El cierzo es un viento frío que sopla desde el norte y que llega a ser tan fuerte que hay testimonios antiguos, como el de Catón el Viejo en el S.II a. C., de que podía tumbar carretas cargadas o derribar personas. Es un viento muy frecuente en el valle del Ebro, y se puede presentar en cualquier mes del año. El cierzo condiciona la vida del Valle del Ebro porque es un viento desecante y las plantas deben luchar contra la sequedad que el cierzo produce en el clima. Igualmente, los agricultores deben proteger sus cultivos de huerta con barreras de cañas o plantaciones de árboles, que se denominan pareteras de caña, enramadas, abrigaños o bardos. Sin embargo, también puede tener efectos beneficiosos para la agricultura al dificultar el desarrollo de ciertas plagas.