Movimiento ‘slow water’: la ciudad como esponja de agua

Movimiento ‘slow water’: la ciudad como esponja de agua

Movimiento ‘slow water’: la ciudad como esponja de agua

El movimiento ‘slow water’ impulsado por el arquitecto chino Kongjian Yu, propone cambiar el urbanismo para alumbrar una gestión del agua en las ciudades que respete su flujo natural. Frente al cemento y la rigidez, apuesta por aliarse con la naturaleza creando infraestructuras verdes que capten, calmen, almacenen y reciclen las precipitaciones. Algo esencial en tiempos de cambio climático, lluvias torrenciales e inundaciones


Pura C. Roy
Madrid | 27 mayo, 2022


Hay avisos de alarma en todos los lugares del planeta: hay que gestionar bien el agua si no queremos sufrir su escasez. También generar y repensar su forma de recogida. Las lluvias siempre son consideradas beneficiosas y necesarias, pero cada vez son más irregulares, torrenciales y generan inundaciones. El colapso que produce esta agua sin control conlleva numerosas pérdidas. Así que es necesario rediseñar nuestras urbes para minimizar sus daños y beneficiarnos de ella en tiempo de sequía. Apoyar todos los sistemas que permiten recoger y almacenar el agua para que sea útil en tiempo de escasez, cada vez más frecuente por el cambio climático, además de controlar las inundaciones, es la filosofía que está detrás del movimiento denominado slow water (agua lenta), que pretende sacar rendimiento de esas lluvias deseadas, pero a veces desbocadas y perdidas. El movimiento slow water propone domesticarlas.

Nuestras ciudades se han llenado de asfalto impidiendo la filtración. Las calles se convierten en barrancos arrastrando todo sin freno a su paso al colapsar las alcantarillas. Los que viven en ciudades como Madrid han visto a lo largo de los años cómo muchos de los espacios abiertos se han convertido en eso que se denomina “plazas duras”. La tierra y las plantas han sido sustituidas por losetas o asfalto que no son porosos. Por tanto, es necesario revertir esta situación utilizando materiales porosos, además de crear zonas urbanas con vegetación y pavimentos permeables capaces de recoger y filtrar la lluvia.

El paisajista chino Kongjian Yu.
El paisajista chino Kongjian Yu.

“Kongjian Yu recupera la forma tradicional y sabia de gestionar el agua de los campesinos”

Cuando el paisajista chino Kongjian Yu subió al estrado para recoger el Premio Sir Geoffrey Jellicoe 2020, concedido por la Federación Internacional de Arquitectos Paisajistas, habló de su pueblo, Dong Yu (en la provincia de Zhejiang), donde un arroyo y el río Wujiang se encuentran, y “los campesinos trabajaban sabiamente sus cultivos, siguiendo los ritmos de la naturaleza y adaptándose a una climatología “impredecible”.

Así, como si se tratara de un cuento, Kongjian después de comprobar como se había perdido la cultura con la que los agricultores de su pueblo habían gestionado el agua, se preguntó qué había pasado. Constataba que el mundo de su infancia había desaparecido porque los ríos se habían canalizado y los humedales se habían desecado, y propuso que había que volver a gestionar el territorio y el agua a la manera sabia de los campesinos.

Gestión del territorio tradicional

Este paisajista, doctorado en Diseño por la Universidad de Harvard (EEUU), propone construir lo que denomina ciudades esponja, capaces de absorber mayores cantidades de lluvia. Esto es fundamental en el contexto del cambio climático: Si el agua puede ser un recurso escaso, ¿por qué no aprovecharla?

Menos asfalto, menos hormigón, más lagos, más parques. Soluciones basadas en la naturaleza, trabajar junto al medio ambiente y no contra él, renaturalizar las ciudades, aplicar conocimientos ancestrales y los saberes actuales para instaurar un modo de gestión del territorio más inteligente y más sostenible. Esa es la receta de Kongjian Yu, que enlaza con la tendencia internacional del llamado drenaje urbano sostenible.

 

El parque inundable de la ciudad china de Jinhua, obra de Kongjian Yu.
El parque inundable de la ciudad china de Jinhua, obra de Kongjian Yu.

“Para Kongjian una ciudad esponja costaría sólo una cuarta parte de las soluciones convencionales, si se hace bien”

Para Kongjian Yu, las ciudades chinas no están adaptadas a las inundaciones porque han sido colonizadas por la cultura occidental y copian su infraestructura y modelo urbano y no se adaptan al clima monzónico.

A pesar de las primeras críticas por parte de las autoridades chinas a los postulados de Kongjian, como el clima está cambiando y sus efectos son cada vez más visibles, sobre todo cuando azotan los monzones, sus ideas ya son tomadas en cuenta en China y en otros lugares del mundo.

En China, cada año, más de tres millones de personas son víctimas de las inundaciones. En 2012, Beijing tuvo la peor tormenta de las últimas seis décadas. Así que las inundaciones hicieron repensar en la seguridad. En 2015, con el respaldo del presidente Xi Jinping a las ideas del paisajista, el gobierno anunció un plan multimillonario y un objetivo ambicioso: para 2030, el 80% de las áreas municipales de China deben tener elementos de una ciudad esponja y reciclar al menos el 70% de las lluvias.

