El agua, por su gran capilaridad, llega a todos los hogares desde la naturaleza y es uno de los recursos más vulnerables a cualquier tipo de contaminación. Garantizar su calidad exige avanzar en digitalización y control de las masas de agua para asegurar una buena salud al planeta y a las personas



La contaminación de origen difuso de las masas de agua superficial y subterránea es un problema muy extendido en la mayor parte de las cuencas españolas.
En particular, se pone de manifiesto por las elevadas concentraciones de nitratos que se registran en determinadas masas de agua, consecuencia de los excedentes de productos inorgánicos u orgánicos usados como fertilizantes. Este hecho es especialmente preocupante cuando alcanza a aguas que se destinan o vayan a destinarse al abastecimiento de la población.
No se trata de un problema que afecte solo a España. La Unión Europea considera la contaminación de origen difuso como un problema central en sus políticas ambientales y agrarias.
Según el último informe cuatrienal de la Comisión Europea sobre la aplicación de la Directiva sobre nitratos (basado en los datos de 2016-2019), a pesar de la aplicación de la directiva hace 30 años, los nitratos siguen causando contaminación perjudicial del agua en la Unión Europea.
En concreto, revela que el 14,1% de las aguas subterráneas siguió superando el límite de concentración de nitratos fijado para el agua potable. Según las observaciones, el agua declarada eutrófica en la UE abarca el 81% de las aguas marinas, el 31% de las aguas costeras, el 36% de los ríos y el 32% de los lagos.
“Los nitratos ponen en peligro la salud humana, sobre todo al contaminar el agua potable. Esto también tiene importantes repercusiones económicas en términos de limpieza del agua para el consumo humano y para las comunidades que dependen de las aguas contaminadas” señalan desde la Unión Europea.
Y es la propia Comisión la que destaca que los costes medioambientales globales de todas las pérdidas de nitrógeno reactivas en Europa se estiman entre 70.000 y 320.000 millones de euros al año, muy por encima de los costes de la reducción de la contaminación en origen.
Para evitar estos costes la UE está actuando para mejorar el cumplimiento de la Directiva sobre nitratos, que es un requisito previo para alcanzar el objetivo del Pacto Verde Europeo, una reducción del exceso de nutrientes del 50%, que supondrá, según dicho documento, una reducción del 20% en el uso de fertilizantes.
La Directiva sobre nitratos es clave en este sentido ya que es un importante instrumento para alcanzar el objetivo fijado en la Directiva marco del agua, que no es otro que lograr un buen estado químico y ecológico de todas las masas de agua para 2027 a más tardar.
La citada Directiva impone a los Estados miembros la obligación de identificar las aguas que se hallen afectadas por la contaminación por nitratos de procedencia agraria, cuyas concentraciones deberán ser vigiladas en una serie de estaciones de muestreo. Por otra parte, establece criterios para designar como zonas vulnerables aquellas superficies cuyo drenaje da lugar a la contaminación por nitratos. Una vez determinadas dichas zonas, la Directiva establece la necesidad de realizar y poner en funcionamiento programas de actuación coordinados con las actividades y técnicas agrarias, con la finalidad de eliminar o minimizar los efectos de los nitratos sobre las aguas.
Contribución de la agricultura y la ganadería a la contaminación por exceso de nutrientes
“la agricultura es responsable del 22 % al 99 % de la carga total de nitrógeno en el medio ambiente, con un promedio del 77 %, por lo que es la fuente más importante”
Existe una clara vinculación entre la producción ganadera y la contaminación de las aguas por exceso de nutrientes, según la Comisión, “se calcula que la producción ganadera de la Unión Europea es responsable del 81% de la aportación de nitrógeno agrícola a los sistemas acuáticos y del 87% del amoníaco procedente de las emisiones agrícolas a la atmosfera”.
A nivel de todo el territorio de la Unión Europea, comparando los períodos cuatrienales de 2008-2011 y 2012-2015, el balance neto de nitrógeno y el de fosfato aumentaron ligeramente al pasar el del nitrógeno de 31,8 a 32,5 kg N/ha y el del fosfato de 1,8 a 2,0 kg P/ha.
De acuerdo con el informe, durante el período 2016-2019, los balances de nitrógeno siguieron aumentando y superan los 100 kg N/ha en países como Bélgica, Chipre, Luxemburgo y los Países Bajos. Los balances de fosfatos superan los 20 kg/ha en Chipre, Irlanda y Malta. Asimismo, el informe indica que desde 2008, entre los Estados miembros con un elevado excedente de nutrientes, solo Malta consiguió disminuir su balance de fosfatos.
