El Secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, apuesta por las infraestructuras verdes y la digitalización para incorporar la adaptación al cambio climático en los Planes de Gestión de Riesgo de Inundación (PGRIs) de segundo ciclo



El clima mediterráneo de la mayor parte de España se caracteriza por la importante irregularidad pluviométrica, con periodos de sequía habituales y también con episodios de inundaciones de gran importancia como las tremendas DANAS de septiembre de 2019 o el temporal Gloria, que barrió la costa Mediterránea a principios de 2020.
De hecho, España es el Estado miembro de la Unión Europea con la mayor desproporción entre los caudales extraordinarios de crecida y los caudales ordinarios de sus cauces fluviales.
Según el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) 2021-2030, las principales tendencias identificadas para escenarios futuros en España son el aumento de la evapotranspiración, la disminución de los caudales medios de los ríos y de la recarga de los acuíferos, así como el incremento de las sequías, lluvias torrenciales e inundaciones.
De acuerdo con los trabajos desarrollados por el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas, CEDEX, y la Oficina Española de Cambio Climático, la disminución prevista de las aportaciones a finales de siglo, considerando escenarios medios, se situará entre el 19% y el 42% según las demarcaciones hidrográficas, con los valores más altos precisamente en las cuencas más vulnerables, las del Sur, Sureste y Levante, así como en los territorios insulares.
Estos cambios en el ciclo natural del agua, entre otros muchos impactos, tendrán como consecuencia una disminución en la disponibilidad de recursos hídricos con implicaciones para el sector agropecuario, el abastecimiento urbano, la producción hidroeléctrica y los ecosistemas, afectando especialmente, a los procesos ecológicos, las especies y hábitats ligados a ecosistemas acuáticos.
Estos periodos de sequía irán acompañados de fenómenos de lluvias torrenciales con periodos de retorno cada vez más cortos y la subida del nivel del mar, ambos factores elevan en España el riesgo por inundación.
Las inundaciones son el fenómeno natural que más daños causa en España. En las últimas dos décadas han provocado más de 300 muertes y generan anualmente pérdidas de 800 millones de euros
No solo la subida del nivel del mar como consecuencia del cambio climático impacta en el riesgo de inundación, todos los estudios científicos apuntan a una mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos adversos y de catástrofes ambientales a causa de las lluvias torrenciales, por lo que los expertos insisten en que España debe avanzar en la adaptación del territorio y las infraestructuras al cambio climático para hacer frente a las inundaciones.
Ante este futuro incierto el Secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán apunta la necesidad de avanzar en la gestión del riesgo de inundaciones a través de los Planes de Gestión de Riesgo de Inundación (PGRIs) de segundo ciclo, “que constituyen uno de los principales hitos de la política del agua en España en los últimos años” y que contarán con fondos del Plan de Reconstrucción, transformación y resiliencia de España.
Durante su última comparecencia ante la Comisión de Transición Ecológica del Congreso Morán anunció que estos Planes de Gestión de Riesgo de Inundación (PGRIs) de segundo ciclo, que permitirán gestionar de forma coordinada y contingente los riesgos por inundaciones estarán aprobados a comienzos del año que viene.
Actualmente se encuentran en fase de revisión y está previsto que integren los efectos del cambio climático en la gestión del riesgo con medidas de adaptación para cada cuenca hidrológica que minimicen los riesgos de inundación, como medidas de retención natural y soluciones basadas en la naturaleza como son las Infraestructuras verdes.Morán adelantó en el Congreso que se apostará por el desarrollo tecnológico, modernizando todos los sistemas de información hidrológica existentes, conectando la información disponible de previsiones meteorológicas de la AEMET con modelos numéricos, información en tiempo real y mapas de peligrosidad, transmitiendo información a los distintos agentes implicados, fomentando la adaptación y preparación ante el riesgo de inundación, siendo una herramienta clave del Sistema Nacional de Protección Civil.
Planes de Gestión del Riesgo de Inundación
Los planes de gestión tienen como objetivo lograr una actuación coordinada de todas las administraciones públicas y la sociedad para reducir las consecuencias negativas de las inundaciones, basándose en los programas de medidas que cada una de las administraciones debe aplicar en el ámbito de sus competencias para alcanzar el objetivo previsto.
Los planes de primer ciclo, actualmente vigentes, fueron aprobados en su mayoría durante el año 2016.
El temporal ‘Gloria’ de principios de 2020 es según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) “el temporal más duro” sufrido desde 1982, causó inundaciones por la costa este de España con daños cuantificados en más de 19 millones de euros
De este modo, los objetivos generales de estos planes son incrementar la percepción del riesgo de inundación y de las estrategias de autoprotección en la población, los agentes sociales y económicos. El éxito de muchas de las medidas propuestas para mejorar las distintas variables que intervienen en el riesgo de inundación pasa por una adecuada divulgación del fenómeno y la mejora de la formación de la sociedad sobre las inundaciones en general y en particular sobre los problemas de inundación a nivel local.
Otra de las metas es mejorar la coordinación administrativa entre todos los actores involucrados en la gestión del riesgo. La responsabilidad en la gestión del riesgo de inundación está compartida por todas las administraciones, cada una actuando en una etapa o sobre un aspecto de la gestión del riesgo. La mejora en la coordinación de las mismas es un elemento esencial para la mitigación de estos riesgos.
Avanzar en el conocimiento para la adecuada gestión del riesgo de inundación es otro de los objetivos y se refiere a la necesidad de realizar estudios específicos que permitan profundizar en el conocimiento de los mecanismos meteorológicos que generan las inundaciones, la mejora del conocimiento histórico y estadístico, los efectos e influencia del cambio climático y otros posibles estudios a desarrollar en el futuro.
La predicción es otra de las claves para reducir la exposición al riesgo de inundación junto con la mejora de la ordenación del territorio y la gestión de la exposición en las zonas inundables. Este objetivo se basa fundamentalmente en la búsqueda de una ordenación del territorio y de los usos del suelo en las zonas inundables compatible en la medida de lo posible con el riesgo de inundación, todo ello conforme a la legislación ya vigente en materia de suelo y urbanismo, protección civil, costas, aguas, medio ambiente, etc.


Conseguir una reducción, en la medida de lo posible, del riesgo a través de la disminución de la peligrosidad para la salud humana, las actividades económicas, el patrimonio cultural y el medio ambiente en las zonas inundables. Este objetivo se basa sobre todo en la optimización de los sistemas de defensa frente a inundaciones existentes, la restauración fluvial y la restauración hidrológico-agroforestal de cuencas, la gestión de los embalses existentes, las labores de conservación de las infraestructuras existentes, las actuaciones de prevención en la costa, etc.
Mejorar la resiliencia y disminuir la vulnerabilidad de los elementos ubicados en las zonas inundables. Puesto que las inundaciones son fenómenos naturales que no pueden evitarse y que hay que convivir con ellas asumiendo un cierto nivel de riesgo, más aún con los previsibles efectos del cambio climático, se prevé la necesidad de mejora de la resiliencia de estos bienes, tales como viviendas, infraestructuras, etc.
Contribuir a la mejora o al mantenimiento del buen estado de las masas de agua a través de la mejora de sus condiciones hidromorfológicas para que estas alcancen su buen estado o buen potencial, tanto en masas de agua continentales, de transición y costeras, incluyendo las muy modificadas, en coordinación con la Directiva Marco del Agua, manteniendo el buen estado allí donde se exista de acuerdo con el Plan Hidrológico de cuenca, a través del conjunto de actuaciones que se han descrito anteriormente.