2015 fue un año de profundos cambios en el panorama internacional debido a que fue en ese periodo cuando se dieron a luz a las principales agendas sobre sostenibilidad que marcarían el nuevo ritmo del planeta, como el Acuerdo de París, pero hubo otras. ¿Quieres conocerlas?



El último gran informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) puso de manifiesto lo que la ciencia lleva demostrando décadas atrás: el cambio climático es una realidad. En concreto, expone que la temperatura media mundial se ha incrementado 1,2 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales, el hielo marino se ha descongelado a niveles nunca vistos, mientras los fenómenos extremos no paran de sucederse.
La vida humana no es ajena a estos cambios y en muchos lugares las personas ya están experimentando sus consecuencias, empezando por la alimentación, aunque sin olvidarse de la expansión de enfermedades y otros impactos que están gestando desplazamientos masivos.
Aunque este es el primer ingrediente de una receta en proceso a la que hay que añadir la excesiva contaminación del medio natural, la pérdida de biodiversidad y la apuesta por la economía lineal que no vela por el uso racional de los recursos. Entre todos forman, efectivamente, la destrucción del mundo tal y como lo conocemos, que tiene el 2030 como fecha de caducidad.
La aparente inacción por revertir la situación parece en la actualidad una norma, pero lo cierto es que todos los sectores de la sociedad se han puesto manos a la obra, y no solo durante los últimos años. Desde el 2015, los gobiernos de todo el mundo decidieron poner en marcha cuatro grandes agendas que, en definitiva, pretenden que la humanidad haga las paces con esa naturaleza que están destruyendo. La primera, aunque no más importante, es el Acuerdo de París.
Acuerdo de París
Con enorme presencia en la agenda internacional de ocasiones, el Acuerdo de París nació en diciembre de 2015 durante la vigésimo primera sesión de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21), y entró en vigor el 4 de noviembre de 2016.


Se presenta como un sucesor del Protocolo de Kioto y como un hito en el proceso multilateral del cambio climático porque, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), por primera vez, nació un acuerdo vinculante que hizo que todos los países se unieran en una causa común para emprender esfuerzos ambiciosos con el fin de combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos.
El principal objetivo de este acuerdo es ampliamente conocido por la comunidad internacional: evitar que la temperatura media mundial no sobrepase los 2 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales, y seguir por el camino de la ambición para evitar un ascenso de 1,5°C.
Pero para alcanzar esa meta tiene en cuenta que no todos los países son iguales y, por lo tanto, pueden quedarse muy atrás en esta carrera. Por eso mismo, el Acuerdo de París se planteó para ser dividido en periodos de cinco años en los que cada Parte involucrada debía presentar planes concretos de acción climática. Estos planes son conocidos como las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN o NDC, por sus siglas en inglés).
Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las CDN constituyen el principal mecanismo del Acuerdo de París para cumplir con el segundo artículo del acuerdo relativo a la temperatura mundial y reflejan las capacidades, circunstancias y prioridades nacionales, así como las ambiciones, para desarrollar una economía baja en carbono y para llegar a ese objetivo.
Marco de Sendai
El Marco de Sendai es el instrumento sucesor del Marco de Acción de Hyogo 2005-2015 y se adoptó en la tercera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas celebrada en Sendai, en Japón, el 18 de marzo de 2015.
Su principal objetivo consiste en reducir de forma sustancial el riesgo de los desastres naturales y las pérdidas ocasionadas por los ellos, tanto en vidas, medios de subsistencia y salud como en bienes económicos, físicos, sociales, culturales y ambientales de las personas, las empresas, las comunidades y los países.


SI bien se reafirma muchas de las ideas propuestas en Hyogo, Sendai se sustenta ideas como la gestión del riesgo en vez de la gestión del desastre en sí. Además, establece siete objetivos mundiales, la reducción del riesgo de desastres como resultado esperado, un objetivo centrado en evitar que se produzcan nuevos riesgos, la reducción del riesgo existente y reforzar la resiliencia, así como un conjunto de principios rectores, incluida la responsabilidad primordial de los Estados de prevenir y reducir el riesgo de desastres, y la participación de toda la sociedad y todas las instituciones del Estado.
“El Marco de Sendai reconoce que en el Estado recae la función principal de reducir el riesgo de desastres, pero es una responsabilidad que debe compartirse con otros actores, tales como los gobiernos locales, el sector privado y otros grupos interesados”, destaca la ONU.
Además, el alcance de la reducción del riesgo de desastres se ha ampliado considerablemente para centrarse tanto en las amenazas naturales de origen humano, así como en las amenazas y los riesgos ambientales, tecnológicos y biológicos conexos.
No obstante, uno de los mayores avances radica en la adquisición de más información para extender la comprensión de estos fenómenos en todas sus dimensiones.
Agenda Addis Abeba
El establecimiento de estrategias y objetivos que engloban unos cambios tan sustanciales llevan intrínsicamente aparejado la necesidad de promover los recursos materiales y humanos necesarios para ejecutarlos. Esto implica, además, la movilización de fondos nacionales e internacionales que exigen compromisos por parte de diferentes actores públicos y privados.
La conferencia organizada en Adís Abeba, la capital de Etiopía, pretendió arrojar luz a este asunto con la aprobación de un documento para marcar los instrumentos a los que deberán recurrir tanto los países en desarrollo como los países donantes para financiar el desarrollo sostenible en los próximos quince años, es decir, hasta el 2030.


En gran parte, continuó con los propuestos establecidos en el Consenso de Monterrey de 2002 y la Declaración de Doha de 2008, pero en esta nueva actualización se podían leer términos como “sostenibilidad”, o ideas como la inclusión y el fortalecimiento de mecanismos de cooperación el establecimiento de medidas de acción multidimensionales e intersectoriales.
Aunque lo más importante fue que reafirmó el compromiso de que los países industrializados en aportar el 0,7% del PIB para la ayuda internacional, y la responsabilidad de cada país de su propio desarrollo económico y social a través del establecimiento de políticas y planes internos como primera medida.
Agenda 2030
En el año 2000 los líderes mundiales se unieron en la sede de Nueva York para para adoptar la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, una alianza mundial en la que se establecieron una serie de objetivos para superar los principales desafíos del mundo, como la pobreza, escolarización o la salud para el 2015.
Sin embargo, la llegada de ese año evidenció que, en esencia, habían fracasado, por lo que se pasó a la elaboración de una segunda agenda más ambiciosa y que tuviera en cuenta el resto de las agendas relevantes, como el Acuerdo de París, la de Addis Abeba o las propias Metas de Aichi.
El resultado fue un plan de acción compuesto por 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas que pretenden avanzar hacia sociedades con un crecimiento económico inclusivo y mayor cohesión y justicia social, en paz y con un horizonte medioambiental sostenible.
La Agenda implica un compromiso común y universal, no obstante, puesto que cada país enfrenta retos específicos en su búsqueda del desarrollo sostenible, los Estados tienen soberanía plena sobre su riqueza, recursos y actividad económica, y cada uno fijará sus propias metas nacionales, apegándose a los ODS.
Con la llegada de la pandemia de coronavirus y las interminables advertencias de los científicos, la comunidad internacional ha estado tratando de acelerar su implantación en cada uno de los Estados. En la próxima COP, que se celebrará el Glasgow, se tratarán de materializar muchas de las ideas de esta agenda y de otras para salvar el planeta antes del 2030, fecha en la que estos objetivos deberán de haberse cumplido.
