buena o mala suerte el año siguiente.
Los mejores augurios serán si el plomo adquiere la forma de bola o de ancla y el peor si se solidifica con forma de cruz, que simboliza nada menos que la muerte.
Belén bajo el agua


Cada año aumenta el número de belenes bajo el agua que se instalan en España, desde los tradicionales en acuarios y parques oceanográficos, hasta los sumergidos por asociaciones de submarinismo y deportes subacuáticos. El montaje suele ser un momento festivo en el que participan forofos del agua con el objetivo de acercar la Navidad al líquido elemento.
Para terminar, os traemos un original belén que, si bien no está bajo el agua, todos sus elementos han salido del mar. Se trata del nacimiento que, desde hace más de 40 años, un vecino del sevillano bario de Bellavista instala en su domicilio y que está íntegramente realizado con conchas. El espectacular montaje cuenta con más de 300 figuras, muchas de ellas animadas, y recibe cada año la visita de miles de personas. Así que si esta Navidad visitas Sevilla, ¡no te pierdas este singular belén marino!


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