La gran mayoría de los países que afrontan un gran riesgo de sequía están en África, uno de los continentes que más sufre las consecuencias del calentamiento global, aunque también hay ejemplos en Europa y Oceanía



La sequía es un período seco prolongado en el ciclo climático natural que puede ocurrir en cualquier parte del mundo. Sin embargo, a diferencia de otros fenómenos climáticos extremos violentos como huracanes o inundaciones, las sequías tienen una evolución lenta que se caracteriza por la falta de precipitaciones, lo que resulta en una escasez de agua. A pesar de su desarrollo paulatino, las sequías pueden tener graves repercusiones en la salud, la agricultura, la economía, la energía y el medio ambiente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 55 millones de personas en todo el mundo se ven afectadas por las sequías cada año y este fenómeno climático es ya el peligro más grave para el ganado y los cultivos en casi todas las partes del mundo. Y es que las sequías no solo amenazan a la gente y sus medios de vida, sino que además aumenta el riesgo de enfermedad y muerte, fomentando la migración masiva. Actualmente, la escasez de agua afecta al 40% de la población mundial, y, según la FAO, hasta 700 millones de personas corren el riesgo de ser desplazadas como resultado de las sequías de aquí a 2030.
Para complicar aún más situación, el aumento de las temperaturas causado por el cambio climático está haciendo que las regiones ya secas sean más secas y las regiones húmedas más húmedas. En las regiones secas, esto significa que cuando las temperaturas aumentan, el agua se evapora más rápidamente y, por lo tanto, aumenta el riesgo de sequía o prolonga los períodos de sequía. Es decir, que cuanto más avance el calentamiento global, mayores dificultades tendrán muchos países, sobre todo en África, el continente más afectado por el cambio climático, aunque también en Europa u Oceanía, para asegurar la supervivencia de sus sistemas alimentarios e hídricos.
La clasificación de los países que se muestra a continuación se extrae de un estudio realizado en 2019 por una docena de científicos y académicos de todo el mundo, en el que se recopila un gran número de datos para concluir qué países están más expuestos a sequías de manera continuada en los próximos años.
7. Armenia


Armenia tiene una larga historia de sequías, degradación significativa de la tierra y procesos de desertificación activos. Esto supone un grave problema en un país donde la agricultura es vital para la economía, ya que hace que su producción sea vulnerable al aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones. En los próximos años, se prevé que los caudales de los ríos disminuyan como consecuencia del cambio climático, lo que reducirá el suministro de agua dulce.
Además, los bosques armenios están en riesgo debido al aumento de la aridez, que reduce las tasas de crecimiento y regeneración y hace que los árboles sean más susceptibles a plagas, enfermedades e incendios forestales. Las sequías viene acompañadas además de olas de calor cada vez más frecuentes y prolongadas, lo que plantea riesgos para la salud, especialmente para las poblaciones vulnerables.
6. Timor Oriental


Este pequeño país oceánico es uno de los países más vulnerables del mundo a los desastres naturales debido al alto riesgo de terremotos, tsunamis, ciclones y lluvias intensas. Sin embargo, las lluvias extremas que exacerban el riesgo de inundaciones, tormentas y deslizamientos de tierra, se alternan con periodos prolongados de sequía que suponen un importante estrés para la agricultura local.
Más del 70% de la población depende de la agricultura de secano, sensible al clima, como su principal fuente de ingresos. La seguridad alimentaria es por tanto un desafío principal debido a los bajos rendimientos y las pérdidas posteriores a la cosecha, que se ven agravadas por el aumento de las temperaturas y la recurrencia de las sequías.
5. Marruecos