La Comisión Europea (CE) ha dado un ultimátum a España para que actúe frente a la insuficiente protección de sus aguas contra la contaminación procedente de fuentes difusas agrarias e industriales. Un ultimátum en forma de procedimiento de infracción y sanción por el incumplimiento de España de la Directiva de Nitratos.
La CE insiste en que España tiene que garantizar la estabilidad de la red de seguimiento de los nitratos, revisar y designar aún más y mejor las Zonas Vulnerables de Nitratos (ZNV) y tomar medidas adicionales o acciones reforzadas para lograr los objetivos de la Directiva de Nitratos en varias comunidades autónomas.
Un cumplimiento en el que se avanza, aunque fuera de plazo, con la reciente publicación para consulta pública del Real Decreto sobre protección de las aguas contra la contaminación difusa producida por los nitratos procedentes de fuentes agrarias.
Los recientes episodios de eutrofización de la laguna costera del Mar Menor o los vertidos de purines registrados este verano en Galicia son un claro ejemplo de los efectos negativos sobre los ecosistemas, la biodiversidad y la salud de las personas de la presencia excesiva de nutrientes en el agua.
Una concentración de nitratos por encima de 50 mg/L en el agua puede tener graves consecuencias para la salud humana, poniendo en riesgo el abastecimiento de los hogares. En algunos ríos, humedales y acuíferos españoles se han detectado concentraciones de nitratos por encima de 100 mg/L, muy por encima del límite legal de la norma de calidad ambiental de 50 mg/L de nitratos, dando una idea del grave problema de contaminación difusa que padecemos.
Las fugas de nutrientes también generan grandes afectaciones a los sistemas de tratamiento de aguas para su consumo. Rara vez los gestores y los ayuntamientos reciben alarmas con la anticipación requerida.
En los dos últimos meses Galicia ha sido el escenario de dos vertidos de purines al río que ha llegado a dejar sin agua a la población que se abastecen de los caudales contaminados; evidenciando la necesidad de desarrollar una mayo digitalización para el control y la gestión de las masas de agua, en general y en Galicia particularmente porque en esta comunidad no existe Sistema Automático de Información de Calidad de las Aguas (RED SAICA), de ahí que en los episodios de contaminación de ríos no cuenten con sistemas de alerta temprana.
Así, este verano, en Santiago de Compostela un vertido de 200.000 litros de purines al río Porta Ferreiros, un afluente del Tambre, inhabilitó la potabilizadora algo menos de 24 horas; tres semanas después otro vertido de purines dejó a los vecinos de Curtis seis día sin agua potable en sus hogares.
En ambos episodios, el problema pasó a ser de la gestora de servicio y a comprometer el suministro de agua a la población. En el caso de Santiago de Compostela la capacidad técnica y la anticipación en la respuesta de Viaqua evitó que la contaminación entrara en la red y, por tanto, que los hogares se viesen afectado. En el caso de Curtis, gestionado por Espina y Delfín, la contaminación de la red obligó a cortar el suministro durante 6 días.


Para evitar situaciones como estas y preservar la calidad de las fuentes de agua es imprescindible identificar las zonas vulnerables y reforzar el sistema de monitorización y control de calidad del recurso, no solo en las zonas de captación para abastecimiento urbano sino en el conjunto de las masas de agua superficiales y subterráneas.
A partir del episodio de vertidos en el Tambre, Viaqua ha instalado sondas de amonio en continuo en el cauce del río Tambre. Estas sondas envían señales a la Estación Potabilizadora del Tambre para, en caso de nuevos vertidos, tener la anticipación suficiente. Además, desde Viaqua, se ha activado una inversión para instalar este tipo de sondas multiparamétricas en continuo en otras captaciones de los servicios que gestionan en Galicia.
En este sentido, el Real Decreto 817/2015, de 11 de septiembre, por el que se establecen los criterios de seguimiento y evaluación del estado de las aguas superficiales y las normas de calidad ambiental es claro respecto de las obligaciones de la administración Hidráulica a la hora de determinar las zonas vulnerables y los planes de control de los diferentes parámetros de calidad establecidos.
Estos procesos de contaminación difusa se ven agravados tanto por los fenómenos de lluvias torrenciales como por la sequía que afectan a la calidad de las aguas que llegan a las potabilizadoras desde sus fuentes de captación, para ser tratadas y distribuidas con calidad óptima y en las mejores condiciones de seguridad y salubridad.
La turbidez, la materia orgánica, los agentes patógenos, condicionan los tratamientos que se aplican en las mismas para garantizar esa calidad y salubridad que ofrece el agua del grifo en España.
