Bucarest, o como la empresa privada rescató un fracaso soviético con el agua

Bucarest, el rescate de un fracaso en la gestión del agua urbana

Bucarest, el rescate de un fracaso en la gestión del agua urbana

El economista Lorenzo Dávila analiza la evolución del ciclo integral del agua en la ciudad de Bucarest, capital de Rumanía. El legado de infraestructuras obsoletas y mala gestión pública heredado de la la égida soviética tuvo que ser enmendado por la aportación tecnológica y de eficiente gestión de la empresa privada


Lorenzo Dávila Cano
Madrid | 17 noviembre, 2020


En la década de los 80 y principios de los 90, comenzaron los primeros problemas de abastecimiento y de calidad del agua de Bucarest. Después de que cayera la dictadura comunista de Rumanía en 1989, la responsabilidad del servicio de agua en Bucarest fue transferida a RGAB, una empresa municipal de agua.

A fines de la década de 1990, las condiciones del suministro de agua eran insatisfactorias en la mayor parte de la ciudad. Las interrupciones del servicio eran frecuentes, la presión era baja y en muchos vecindarios la disponibilidad de un servicio confiable de suministro de agua era solo intermitente y limitada (en promedio, a 12 horas por día).

Además, las plantas de tratamiento operaron con equipos de mala calidad y desgastados. El filtrado, en particular, era inadecuado. La red de distribución se encontraba en un estado inadecuado, principalmente debido a la baja calidad de los materiales utilizados durante la mayor parte de los 40 años previos y la falta de mantenimiento sistemático.

La calidad del agua entregada al consumidor era generalmente deficiente y, aunque no se dispone de datos específicos, se sospecha que existen riesgos de contaminación por la intrusión de aguas subterráneas contaminadas en los períodos de interrupción del servicio en muchas áreas, lo que pudo derivar en la aparición de enfermedades como hepatitis. Con estos problemas, el sistema necesitaba numerosas inversiones de varios millones de dólares, una cantidad que ni el municipio ni el gobierno nacional pudieron financiar. Fue en ese momento cuando el municipio, ante tal necesidad de inversiones, decidió incorporar una empresa privada para gestionar el sistema y financiar mejoras.

La ayuda privada, fundamental

Un organismo del Banco Mundial, la Corporación Financiera Internacional (IFC), firmó un acuerdo con el municipio de Bucarest y con la empresa municipal RGAB.  El organismo del Banco Mundial prestó su asesoramiento sobre todos los aspectos de la entrada de capital privado en la empresa RGAB, incluidas las medidas preparatorias de corporatización, la estructura de la transacción, el marco regulatorio, la estructura y los niveles de precios, las obligaciones futuras de servicio y la implementación de la transacción. Además, supervisó los procedimientos de licitación competitiva que llevaron a los operadores e inversores internacionales al sector.

La firma francesa Veolia Water ganó la licitación, articulándose una concesión, que supondría, en aquel momento, la mayor operación de este tipo en Europa Central y del Este. El 29 de marzo de 2000 se firmó el contrato de concesión en Bucarest, por un período de 25 años, con la posibilidad de extenderlo a un máximo de 37 años.

El funcionamiento efectivo  comenzó en noviembre de 2000.  A partir de ese momento, la empresa RGAB pasó a denominarse Apa Nova Bucharest, cuyo capital social estaba formado por dos socios: por una parte, el privado (con un 83,69% de participación) y el municipio de Bucarest (16,31% de la participación).

Vista de Bucarest con las largas avenidas de la era soviética. | Foto: Paul

La concesión, sin duda, supuso un giro de 180 grados a la situación que vivía la ciudad de Bucarest previamente a la aprobación de la concesión.

En primer lugar, cabe señalar que la compañía Apa Nova mejoró notablemente el servicio durante los primeros 10 años de la concesión, mejorando el abastecimiento a los hogares, alcanzando un 93% de cobertura en 2007 y solo aumentó moderadamente la factura doméstica típica, situándola por debajo de otros municipios de Rumanía.

En la siguiente década esta cifra mejoró, estando conectados a la red de suministro la totalidad de viviendas y edificios de la ciudad. Durante los primeros años de la concesión se llevaron a cabo mejoras en las infraestructuras para paliar los graves defectos que la red de distribución y de tratamiento de agua sufrían.

En este sentido, se realizaron los proyectos recomendados por el Banco Mundial, consistentes en la rehabilitación de las estaciones de bombeo y tratamiento de aguas residuales, la reducción de las fugas de agua, mediante la reparación o sustitución de las tuberías dañadas de la ciudad y de los hogares, y mejoras en la empresa anteriormente conocida como RGAB, en particular, en la gestión de la cuenta de clientes de la empresa para la reorganización de las operaciones de facturación y cobro.

La concesión realizada en el año 2000 ha cambiado el panorama del agua en la ciudad de Bucarest. La sociedad público-privada Apa Nova ha conseguido, mediante una serie de importantes inversiones (más de 458 millones de euros), corregir la situación anterior y hacer que la distribución y el tratamiento de aguas en Bucarest sea sostenible tanto económicamente como en relación con el medioambiente.

Una vez más queda demostrada que la fórmula de colaboración entre el sector público y privado puede ser una solución para ciudades que atraviesan grandes dificultades en su sistema de gestión de agua, dado que en la mayoría de ocasiones su experiencia y su incesante búsqueda por la eficiencia entre los recursos invertidos y los servicios prestados, a diferencia de algunos sistemas de gestión público, donde no siempre prima la eficiencia.



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