Con la idea de que la naturaleza se convirtiese en una aliada del desarrollo urbano ya en 2015 se seleccionaron las primeras 16 ciudades esponja piloto; y en 2016 se sumaron otras 14 áreas urbanas, entre las que estaban zonas del área metropolitana de Beijing y Shanghái.

Ejemplo de ciudad esponja china de las impulsadas por Pekín bajo los criterios de El parque de Kongjian, en China, diseñado por Kongjian Yu.
Ejemplo de ciudad esponja china de las impulsadas por Pekín bajo los criterios de El parque de Kongjian, en China, diseñado por Kongjian Yu.

En Taizhou City, el equipo de Kongjian Yu rediseñó el parque Yongning como un “jardín flotante con terraplenes que pueden reducir el flujo de las inundaciones a más de la mitad, creando una matriz natural de humedales que se inunda estacionalmente”. En Jinhua, “el diseño de puentes, caminos y terrazas con vegetación está pensado para adaptarse a las inundaciones del monzón”, afirma el paisajista. En Harbin, “el terreno poroso del parque de Qunli filtra las aguas pluviales urbanas, que se almacenan en depósitos subterráneos”.

A través de su empresa de arquitectura paisajista Turenscape, fundada en 1998, Kongjian sigue creando espacios para que el agua se extienda y se filtre bajo tierra, tanto para evitar inundaciones como para almacenarla para su uso posterior.

“Es necesario utilizar materiales porosos, además de crear zonas urbanas con vegetación y pavimentos permeables”

A pesar de gastar millones de yuanes, China todavía sufre muchas inundaciones catastróficas. Muchos han puesto el foco en el coste de estas ciudades esponja, pero para Kongjian una ciudad esponja costaría sólo una cuarta parte de las soluciones convencionales, si se hace bien.

Los techos verdes, los jardines verticales y los jardines de lluvia también son parte de las estrategias para absorber el agua pluvial. El agua es un recurso, no un residuo. Esta es la filosofía de los jardines de lluvia, como el llevado a cabo en el conocido parque inundable de La Marjal de Alicante, sobre el que se ha escrito en El Ágora y que supone una eficaz aplicación de esta filosofía en territorio español.

Este proyecto, como explica Amelia Navarro, “es una solución basada en la naturaleza que además de resolver el problema de las inundaciones crea un entorno natural biodiverso en un medio urbano. Es capaz de retener y almacenar hasta 45.000 m3 de agua de lluvia y ha demostrado su función ambiental y ecosistémica, además de su utilidad hídrica, con una operativa que no interfiere en los procesos de las aves”.

Una representación de la gestión del agua con sistemas de drenaje urbano sostenible ofrecida por el despacho de diseño arquitectónico del paisajista chino Kongjian Yu

Lo natural y lo artificial

Medios artificiales y naturales se dan la mano para generar estos sistemas esponja. El primer objetivo es mantener los sistemas hídricos de la zona, usando humedales, ríos, acequias junto con su vegetación y suelos para el filtrado del agua. Si han sido destruidos, es necesaria la restauración para recuperar lo que eran barreras naturales, pero también se pueden crear humedales artificiales que retengan agua en caso de inundaciones. También hacen falta medidas legislativas para que la construcción de nuevos edificios e infraestructuras no afecten a la capacidad de retención y almacenamiento de agua de los ecosistemas urbanos.

El concepto de ciudad esponja representa un buen ejemplo de la mejora de la gestión del agua urbana mediante la aplicación de las llamadas soluciones basadas en la naturaleza (SbN) aplicando  enfoques de infraestructura verde en paisajes urbanos.

“Para 2030, el 80% de las áreas municipales de China deben tener elementos de una ciudad esponja”

El movimiento slow water defiende que tratar de controlar el agua con infraestructura gris (presas, canalizaciones o tuberías) es un error que no evita las inundaciones y acentúa los problemas de suministro en periodos de sequía. Y es que la manera convencional de gestionar inundaciones es construir tuberías o desagües para evacuar el agua lo más rápidamente posible, o reforzar las orillas de los ríos con hormigón para garantizar que no se desborden.

El parque de Kongjian, en China, diseñado por Kongjian Yu.
El parque de Kongjian, en China, diseñado por Kongjian Yu.

Sistemas urbanos de drenaje sostenible

En España, diversos ayuntamientos se han interesado por los definidos como sistemas urbanos de drenaje sostenible (SUDS), que estarán incluidos, por ejemplo, en el desarrollo de Madrid Nuevo Norte, uno de los mayores desarrollos urbanos que van a llevar a cabo en nuestro país.

Estos drenajes sostenibles apuestan por jardines convencionales que, en lugar de convexos sean cóncavos, para recoger la lluvia; cubiertas vegetadas; tejados vertiendo su carga hacia aljibes, una técnica ancestral que se ha ido perdiendo; o medianas diseñadas en depresiones, que absorban las escorrentías.

Por otro, el suministro se capta, filtra y conduce para poder ser aprovechado. La visión ha de ser integral, global. La renaturalización de los espacios o la intervención en los cauces mejora la gestión hídrica pero también las condiciones ambientales o la calidad del aire según la Comisión Europea y la Agencia Europea de Medio Ambiente, que apuestan por la infraestructura verde y las soluciones basadas en la naturaleza.



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