Cuatro años de sequía se suman a unas cifras desoladoras sobre el acceso al agua en Madagascar: el 57% no dispone de agua limpia, solo el 17% dispone de un saneamiento básico y solo el 23% puede lavarse las manos. Y sin agua, la desnutrición y el hambre han alcanzado un nivel alarmante



Un informe elaborado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha hecho saltar todas las alarmas y centrar el foco internacional en la isla más grande de África y cuarta del mundo: Madagascar, hogar de 27 millones de personas. La alerta lanzada es clara: el número de niños con desnutrición aguda «se cuadriplicará» desde la evaluación anterior realizada hace menos de un año. La situación es desesperada para 110.000 pequeños en estado «muy grave», cuyo crecimiento y desarrollo sufrirán «daños irreversibles», y muchos de ellos podrían perder la vida.
“Lo que está sucediendo actualmente en el sur de Madagascar es desgarrador”, dijo el Representante del PMA, Moumini Ouedraogo. “No podemos dar la espalda a estos niños cuyas vidas están en juego”, sentenció.
Pero ¿qué ha provocado este empeoramiento de la situación? Naciones Unidas no lo duda: una sequía de años sumada a la falta de agua potable y saneamiento.
Drought after drought after drought.
Southern Madagascar is the only place in the world with famine-like conditions that are NOT driven by conflict, but the #ClimateEmergency.
pic.twitter.com/kFsEZIefXR— UN Humanitarian (@UNOCHA) July 26, 2021
