Unir adaptación y mitigación para garantizar el agua global

Unir adaptación y mitigación para garantizar el agua global

Las sinergias entre adaptación y mitigación han sido las protagonistas del XII Foro de la Economía del Agua, donde varios expertos han debatido sobre la necesidad de garantizar una seguridad hídrica a largo plazo y las lecciones que deja la crisis del coronavirus


La crisis que resulta de la pandemia global de coronavirus ha sido en primer lugar sanitaria, aunque sus consecuencias sean también sociales, económicas y políticas. Pero, sobre todo, la crisis de la COVID-19 es la crisis del estado-nación, que evidencia a la vez la necesidad de encontrar soluciones supranacionales al mismo tiempo que se mejora el diseño y ejecución de políticas públicas. Y es que los complicados sucesos de este año 2020 han puesto de manifiesto, de modo estruendoso, la vulnerabilidad de la humanidad ante desafíos globales, entre los que quizás uno de los más importantes y, al tiempo, más infravalorados, es la necesidad de avanzar en la seguridad hídrica a largo plazo para lograr una adaptación real a la emergencia climática.

Con este planteamiento se ha desarrollado este martes la XII edición del Foro de la Economía del Agua, que en esta ocasión ha adoptado un formato de webinar debido a la pandemia. En el evento, retrasmitido a través de YouTube, ha participado Francisco de Paula Lombardo Enríquez, presidente del Foro de la Economía del Agua, que ha presentado a los participantes de un debate que ha moderado la presentadora y meteoróloga de Antena 3 Mercedes Martín.

Como expertos, en dos bloques diferenciados, han participado Francisco Doblas-Reyes, director del Departamento de Ciencias de la Tierra del Barcelona Supercomputing Center, Íñigo Losada, director de investigación del Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria e investigador principal de Clima Marino y Cambio Climático de la Universidad de Cantabria, Francisco Heras, responsable del Área de Estrategias de Adaptación de la Oficina Española de Cambio Climático y Gonzalo Delacámara, director académico del Foro de la Economía del Agua y director del departamento de Economía del Agua de IMDEA.

Las coincidencias entre las consideraciones de los expertos han sido muy amplias. Todos han hecho hincapié en la necesidad de avanzar desde la gestión de crisis a la gestión de oportunidades y riesgos, un cambio de estrategia que tiene que pasar por fuerza por encontrar soluciones supranacionales y federales. Es decir, es necesario encontrar una mirada sistémica, que aumente la coordinación de las políticas sectoriales y ponga siempre en primer lugar las consideraciones científicas.

«La pandemia global, la emergencia climática y la crisis asociada a la falta de seguridad hídrica, que ya tiene consecuencias en una parte muy importante del planeta y de España tienen algo muy importante en común: son desafíos a largo plazo que en realidad enfrentamos directamente cada día«, ha explicado Delacámara. «Este tipo de desafíos carecen de límites. Aunque sabemos que la adaptación se plantea en términos locales, en realidad el desafío es global, y hasta que no seamos capaces de reconocer ese desafío global como miembros de una especie humana global no seremos capaces de hacer frente a estas emergencias«, ha apuntado.

Incertidumbre y ciencia

Eso sí, para poder encontrar las soluciones adecuadas a nivel global, es necesario que se rebaje el nivel de incertidumbre sobre las posibles consecuencias del cambio climático, que varían enormemente según los distintos escenarios. «Sabemos que el ciclo hidrológico en España se ve especialmente afectado por el cambio climático, pero es muy difícil saber cuál va a ser el impacto del cambio climático en nuestro entorno cercano, algo que también nos va a afectar muy directamente», ha asegurado Doblas-Reyes, que ha señalado el Norte de África como un punto de «gran pobreza observacional».

adaptación
Captura de un momento del debate celebrado en el XII Foro de la Economía del Agua, con Mercedes Martín, Francisco Heras y Gonzalo Delacámara.

«Hay mucha incertidumbre aún», ha corroborado Losada, que cree que hacen falta más medidas flexibles que den capacidad a la comunidad científica de ir modificando la aproximación al problema. Eso sí, la incertidumbre es más sobre cuánto puede afectar el cambio climático que sobre cómo lo está haciendo: «La costa no va a ser la misma y no la vamos a poder gestionar igual, ya que va a haber muchos más eventos extremos meteorológicos». Además, Losada considera que la mitigación «no va a resolver todo» por lo que es necesario invertir también en adaptación «si queremos reducir de verdad los riesgos».

Sin embargo, en palabras de Delacámara, la adaptación al cambio climático es por ahora «la hermana pobre de la lucha climática».  «Si hemos sido capaces de hablar de transición energética, no hemos sido suficientemente hábiles para desarrollar un discurso vinculado al agua y sus problemas territoriales para hablar de adaptación. Es necesario desarrollar más sinergias entre adaptación y mitigación», asegura el director académico del Foro de la Economía del Agua.

Unir adaptación y mitigación

En cualquier caso, es importante entender, como ha recordado Francisco Heras, que «la adaptación no supone renunciar a la descarbonización, sino todo lo contrario», ya que, sin reducción de gases, nuestras capacidades adaptativas «acabarán inevitablemente desbordadas». En cualquier caso, este científico considera que «la adaptación es un reto complejo que exige la participación de todos los actores implicados«. Es decir, hace falta transformar la gobernanza global.

Y es que, en el el escenario global, advierte Delacamára, «el riesgo financiero ha eclipsado durante demasiado tiempo al riesgo climático«: estamos ignorando «todos los beneficios que hay asociados» a la adaptación y, sobre todo, «estamos ignorando el coste de la inacción». En este punto, es especialmente importante el concepto de resiliencia mutua: no solo tenemos que hablar de la resiliencia de los ecosistemas, sino también de la capacidad de nuestra sociedad y nuestra economía para reforzar esa resiliencia ecológica.

«Hay que generar un sistema simbiótico que una la protección de la naturaleza con el bienestar de la sociedad», ha concluido Delacámara, que ha advertido también de que, en cualquier caso, el agua es imprescindible para la adaptación, algo que actualmente apenas se menciona. «No estamos haciendo suficientes esfuerzos por el agua. Pagamos a las empresas por los ciclos urbanos, pero nuestros sistemas de precios están construidos hacia atrás y no mandan señales en términos de eficiencia«, ha lamentado el director del departamento de Economía del Agua de IMDEA.



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