Un nuevo informe que mide los progresos de los ODS en relación con el medio ambiente destaca la importancia de la gestión de los recursos hídricos para proteger la biodiversidad y los ecosistemas. Saneamiento, depuración y reutilización son claves para cuidar la naturaleza



El mundo no alcanzará los objetivos de la Agenda para el Desarrollo Sostenible relacionados con el medio ambiente en 2030. Así de clara se muestra Naciones Unidas tras la publicación del informe «Medición del progreso: Medio ambiente y los ODS» que demuestra que «nos estamos quedando cortos y, en algunos casos, estamos retrocediendo» en los objetivos marcados, en especial en cuanto a pérdida de biodiversidad y acción climática.
El informe revisa datos e información sobre los aspectos medioambientales de cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) así como el progreso realizado en todo el mundo. El documento señala que ha habido un aumento de los datos disponibles, pero precisamente esos nuevos datos muestran un aumento en las tendencias a la baja de un mayor número de indicadores de la Agenda 2030 en comparación con un informe de progreso anterior en 2019.
En este sentido, el estudio refleja que de los 39 indicadores con datos (que suponen el 42% del total de indicadores), un 67% (26 indicadores) siguieron una tendencia positiva y el 33% restante (13 indicadores) mostraron poco cambio o una tendencia negativa.
«El mundo sigue viviendo de manera insostenible, pero no podemos mantener nuestra tasa de uso y abuso para siempre. Es imperativo que aceptemos los cambios en los estilos de vida necesarios para lograr los objetivos de 2030”, señaló Elizabeth Maruma Mrem, secretaria ejecutiva del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD).
El agua sustenta la naturaleza
En su análisis de cómo influyen los progresos en el ODS6 (agua y saneamiento para todos) en los objetivos ambientales, el informe destaca la interrelación con otros ODS y la importancia de los recursos hídricos y su gestión en la seguridad alimentaria y agricultura, la biodiversidad, la reducción del riesgo de desastres y la adaptación urbana al cambio climático.
«Existe un fuerte vínculo entre la seguridad hídrica, la actividad económica y los recursos humanos. El agua sustenta el medio natural y es un factor fundamental para que los sistemas produzcan servicios ecológicos», afirma el informe, que denuncia la desaparición de más del 50% de los humedales del planeta desde 1900.
El análisis se centra en la relación entre los indicadores del ODS 6 y el estado de los indicadores ambientales, incluidos la calidad del agua, los ecosistemas acuáticos, la contaminación marina, la degradación de la tierra y las especies en riesgo.
Y en todos ellos pone el foco en la importancia del tratamiento de aguas residuales: «un paso clave para garantizar que el agua vuelve limpia a la naturaleza y mantener un hábitat saludable para los seres vivos en ríos, lagos, estanques y océanos». «Tener un tratamiento de aguas residuales bueno o malo impacta positiva o negativamente en la tierra, las masas de agua dulce y el océano», señala el informe.


Además, destaca que cuando la producción agrícola, la demanda de agua doméstica y los ecosistemas naturales compiten por el agua, puede haber un impacto en los ecosistemas acuáticos, la degradación de la tierra y especies en peligro. Por ello «es esencial apostar por una gestión sostenible de los recursos hídricos, por la cooperación entre los actores implicados y por la inversión económica de los países» para avanzar en esta materia.
El saneamiento y la depuración adecuada son de nuevo la respuesta para un uso eficiente del agua. Mejorar la calidad del agua que sale de las depuradoras no solo hará que vuelva en mejores condiciones al medio natural, sino que también abre la puerta para una reutilización del agua cada vez más extendida y para más usos. Así, dar más vidas al agua, tanto en la agricultura como en el entorno urbano, permite también aumentar la vida de los ecosistemas al reducir la presión humana sobre las reservas de agua.


El informe señala que alcanzar las metas del ODS 6 implica una gobernanza adecuada que equilibre el derecho humano al agua y al saneamiento y el desarrollo económico con los recursos naturales y el cuidado al medio ambiente, en un complejo mecanismo de retroalimentación entre todas las partes del sistema.
En un mundo cada vez más globalizado, «la gestión inadecuada del agua puede impacta más allá de las fronteras geográficas y puede afectar a un gran número de personas». Las inversiones para mejorar el acceso al agua «deben hacerse de manera inteligente y sin olvidar los efectos que tendrán en el medio acuático, en los ecosistemas y las especies en peligro».