Los requerimientos, no solo de la Directiva de nitratos sino de le nueva Directiva de calidad de las aguas para consumo humano exigen un mayor esfuerzo en la monitorización de la calidad de las aguas. Hoy por hoy la tecnología y la digitalización disponible permiten contar con datos acerca de la calidad de las masas de agua en tiempo real y facilitan la toma de decisiones en caso de crisis o emergencias.
De ahí que la información sea esencial para lograr los objetivos marcados y para preservar la salubridad de las aguas potables.
En España, conscientes de esta necesidad se va a realizar un esfuerzo inversor, escaso a decir el sector del agua urbana y la gestión ambiental, para avanzar hacia la digitalización de la administración del agua como parte del Plan de Actuación para la transición digital del Sector del Agua, incluido en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, al que destinará 225 millones de euros para incorporación de las nuevas tecnologías de la gestión del agua en España.
Aunque la importancia del control del buen estado de las masas de agua es más que evidente por su trascendencia en la salud de los ciudadanos el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) apenas ha puesto en marcha dos proyectos piloto para promover el uso de las nuevas tecnologías y la digitalización en el control de los usos del agua. En concreto, uno de los proyectos está destinado al registro de los consumos de abastecimiento en el entorno urbano y el otro a la supervisión de las extracciones de agua del dominio público hidráulico, así como de los vertidos y otros retornos.
Estas iniciativas, que representan un esfuerzo inversor insuficiente y que evidencian la falta de proyectos concretos en el territorio nacional, permitirán tener un conocimiento en tiempo real de los distintos usos del agua. Estos datos serán fundamentales para mejorar la toma de decisiones por parte de los diferentes usuarios, gestores y administraciones competentes y permitirá una mayor optimización de los recursos y las demanda.
Desde el ámbito empresarial se trabaja también para mejorar el control de la calidad de las masas de agua que llegan a las potabilizadoras para una mejor respuesta ante potenciales episodios de contaminación, como los referidos recientemente en Galicia.
Por ejemplo, en un proyecto colaborativo en el que han participado pequeñas y medianas empresas, gestores del agua urbana, administraciones y centros tecnológicos, el proyecto TRIHSENS de Cetaqua Galicia ha logrado desarrollar un sistema completo de control y alarma para la gestión eficiente de procesos de potabilización durante el tratamiento del agua.
Con el objetivo de proporcionar protocolos de actuación más ágiles y precisos en el sistema de potabilización de agua de consumo humano, los participantes en el proyecto han logrado el desarrollo e instalación de una sonda para la monitorización, en tiempo real, de la calidad del agua en la Estación Potabilizadora (ETAP) del Tambre, en Santiago de Compostela, gestionada por Viaqua.
Anticiparse para una respuesta más rápida
TRIHSENS ha logrado desarrollar un sistema completo de control y alarma para la gestión eficiente de procesos de potabilización durante el tratamiento del agua.
Este sistema, que consta de un sensor de fluorescencia, un modelo de predicción y una herramienta de apoyo a la decisión, supone una apuesta por la protección y la preservación de la calidad del agua.
En la última fase del proyecto, terminado a finales de 2020, se ha instalado una sonda de control en la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) del Tambre, para la monitorización in situ del proceso de potabilización.
La sonda, que está compuesta por sensores de fluorescencia basados en tecnología LED de bajo coste, se ha acoplado al modelo de predicción y a la herramienta de apoyo a la decisión. Este sistema integral permite dar una respuesta rápida y precisa frente a eventos de contaminación, y facilitar el control de la calidad del agua de consumo.
El desarrollo de este sistema completo garantiza, de forma rápida y segura, la gestión eficiente del agua de consumo distribuida a la población en la ciudad de Santiago de Compostela.
Este innovador proyecto tiene mucho recorrido de cara a facilitar la implementación de la nueva normativa de calidad de las aguas para consumo humano, recientemente aprobada y en fase de incorporación a nuestro ordenamiento jurídico. Una normativa que incorpora nuevos compuestos a los controles rutinarios, como microcistinas, bisfenol A y otros contaminantes difusos y de interés emergente, para mejorar aún más la calidad del agua potable.
De hecho, la nueva regulación incluye la elaboración y aprobación de planes sanitarios para zonas de abastecimiento de más de 50.000 habitantes a partir de las evaluaciones de riesgo y precisamente TRIHSENS promueve una gestión proactiva del riesgo.
Además, siendo la transparencia uno de los ejes de esta nueva normativa, con la que se persigue generar una mayor confianza en el agua del grifo, el sistema desarrollado por TRIHSENS aporta una herramienta de apoyo a la decisión que favorece esa transparencia.
Una transparencia que también debemos encontrar aguas arriba para anticiparnos a los episodios de contaminación y, sobre todo, para preserva de uno de los recursos naturales más esenciales y vulnerables: el agua, imprescindible para la salud de las personas y del planeta.