Ciudad de México es una de las urbes del mundo que mayor crecimiento demográfico ha registrado durante el siglo XX, dado que multiplicó por 10 su población en apenas 80 años.
La Ciudad de México, además, ha ido anexionando cerca de 40 municipios que estaban alrededor, por lo que realmente la zona urbana de esta ciudad es de más de 22 millones de personas, situándose como la décima ciudad más poblada del mundo. Este aumento de la población, junto con otra serie de factores, ha sido una de las causas de la ausencia de un suministro correcto de agua en la ciudad en los últimos tiempos, pero otra ha sido, sin duda, la gestión del servicio del agua, en manos del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX), organismo público encargado de la gestión del agua en esta ciudad.


Al contrario de lo que pudiera pensarse, tanto en el pasado como actualmente la Ciudad de México no debería tener problemas con el suministro de agua teniendo en cuenta el número de precipitaciones con las que cuenta a lo largo del año, sobre todo en verano, cuando alcanzan su pico.
«Las fugas en la red de suministro aumentan el consumo y convierte a México en la ciudad del mundo que más agua demanda por habitante»
No obstante, las malas decisiones en materia de gestión de agua han llevado a la ciudad a una situación límite, en la que se detectan diversos problemas. En primer lugar, el suministro: alrededor del 70% de la ciudad tiene menos de 12 horas de agua disponible por día e, incluso, existen zonas de mayor escasez, en las que el 18% de la población debe esperar varios días para contar con un abastecimiento de una hora o dos, que se realiza a través de camiones cisterna con agua potable.
La Ciudad de México no debería tener problemas con el suministro de agua dadas las lluvias con las que cuenta
La situación puede agravarse, puesto que se espera que en las próximas décadas el agua subterránea empiece a escasear, siendo una de las fuentes principales del suministro de la ciudad.
Una de las causas de esta falta de suministro es la red de distribución deficiente con el que cuenta el municipio, dado que las principales fuentes de abastecimiento de la Ciudad de México se encuentran a mucha distancia (más de 100 kilómetros), transportándose a través de tuberías cuyo estado muchas veces no es el óptimo debido a que cuentan con varias décadas de antigüedad y que, además, requieren de mantenimiento que no siempre se realiza.
Durante todo este proceso en torno al 40% del agua que recorre las tuberías se ha perdido durante el camino debido a las fugas existentes en el sistema de distribución, aupando a la Ciudad de México como la ciudad del mundo que mayor agua demanda (300 litros por habitante), a un elevado precio debido a todas las inversiones acometidas para su captación, transporte y tratamiento.
Otro de los grandes problemas del agua en la capital mexicana es el de la reutilización del agua y la gestión de aguas residuales. Hasta hace poco tiempo, no existía una planta de tratamiento de aguas residuales con la capacidad suficiente para tratar el agua proveniente de la Ciudad de México.
Esto provocaba que, automáticamente, toda el agua proveniente de la ciudad fuera a parar a otras plantas de tratamiento a cientos de kilómetros de la capital, siendo imposible su reutilización. Si bien es cierto que en los últimos años se han llevado a cabo dos proyectos para solucionar este problema, como son el sistema de drenaje del Valle de Chalco o la Estación Depuradora de Aguas Residuales de Atotonilco, parte de los problemas persisten ante el crecimiento de la ciudad.
Gran parte de estos problemas se solucionarían con una mejor gestión y la acometida de importantes inversiones en las infraestructuras existentes. Un elemento que sería de mucha ayuda sería la participación del sector privado con experiencia en el sector.


| Foto: Diego Grandi
En este sentido, la Ciudad de México ya inició una senda entre la colaboración del sector público y el sector privado a principios de la década de los 90. Previamente a la introducción del sector privado en la gestión del agua, el sistema público tenía un serio problema en el control de sus propios clientes y del cobro de las facturas de estos.
Alrededor del 70% de la ciudad tiene menos de 12 horas de agua disponible por día
Cabe mencionar, por ejemplo, que no existía un registro de clientes con sus correspondientes mediciones, por lo que no es de extrañar que un 22% de los clientes no recibían las facturas correspondientes al uso del agua.
Durante esta década, se realizaron actuaciones dirigidas a actualizar el registro de usuarios, medir el consumo en los hogares para facilitar la facturación y otros aspectos de cobro y, por último, reparar las fugas existentes y llevar a cabo diversas rehabilitaciones en la red secundaria.
Pese a que el agua llegó al 90% de los usuarios del sistema, el hecho de que el servicio de cobro de facturas permaneciera en manos públicas hizo que la eficiencia en el cobro de facturas cayera en un 15% en este periodo, no pudiendo los ingresos operativos superar a los gastos operativos. Finalmente, en 2007, la prestación de los servicios de suministro de agua pasó de nuevo a manos del SACMEX, siendo más una medida política que de cualquier otro motivo y los problemas relacionados con la distribución del agua en la capital mexicana comenzaron a despuntar.
