El país asiático está experimentado la mayor escasez de precipitaciones de las últimas cinco décadas como consecuencia del cambio climático, un problema local que amenaza con provocar una crisis de componentes electrónicos global, porque Taiwán es el principal productor



Se supone que Taiwán está entre los lugares más lluviosos del mundo, con una media de 2.600 mm al año. Debido a que su clima es subtropical en las regiones norte y central, y tropical en el sur, los tifones son comunes en la época de lluvias que se extiende entre el verano y el otoño. Es más, aquí llueve con tanta frecuencia que es normal ver paragüeros en sitios públicos como las estaciones de metro y en los comercios, para que cualquiera pueda protegerse del monzón en caso de urgencia.
Sin embargo, la alteración de los patrones en las precipitaciones como consecuencia del cambio climático también están afectando a este pequeño país asiático, provocando una sequía sin precedentes que ya ha alterado el mercado global de componentes electrónicos. Y es que Taiwán es el principal productor de microprocesadores en el mundo, muy por delante del segundo, Estados Unidos: según apunta la OCDE, alrededor del 90% de los microchips más avanzados se fabrican en esta isla situada a 180 km de la costa este de China.
Los microprocesadores y los semiconductores que los sostienen son clave para objetos que van desde frigoríficos hasta teléfonos inteligentes, pasando por equipamiento médico o automóviles de última generación, por lo que la reciente pandemia de coronavirus ya estaba provocando distorsiones del mercado al haber una demanda excesiva y una oferta escasa. Hasta el punto de que potencias como Estados Unidos o la Unión Europea estaban preocupados por la dependencia excesiva de chips fabricados en el extranjero y buscaban fórmulas para relocalizar esta parte vital de la cadena de valor de los productos electrónicos.


Pero ha sido la importante falta de lluvias que ha sufrido Taiwán la que ha supuesto la puntilla para la estabilidad de este mercado. Aunque la isla es conocida por sus cascadas y exuberantes montañas, la peor sequía en 56 años lleva 18 meses sin dar tregua a sus habitantes y empresas, sobre todo debido a un verano muy inusual en el que cero tifones tocaron tierra en la isla. Y todo como consecuencia del calentamiento global.
Sequía y cambio climático
Según apunta Lena Chang, de la rama local de Greenpeace, debido al aumento de las temperaturas a nivel mundial, “la sequías en Taiwán serán cada vez más comunes” ya que, en la trayectoria actual, la lluvia de primavera de la zona está en camino de disminuir un 13,2% para mediados de siglo. Asimismo, destacan que diversos estudios demuestran que la frecuencia de tifones en Taiwán está disminuyendo a medida que aumentan las temperaturas globales. Para 2050, el número de tifones que llegan a Taiwán podría reducirse a la mitad.
Pero lo de este último año ha superado todas las previsiones. Los mayores embalses del país (Baoshan, Zeng-wen y Techi) han visto como el volumen de agua que almacenaban disminuía entre un 73,3% y un 96,2% en apenas un año, entre el 12 de marzo de 2019 y el 12 de marzo de 2021. Incluso en el lago Sun Moon, una de las mayores atracciones turísticas de Taiwán, un nivel históricamente bajo de agua ha sustituido las tradicionales imágenes de exuberancia acuática por fotografías de un muelle que se extiende a través de una extensión de lodo agrietado, en donde las redes de pesca y otros desechos se cuecen en la tierra como fósiles.


Pero ¿por qué este problema ambiental se ha traducido en uno económico y productivo? Debido a que el sector de los semiconductores, aunque es vital para el empleo y desarrollo de Taiwán, requiere mucha agua para poder limpiar los componentes que se utilizan en muchos dispositivos tecnológicos. Es decir, que sin un gran suministro garantizado del líquido elemento, muchas de las factorías simplemente no pueden producir los microchips necesarios para satisfacer la demanda.
Ante la dificultad de asegurar el abastecimiento, el Gobierno ha probado todo tipo de estrategias para impedir el colapso de una industria vital para el país. Para ello, han decidido cerrar el grifo durante dos días a la semana para residentes y pequeños negocios en tres ciudades y condados, entre los que está uno de los municipios más grandes, Taichung. Pero los más afectados han sido sin duda los granjeros, que han tenido que dejar de regar más de 74.000 hectáreas de tierras agrícolas a lo largo del año.
De coches a videoconsolas
A pesar de estas medidas, en las áreas más secas, se ha acabado por obligar a los usuarios industriales de alto volumen, incluidos los fabricantes de semiconductores, a que reduzcan el uso de agua en un 13%, y a los usuarios no industriales, como las peluquerías y las empresas de lavado de coches, en un 20%. Un recorte que a primera vista puede parecer pequeño pero que, unido al aumento de la demanda mundial, ha provocado ya pérdidas millonarias en sectores como la automoción o los videojuegos.
Según apunta Bloomberg, se espera que la escasez de chips elimine 61.000 millones de dólares en ventas para los fabricantes de automóviles este año, ya que solo en el primer semestre se ha visto retrasada la producción de más de un millón de vehículos. El problema ha llegado incluso a España, donde las fábricas de Vigo (Stellantis), Almussafes (Ford) y Martorell (SEAT) se han visto también afectadas por esta escasez.


Además, fabricantes como Samsung o Apple han advertido de un «grave desequilibrio» en la oferta y la demanda a nivel mundial que podría alterar los planes de lanzamiento de sus nuevas terminales, alertando de que productos como las consolas de juegos de última generación ya están escaseando y no se espera que la situación cambie en el futuro próximo.
Problemas de gestión del agua
Aunque sin duda la sequía en Taiwán está principalmente provocada por el cambio climático, también existe un reto relacionado con la gestión del agua. De acuerdo a un artículo publicado en la BBC, la tendencia del pueblo taiwanés a dar por sentada el agua y el descuido del gobierno de cómo se gestionan los recursos hídricos están también en la raíz de la escasez.
Según diferentes estudios, las tuberías con fugas han provocado que Taiwán pierda casi el 14% de su agua anualmente, mientras que deforestación está causando una importante escorrentía del suelo cuando llueve, lo que lleva a la acumulación de sedimentos en los embalses, privándolos de su capacidad para recolectar más agua durante los períodos de lluvia y por tanto limitando su uso en períodos secos.


Aunque el Ejecutivo ha estado abordando algunos estos problemas, reduciendo por ejemplo un 4% la tasa de fugas en las tubería, el principal problema sigue estando en unos precios del agua notoriamente bajos en Taiwán, a los que se culpa por dar a los consumidores pocos incentivos para conservar el agua. Además, son unas tarifas que parecen intocables: según apunta la propia Agencia de Gestión de Aguas de Taiwán, “no hay por el momento ningún plan para ajustar los precios”, algo que se debe según la BBC a que sería una medida muy impopular en la que los políticos no quieren inmiscuirse porque tienen miedo de perder votos.
Ante la dificultad de subir las tarifas, y aparte de los límites al abastecimiento, el Gobierno está buscando soluciones en el territorio oceánico de Taiwán, planeando construir más plantas de desalinización de agua de mar. Por el momento, se ha construido una nueva instalación en Hsinchu para hacer frente a la sequía actual, pero solo puede tratar 13.000 toneladas de agua al día, una gota en el océano en comparación con las 170.000 toneladas que se utilizan cada día solo en el Parque Científico de Hsinchu, donde se encuentran muchos fabricantes de semiconductores.
