En su participación en ‘One Ocean Summit’, España ha insistido en la necesidad de adaptar la costa y sus usos a la inevitable subida del nivel del mar. Por su parte la Unesco se ha comprometido a cartografiar el 80% de los fondos oceánicos de aquí a 2030



Esta semana se ha celebrado la conferencia internacional ‘One Ocean Summit’ en Brest (Francia), un encuentro mundial que ha congregado a los mayores expertos mundiales y a varios jefes de Gobierno para identificar conjuntamente soluciones prácticas para preservar y restaurar los ecosistemas marinos. El secretario de Estado de Medioambiente, Hugo Morán, participó este jueves en un foro de diálogo sobre resiliencia costera, en el que destacó que para España “es imprescindible adaptar la costa y sus usos a la subida del nivel medio del mar”.
“En España acabamos de finalizar un programa ambicioso de evaluación de los impactos del cambio climático en la costa española, que incluye la subida del nivel del mar, que nos permitirá disponer de una visión sobre los peligros de la subida del nivel del mar a medio y a largo plazo y bajo diferentes escenarios climáticos. La segunda medida que hemos tomado es incluir de forma prominente, los efectos del cambio climático en costas y medio marino y zonas costeras en el recientemente aprobado Segundo Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático”, ha explicado el secretario de Estado.


Los peligros derivados del cambio climático en las costas incluyen el aumento en la frecuencia e intensidad de temporales costeros, la inundación permanente por la subida del nivel del mar, el incremento de la erosión y la pérdida de ecosistemas clave como consecuencia del calentamiento del agua del mar.
Según Morán, la adaptación debe alcanzarse con la ejecución de obras públicas de defensa, seleccionando esas inversiones con criterios de eficacia y también de eficiencia, sino también a través de la promoción de políticas, normas y actuaciones que huyan del cortoplacismo y la improvisación. «Con las debidas garantías, ha de tenderse a liberar nuestros espacios costeros de aquellas ocupaciones cuya naturaleza y tipología no exige invadir ecosistemas costeros como playas, dunas o zonas bajas inundables, fomentando así que estos, de manera natural, aumenten su resiliencia y su capacidad de defenderse de los envites del mar. También es necesario fomentar un urbanismo realista y responsable con esta amenaza”, ha expresado Morán.
El secretario de Estado también destacó que “España renueva su compromiso con la conservación de la biodiversidad marina«, con el propósito de proteger al menos el 30% de la superficie marina para el año 2030.
Cartografiar fondos marinos
En el ‘One Ocean Summit’, la UNESCO se ha comprometido a cartografiar el 80% de todos los fondos marinos de aquí a 2030, aunque para ello contará con la ayuda de sus Estados miembro y del sector privado.
En la actualidad, el nivel de cartografiado de los fondos oceánicos es del 20%, pero la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, ha destacado la necesidad de ir «más allá» y movilizar a la comunidad internacional porque conocer la profundidad y el relieve del fondo marino es «esencial» para comprender la ubicación de las fallas oceánicas, el funcionamiento de las corrientes oceánicas y las mareas, y el transporte de sedimentos.
Estos datos, según la ONU ayudan a proteger a la población al anticipar los riesgos sísmicos y los tsunamis, así como para identificar los lugares naturales que hay que salvaguardar, a identificar los recursos pesqueros para una explotación sostenible, a planificar la construcción de infraestructuras en alta mar o a responder eficazmente a catástrofes como vertidos de petróleo, accidentes aéreos o naufragios.


Además, destaca su importante papel a la hora de evaluar los efectos futuros del cambio climático ya sea el aumento de la temperatura o la subida del nivel del mar.
Los expertos de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de la UNESCO consideran necesario para alcanzar este 80% en 2030 movilizar una flota de 50 buques especialmente dedicados a la cartografía de los fondos marinos; intensificar el uso del sónar en los buques autónomos; al transmisión por parte de gobiernos y empresas de datos cartográficos que ya tienen en su poder pero que mantienen archivados. Asimismo, calcula que el proyecto requerirá una financiación de unos 5.000 millones de dólares, es decir, una media de 625 millones al año hasta 2030.
«Para 2023, pondremos en marcha una herramienta de seguimiento global, que informará anualmente sobre el progreso de la cartografía e identificará dónde están las lagunas restantes. Este mapa mundial de los fondos marinos será uno de los legados del Decenio de los Océanos de las Naciones Unidas», explicó el subdirector general de la UNESCO a cargo de la COI, Vladimir Ryabinin.
La Unesco también ha hecho un llamamiento para que la comunidad internacional haga de la educación uno de los pilares de su acción en favor del océano. «Si queremos protegerlo mejor, debemos enseñarlo mejor», afirmó Audrey Azoulay.
Para impulsar el conocimiento de los océanos a través de la educación ambiental, la Unesco pondrá a disposición de los Estados un repositorio de contenidos pedagógicos que van desde la redacción de los programas escolares nacionales hasta la preparación de las lecciones por los profesores.
