La Comisión Europea estima que un litro de agua extraída del grifo no llega a costar medio céntimo de euro, con lo que su precio es unas 500 veces inferior al de una botella de ese tamaño que cueste un euro



Además, recuerda que el consumo del líquido elemento del grifo no contribuye a aumentar las toneladas de plástico de los océanos, como sí hace el agua embotellada. Y ni siquiera es necesario cargar con ella de la tienda a la casa, solo abrir el grifo.
Por es la intención comunitaria ahora es reforzar la idea de que el agua del grifo tiene tanta o más calidad que la embotellada, no solo a través de campañas informativas, sino endureciendo los requisitos de calidad, instalando más fuentes, colocando puntos de consumo en los edificios públicos, fomentando que bares y restaurantes la dispensen gratuitamente o a un precio reducido y asegurando el suministro a los grupos más vulnerables.
