Limeira, una ciudad a 150 kilómetros de Sao Paulo, desde la década de los 70, ha sufrido un crecimiento muy elevado de su población. En menos de 25 años, su población aumentó un 131% (de 77.169 habitantes a 177.934, casi 100.000 habitantes más), sobrepasando en el presente año la barrera de los 300.000 habitantes. Este crecimiento tan elevado de la población trajo consigo diversos problemas logísticos a la ciudad, en primer lugar, porque no se había previsto un aumento de la población tan elevado y, en segundo lugar, porque muchas de las infraestructuras existentes en la ciudad estaban anticuadas o, en muchos casos, incluso eran insuficientes para la población previa al crecimiento.
Una de las infraestructuras que mas notó el cambio en la población fue la de la distribución de agua. Previamente a la concesión de 1995, los problemas que arrastraba el sistema de gestión de agua de Limeira eran variados: sólo el 2% de las aguas residuales eran tratadas, siendo Limeira responsable del 40% de la contaminación del río Piracicaba. Además, la falta de inversiones provocó una falta de oferta del agua (inferior al 25%), con perdidas de agua superiores al 45% y una reserva de agua de únicamente de 20 minutos de consumo.


La ciudad tenía una buena cobertura de redes, pero pecaba en la regularidad del abastecimiento. Esto ocurría, en parte, porque la reserva de agua tratada era baja y cuando ocurría cualquier problema el primer impacto era la falta de agua. A estos problemas en la distribución y el tratamiento de aguas residuales, habría que sumarles el alto índice de morosidad de los clientes que arrastraba el ayuntamiento y la cantidad de empleados elevada que tenía la entidad, con escasa formación.
En junio de 1995, teniendo en cuenta todos estos problemas, la ciudad de Limeira decide realizar la concesión de su gestión del agua y del alcantarillado. Esta forma de colaboración entre el sector público y privado iba a ser por primera vez utilizado en el país carioca, puesto que en anteriores ocasiones en las que el sector privado había operado algún servicio público lo había hecho directamente a través de una empresa privada, nunca a través del régimen de concesión.


La sociedad concesionaria encargada de la gestión del servicio de agua corriente y alcantarillado fue una sociedad creada ad hoc para tal fin, Aguas de Limeira, participada por dos empresas: la francesa Suez y la brasileña Odebrecht. Los principales objetivos de la concesión eran mejorar los sistemas de distribución de agua, alcantarillado y, sobre todo, la gestión de aguas residuales de la ciudad.
La nueva sociedad se puso manos a la obra y desarrolló un programa de descontaminación de las cuencas hidrográficas, que contaba con una planificación a largo plazo con previsión de obras e inversiones necesarias para la implantación del agotamiento sanitario del municipio. La planificación incluía la implantación de nuevas estaciones elevadoras de desagüe (que pasaron de dos a catorce unidades), además de la construcción de una nueva estación de tratamiento de aguas residuales (Agua da Serra), que entró en operación en 2010, responsable de tratar el alcantarillado. Respecto a los problemas con la distribución de agua, la concesionaria realizó una serie de inversiones que ocasionaron que la reserva de agua tratada pasara de 27 millones a 52 millones de litros, mediante la construcción de seis nuevos depósitos.
Modelo replicable
La primera consecuencia visible del éxito del proyecto de colaboración entre la municipalidad de Limeira y la empresa Aguas de Limeira fue que el modelo llevado a cabo por primera vez en el país sudamericano era replicable para otras ciudades de un país que, recordemos, aún teniendo una gran cantidad de agua dulce disponible, tiene un problema de distribución importante y, además, como apuntó la OCDE, un problema de descoordinación importante.
A día de hoy, toda la población del área urbana de Limeira tiene acceso a agua de calidad y alcantarillado, algo que no se produce en todas las localidades brasileñas. Además, está previsto realizar una inversión de 48 millones de reales (11,1 millones de €) hasta el final del contrato, en 2039, dirigidos a obras y servicios para atender el crecimiento de la demanda del municipio, modernizar el sistema y garantizar que el saneamiento de la ciudad siga universalizado.
En definitiva, el ejemplo de la concesión de 1995 de Limeira es un claro ejemplo de haber revertido una situación muy compleja, tanto a nivel de distribución de agua como en el tratamiento de los residuos presentes en la misma. La participación de dos empresas especializadas en sendas materias ha permitido que la ciudad de 300.000 habitantes del sur de Sao Paulo tenga un sistema de distribución de agua que llega al 100% de la población, algo que en Brasil no se produce, ni mucho menos, en todas las localidades del país. Pero también se ha logrado evitar un daño medioambiental considerable, teniendo en cuenta el crecimiento poblacional que ha experimentado la ciudad desde 1995 y que la ciudad, ya antes de la concesión, era totalmente incapaz de tratar las aguas residuales que contaminaban la cuenca de Limeira. Y todo ello únicamente modificando su sistema de gestión y con un coste para la administración local nulo.