El desierto del Sáhara cubre gran parte de Marruecos y es la principal explicación de sus problemas de sequías: solo el 18,22% de la tierra cultivable del país está cubierta de vegetación, el resto es desierto. Esto supone un gran reto para los sectores de la agricultura y la pesca, que suponen el 14% del PIB y emplean a más de la mitad de la población.
Actualmente, el cambio climático está ejerciendo una mayor presión sobre estos sectores sensibles al clima, como lo demuestra la sequía de 2016, la peor en 30 años, que redujo la producción de cereales en un 70% . Y es que la preocupación climática predominante para Marruecos es el impacto en los recursos hídricos limitados y en declive. De hecho, dado que se espera que la demanda de agua aumente debido al crecimiento de la población, la expansión de los esquemas de riego y el turismo, y que los recursos hídricos disminuyan debido al aumento de las condiciones de sequía, se espera una escasez de agua permanente esta década, particularmente en el sur.
4. Argelia


Los problemas argelinos son muy similares a los de su vecino marroquí, ya que también la mayoría del territorio de este país está cubierto por el desierto del Sáhara y las condiciones climáticas son parecidas. Además, el cambio climático también está ejerciendo una gran presión sobre su agricultura, que depende fuertemente del regadío, por lo que los escasos recursos hídricos del país corren el riesgo de agotarse. Ante esta situación, el Gobierno lleva tiempo intentando avanzar en prácticas extractivas como la desalación de agua de mar, aunque sin demasiado éxito por el momento.
3. Zimbabwe


Zimbabwe, un país sin litoral con un conjunto de zonas climáticas que se alinean con su topografía distintiva, enfrenta riesgos sociales importantes por años de inestabilidad política y económica y un rápido crecimiento de la población. Pero, sobre todo, el cambio climático pueden exacerbar estos riesgos al continuar perturbando los medios de vida mediante un aumento de las sequías, aumentando las tasas de pobreza ya elevadas y teniendo un impacto adverso en la seguridad alimentaria, la salud, la seguridad del agua y los ecosistemas de agua dulce.
En concreto, la presión sobre la agricultura y los recursos hídricos de Zimbabwe debido a las previsiones de lluvias cada vez más erráticas y las sequías recurrentes puede reducir el rendimiento de los cultivos, amenazar al ganado y reducir la disponibilidad de productos maderables y no maderables. También se espera que aumente la carga de enfermedades transmitidas por vectores acuáticos según se vaya reduciendo la calidad y disponibilidad del agua.
2. Namibia


Namibia, un país casi completamente cubierto por desierto, vive prácticamente una sequía permenante. En concreto, la aridez de los desiertos –el de Namib y Kalahari– limitan hasta el extremo la agricultura, la actividad que ocupa a más del 50%de los poco más de dos millones de habitantes que refleja el censo del país. De hecho, se estima que la precipitación media anual en Namibia es de 250 mm, lo que evidencia que es uno de los países más secos del continente y también del mundo.
Actualmente, después de casi tres décadas de bajas precipitaciones y tras dos años sin llover, más de 778.000 personas en el norte de Namibia están ya afectadas, de manera grave o moderada, por la inseguridad alimentaria, incluyendo unos 109.000 niños menores de cinco años en riesgo de desnutrición aguda.
1. Etiopía


Etiopía, hogar de 90 millones de personas, es uno de los países más propensos a la sequía del mundo. El país enfrenta numerosos desafíos de desarrollo que exacerban su vulnerabilidad al cambio climático, incluidos altos niveles de inseguridad alimentaria y conflictos continuos por los recursos naturales. Y es que, entre las consecuencias del cambio climático, se incluyen aumentos en la temperatura, precipitaciones irregulares e imprevisibilidad de las lluvias estacionales, con una incidencia cada vez mayor de sequías y otros eventos extremos.
Según la FAO, el cambio climático tendrá impactos clave en la agricultura, la ganadería, el agua y la salud humana en Etiopía. A día de hoy, aproximadamente un millón de personas, incluidos niños menores de cinco años, requieren la intervención gubernamental e internacional cada año para disponer de agua, una situación que se agrava por las lluvias torrenciales e inundaciones repentinas.
