Agua, pilar esencial del resto de Derechos Humanos

Agua, pilar esencial del resto de Derechos Humanos

En el Día Mundial de los Derechos Humanos, cuya Declaración cumple 73 años, recordamos que aún está muy lejos de cumplirse el derecho universal al agua y al saneamiento, clave para la consecución del resto de derechos y Objetivos de Desarrollo Sostenible


Cada 10 de diciembre celebramos el Día Mundial de los Derechos Humanos. Un día para recordar aquel 1o de diciembre de 1948 en el que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos. Este documento histórico proclama los derechos inalienables que corresponden a toda persona como ser humano, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Una garantía de lo que todos deberíamos disfrutar pero que, desgraciadamente, en un un mundo profundamente desigual, no todos pueden tener.

Y precisamente el lema de este día mundial está dedicado a la “Igualdad” y el artículo 1 de la Declaración: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Un lema que busca abordar y encontrar soluciones para formas arraigadas de discriminación que afectan a las personas más vulnerables de nuestras sociedades y avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible ligados a estos derechos universales.

En este día, Naciones Unidas recuerda que la pandemia de COVID ha «alimentado un aumento alarmante de las desigualdades» y ha puesto al descubierto «muchos de nuestros fracasos para consolidar los avances logrados». Y entre los Derechos Humanos nos fijamos hoy, como no podía ser de otra manera, en el Derecho Humano al agua y al saneamiento, promulgado por la Asamblea General de Naciones Unidas el 28 de julio de 2010, y en el ODS 6 que busca garantizar el agua y el saneamiento para todos de aquí a 2030.

El agua es un pilar esencial para la consecución del resto de los derechos universales y el logro efectivo del resto de Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin agua, ni la salud, ni la alimentación, ni la sostenibilidad medioambiental, ni el desarrollo frente a la pobreza están garantizadas.

Incluso antes de que llegara la pandemia de COVID-19, el mundo no estaba en camino de cumplir el ODS 6 y, según Naciones Unidas, a causa del cambio climático y el aumento de la población, miles de millones de personas de todo el mundo se quedarán sin acceso a servicios hídricos seguros en la próxima década a menos que el índice de progreso se multiplique por cuatro.

El futuro será muy difícil, sobre todo porque el presente es desolador: más de 2.000 millones de personas en todo el mundo todavía viven sin agua potable administrada de manera segura, 3.600 millones no tienen acceso a un saneamiento adecuado y 2.300 millones carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos con agua y jabón en el hogar.

Unos niños recogen agua en la ciudad de Taiz, en el sur de Yemen, en una instalación humanitaria.

Unos problemas humanos a los que hay que sumar otros tantos ambientales: la mayoría de las aguas residuales se devuelven a la naturaleza sin tratamiento, una de cada cinco cuencas hidrográficas del mundo ya está experimentando cambios rápidos, como inundaciones o sequías, con mayor frecuencia e intensidad, y el 80% de los ecosistemas de humedales ya se han perdido. Además de todo esto, el cambio climático está aumentando la variabilidad del ciclo del agua y los fenómenos extremos relacionados en todas las regiones del mundo, causando estragos y desplazando a millones de personas: actualmente, casi el 10% de la población mundial vive en áreas con alto estrés hídrico.

La especialista en monitorización del ODS 6 en ONU-Agua Maria Schade afirma que «es muy urgente que los políticos y legisladores a nivel nacional establezcan prioridades más audaces porque los datos muestran que necesitamos un esfuerzo para acelerar el progreso, en algunas áreas hasta cuatro veces más rápido, para cumplir con el ODS 6 en los próximos nueve años”.

Y para ello, habrá que tener muy presente el último de los ODS, el número 17, relativo a las alianzas. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, no se cansa de reclamarlo al afirmar que para lograr un progreso real en Derechos Humanos es necesaria la colaboración de todos: gobiernos, empresas y sociedad civil. La acción e inversión pública no será suficiente sin el esfuerzo del sector privado y la ciudadanía, por ello el futuro tanto del agua como del resto de derechos universales se lograrán si todos luchamos a una por objetivos comunes. Sin duda, es el único camino.



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