Hace falta más mujeres en el sector del agua y más agua para las mujeres. A pesar de realizar el 80% del trabajo informal relacionado con el suministro de este recurso, su acceso como empleada en el sector y su participación en la toma de decisiones sobre los recursos hídricos es algo minoritario en todo el mundo



Como cada 8 de marzo se celebra el Día de la Mujer a nivel mundial para recordar la lucha por la igualdad, el reconocimiento y ejercicio efectivo de sus derechos. Este año, Naciones Unidas ha dedicado este día señalado al papel de la mujer en el mayor desafío del siglo XXI: la crisis climática. Con el lema “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”, esta celebración reconocerá la contribución y el esfuerzo de las mujeres y las niñas de todo el mundo en la respuesta, mitigación y adaptación al cambio climático para construir un futuro más sostenible para todas las personas.
Cada vez es más evidente que las mujeres son más vulnerables al impacto del cambio climático que los hombres, ya que constituyen la mayoría de la población pobre del mundo y son más dependientes de los recursos naturales afectados por esta amenaza medioambiental. Al mismo tiempo, las mujeres y las niñas son líderes eficaces y poderosas que impulsan el cambio, se implican en iniciativas sostenibles en todo el mundo y generan una acción por el clima más eficaz.
Para lograr el desarrollo sostenible y una mayor igualdad de género es esencial seguir explorando las oportunidades, así como las limitaciones, para permitir que las mujeres y las niñas tengan voz y participen en igualdad en la toma de decisiones relacionadas con el cambio climático. «Sin igualdad de género hoy, el futuro sostenible e igualitario seguirá estando fuera de nuestro alcance», insiste la ONU.
Y en esta labor de mujeres y niñas, su papel respecto al recurso más castigado por el cambio climático, el agua, es fundamental pero injustamente tratado. A pesar de realizar el 80% del trabajo informal relacionado con el suministro de este recurso, su acceso como empleada en el sector y su participación en la toma de decisiones sobre los recursos hídricos es algo minoritario en todo el mundo.
Con 2.200 millones de personas que aún carecen de agua potable administrada de manera segura y 4.200 millones que no tienen acceso a un saneamiento adecuado, el ODS6 (agua y saneamiento para todos) es uno de los desafíos más apremiantes de la comunidad mundial . Por ello, la presión que enfrentan los proveedores de servicios de agua es cada vez mayor, así como su preocupación por prestar servicios a las comunidades tradicionalmente excluidas, o para llegar a zonas remotas o de bajos ingresos.
Los actuales desafíos obligan a las empresas del sector del agua a aumentar su productividad y ser más eficientes, contratar, administrar y capacitar a una gama más diversa de empleados, así como contemplar nuevas perspectivas que puedan ayudar a dar forma a las empresas de agua del futuro.
Y ante esta situación, la mujer es una reserva de talento que las empresas del sector del agua no aprovechan lo suficiente. Según el informe La mujer en las empresas de servicios de agua, elaborado por el Banco Mundial, el porcentaje de mujeres que trabajan en el sector a nivel global es considerablemente inferior al de los hombres: en promedio, las empresas de agua de la muestra señalaron que solo el 18% de sus trabajadoras son mujeres.
En España la cifra no es mucho mejor, pues solo el 19% de los trabajadores del ciclo del agua son mujeres, cifra que sube hasta el 23% en cuanto al promedio de ingenieras y gerentes en las empresas del sector. El porcentaje más bajo por grupo profesional y sexo de todo el sector es el de mujeres clasificadas como capataces y encargadas (suponen un 4,38% de las trabajadoras del agua y un 1,05% del conjunto del sector), que contrasta con el mayor porcentaje de universitarias (27,11%) sobre el total de mujeres, que de universitarios (17,91%) sobre el total de hombres empleados en el sector.
A pesar de los bajos porcentajes de representación femenina, hay evidencias del crecimiento de la proporción de mujeres profesionales en el sector en los últimos años, y se espera además una evolución positiva. Pero el informe global apunta a que el ritmo es lento y todavía queda mucho por hacer si el deseo es lograr la paridad de género.
Las mujeres enfrentan muchas barreras para comenzar y avanzar en sus carreras en el sector del agua, incluidos los sesgos en el proceso de contratación, políticas inadecuadas favorables a la familia y menos oportunidades de capacitación.
Para hacer frente a esta situación, Water Global Practice del Banco Mundial, con el apoyo de Global Water Security and Sanitation Partnership (GWSP) y en colaboración con una variedad de socios externos, han creado Equal Aqua. Esta plataforma colaborativa tiene como objetivo profundizar el diálogo sobre la diversidad de género y la inclusión en los trabajos del sector del agua conectando empresas de servicios públicos, asociaciones, representantes del sector privado, académicos y organizaciones locales e internacionales y comparando la inclusión de género en las organizaciones de agua.
Así, Equal Aqua trabaja para proporcionar las herramientas y los enfoques para impulsar la contratación, retención y promoción de mujeres en puestos de trabajo del sector del agua. Además, pretende despertar el interés en la diversidad de género y la inclusión entre los administradores de las empresas y entidades gestoras del agua, así como apoyar a las mujeres que trabajan en el sector del agua brindándoles un espacio para avanzar en sus carreras.
Mujeres en la ciencia
La baja incorporación de mujeres en el sector del agua también está relacionada con el menor acceso de mujeres a carreras científicas. Según datos de la UNESCO, solo alrededor del 30% de todas las estudiantes escogen carreras dentro del campo de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y matemáticas. Concretamente, a nivel global, la matrícula de estudiantes femeninas es particularmente baja en el campo de la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC), con un 3%; ciencias naturales, matemáticas y estadísticas, con un 5%, y en ingeniería, manufactura y construcción, con un 8%. La falta de modelos femeninos también contribuye a que pocas mujeres se sientan atraídas por un sector eminentemente masculino.
Para romper estas barreras, destacamos estos días iniciativas como ‘Emprender con nombre de mujer’, una campaña organizada por el Parque Científico de la Universidad de Alicante en el marco del Día Internacional de la Mujer. La campaña parte de una exposición en la que se presentan 10 casos de éxito de mujeres científicas, muchas de la propia Universidad, con proyectos empresariales vinculados al Parque Científico de Alicante.
En esta iniciativa participan referentes de diferentes disciplinas de conocimiento que en la actualidad no sólo siguen investigando, sino aplicando sus avances y conocimientos en una serie de productos y servicios a través de diferentes empresas. Las protagonistas de esta primera edición del proyecto son: Iluminada Rodríguez (doctora en Ingeniería Química, de Applynano); Nuria Oliver y Piera Riccio (ingenieras informáticas expertas en inteligencia artificial, de la Fundación Ellis); Adela Yánez (microbióloga experta en diagnóstico ambiental, de Labaqua); Oksana Horodytska y Andrea Cabanes (ingenieras químicas de Fych Technologies); Berenice Güerri (doctora en Biología, de Glen Biotech), Noelia Martínez y Jennifer Martínez (química e ingeniera química, respectivamente, de Solublion), y Silvia Antón (oceanógrafa marina, de Mediterranean Algae).
Cada una de ellas muestra las capacidades que las mujeres tienen para hacer, ejercer y desarrollar la ciencia, en cualquiera de las disciplinas posibles, pero todas coinciden en destacar que “el desarrollo científico tiene como último objetivo el desarrollo de las sociedades, el avance de la humanidad y, por lo tanto, la igualdad en derechos y oportunidades”.
Gobernanza, más allá del sector del agua
La baja participación de la mujer como trabajadora en el sector del ciclo urbano del agua viene acompañada de una participación extremadamente baja de la mujer en la toma de decisiones en materia de gestión del agua y de los alimentos, a pesar de que la son ellas las que realizan hasta el 80% del trabajo informal no remunerado relacionado con el suministro de agua a nivel global
Y es que desde épocas ancestrales, las mujeres son las encargadas de gestionar el agua en las comunidades de muchos países. Pero a pesar de que desempeñan un rol clave en el el aprovisionamiento, la gestión y la salvaguarda del agua, la brecha en su participación en la toma de decisiones y gobernanza del agua es abismal respecto a los hombres.
Esta brecha se hace más patente entre las áreas urbanas y las rurales, donde la falta de acceso a una fuente de agua potable es cinco veces mayor que la de las áreas urbanas. Esta falta de acceso resulta, en la mayoría de ocasiones, una carga adicional para las mujeres y las niñas que deben llevar el agua desde su origen hasta el hogar.


