El Canal de Panamá es una infraestructura que depende de las lluvias totalmente para su funcionamiento. El canal une el océano Pacífico y el Atlántico, pero sus aguas no llegan a tocarse.



El Canal de Panamá se inauguró en 1914 y desde entonces permite que los barcos pasen entre el mar Caribe y el océano Pacífico ahorrando miles de kilómetros de navegación. Hasta entonces, debían sortear el Cabo de Hornos a través del estrecho de Magallanes, en el extremo sur de América.
El Canal de Panamá tiene una longitud de 82 kilómetros y está situado en el istmo de Panamá, el lugar más estrecho de América Central. Su construcción fue un gran desafío de ingeniería y logística y costó décadas de trabajo y miles de muertes entre los obreros que lo levantaron, afectados por el clima y las enfermedades tropicales.
Hasta el 1 de enero de 2000, el Canal de Panamá fue administrado por EEUU, pero a partir de ese año su gestión es responsabilidad directa de la nación centroamericana, que recuperó su dominio sobre la vía de agua y las 10 millas de terreno adyacente que Washington había administrado durante todo el siglo XX. El organismo encargado de gestionar el canal es la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), dependiente del Gobierno panameño.
La importancia de la lluvia
El Canal de Panamá es una infraestructura que depende de las lluvias totalmente para su funcionamiento. El canal une el océano Pacífico y el Atlántico, pero sus aguas no llegan a tocarse. En el caso de otros canales, como el de Suez, que une el mar Rojo y el Mediterráneo, el paso es a nivel y las aguas de un mar (el Rojo, en este caso) vierten en el Mediterráneo.
El Canal de Panamá funciona de modo distinto y no emplea agua del mar. El tráfico marítimo se lleva a cabo mediante un ingenioso sistema de esclusas que permite a los barcos ascender y descender de un océano a otro mediante una especie de escalera de agua.
Estas esclusas se alimentan con los recursos hídricos almacenados en el lago Gatún, que tiene una elevación de 26 metros sobre el nivel del mar. Es un reservorio de agua dulce alimentado con las intensas lluvias tropicales de Panamá, uno de los lugares de la Tierra con más pluviometría. De esta forma, cada vez que un barco atraviesa el Canal de Panamá es necesario desembalsar parte del agua dulce almacenada en el sistema del lago Gatún y otros reservorios de agua. Y esa agua dulce se pierde en el mar con cada operación y cada barco que transita por él.
Sin embargo, en los últimos años, el régimen de lluvias ha empezado a cambiar, algo que se achaca al cambio climático. En 2019, las precipitaciones fueron un 30% inferiores a lo normal. Además, la meteorología más seca hace aumentar también los días de más insolación, con lo que también crece por tanto la tasa de evaporación del agua almacenada.
Estas circunstancias están llevando a las autoridades que gestionan el Canal de Panamá a poner en marcha medidas de ahorro de agua y también a plantear la búsqueda de nuevas fuentes de abastecimiento, como la desalación, lo que lógicamente incrementaría los costes de operación asociados al canal.