Según Naciones Unidas, en África subsahariana, el 71% de la colecta de agua recae sobre las mujeres y las niñas. En el mundo se estima que las mujeres pasan más de 125 millones de horas diarias en búsqueda de agua. Por ello, la igualdad de género no sólo es un derecho humano básico sino que su logro tiene beneficios socioeconómicos enormes para la seguridad del agua y de los alimentos.
ONU Mujeres lleva años reclamando la necesidad de “reconocer a las mujeres como administradoras del recurso hídrico, agricultoras e irrigadoras, que contribuyen a garantizar una producción y consumo sostenibles de alimentos y a salvaguardar el entorno y los recursos hídricos dentro de los hogares y las comunidades. Esto debe ser reconocido en las leyes, las políticas y los programas de sensibilización en las comunidades”.
Esto implica reconocer a las mujeres como usuarias independientes del agua y permitir a las mujeres el acceso al agua, independientemente de la propiedad que tengan de la tierra; apoyar los sistemas de producción de alimentos de las mujeres y las cadenas de valores, inclusive en la adaptación y mitigación al cambio climático; y aliviar la carga de trabajo no remunerado de las mujeres y las niñas en materia de colecta de agua, producción y procesado de alimentos y tareas de cuidados.


En línea con esta prioridad, el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de la UNESCO se comprometió a avanzar hacia el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género en la toma de decisiones sobre los recursos hídricos.
Numerosos estudios apuntan a que el aumento de la presencia femenina en el sector del agua supone mejoras sustanciales en el liderazgo, la transparencia y la sostenibilidad de los recursos hídricos. Es más, otro estudio llevado a cabo por el Banco Mundial en el que se evaluaron 121 proyectos de abastecimiento de agua concluyó que los proyectos que involucraron activamente a las mujeres en la toma de decisiones resultaron ser de seis a siete veces más efectivos que aquellos que no lo hicieron.
Además, invertir en la aplicación de la perspectiva de género en los recursos hídricos contribuye a reforzar la inclusión social, erradicar la pobreza y avanzar hacia la sostenibilidad medioambiental.
Así pues el agua, ese recurso al que todos tenemos derecho como humanos, no solo nos quita la sed sino que nos iguala, nos hace inclusivos y nos proporciona la dignidad y la salud para que hombres y mujeres se desarrollen como iguales, y empujen en la misma dirección hacia ese planeta sostenible en el que todos sumamos.
