Songdo, la ciudad inteligente coreana que surgió de la nada

Songdo, la ciudad inteligente coreana que surgió de la nada

Songdo es uno de los proyectos de desarrollo inmobiliario público-privado más grandes y ambiciosos del mundo: aunque hace 20 años ni siquiera existía, ahora es un modelo de ciudad inteligente y sostenible que acoge a 180.000 habitantes y se exporta a otros países


¿Qué se necesita para construir una ciudad inteligente de la nada? Durante ya casi dos décadas, arquitectos y urbanistas han trabajado de la mano para crear Songdo, una nueva ciudad construida en una isla artificial ganada al mar que no solo busca representar los avances de Corea del Sur en tecnología e infraestructura, sino servir de auténtico modelo para la urbe del futuro. Sistemas inteligentes de recogida de basura, consumo de energía y abastecimiento de agua, una gran cantidad de parques y espacios naturales, control automatizado del tráfico… La urbe coreana es ya uno de los proyectos de desarrollo inmobiliario público-privado más grandes y ambiciosos del mundo con más de 180.000 habitantes, un éxito que ya le está valiendo para venderse como modelo para la modernización de otras ciudades.

Construir una ciudad del futuro desde cero ofrece desafíos y oportunidades. Sobre todo en Corea del Sur, donde las ciudades inteligentes se tienen que mirar en el espejo de Seúl, considerada una de las capitales de la tecnología a nivel mundial al ser cuna de marcas como Samsung o LG. Sin embargo, eso es precisamente lo que se ha querido hacero en Songdo, situada a 65 kilómetros al sur de Seúl. El proyecto comenzó en 2003, cuando el famoso arquitecto Kohn Pedersen Fox diseñó por encargo de las empresas Gale International y POSCO E&C con la colaboración de la entidad pública de la ciudad metropolitana de Incheon una ciudad inspirada en Nueva York y Venecia que debía cambiar el paradigma urbano internacional.

Para lograr ese objetivo, Songdo se planificó usando todas las tecnologías disponibles y teniendo muy en cuenta la idea de ciudad sostenible, que debe ser sana tanto para sus habitantes como para el medio ambiente circundante. De hecho, la ciudad vive de cara al parque central, un inmenso oasis con lagos, colocado estratégicamente en el corazón del proyecto urbanístico desde el principio. Pero sobre todo, hablamos de una urbe conectada: las casas reflejan en un panel el consumo eléctrico al minuto, existen cientos de cámaras que permiten saber cuántos coches han cruzado el puente que conduce a la ciudad y el tráfico se ordena a través de un centro de control automatizado.

Songdo
Un hombre observa desde su piso la ciudad financiera de Songdo.

Sin embargo, los inicios no fueron fáciles. Según relata a la BBC John Starling, asesor de negocios y uno de los primeros residente de la ciudad, lo peor de Songdo cuando los primeros habitantes llegaron en 2009 es que parecía algo distópica. «Era muy artificialNo había nada, no había cultura, no había escena musical… Invirtieron miles de millones de dólares en estos edificios. Y a los surcoreanos le encantan las novedades. Les encanta lo nuevo y muchos se mudaron a Songdo, pero nadie sabía realmente lo que iba a pasar. Era solo un experimento«, añade.

Más de una década después de la llegada de los primeros habitantes, la situación ha cambiado mucho. Según el último censo, ya hay más de 180.000 personas viviendo en Songdo, muchos de los cuales trabajan en el impresionante centro financiero de la ciudad. Eso sí, el proyecto de hacer de Songdo una ciudad internacional al estilo de Singapur no sobrevivió al planteamiento inicial: la idea era atraer talento del extranjero y se pensó que el idioma de la ciudad debía ser el inglés por lo que, al principio las señales de tráfico, los carteles, las cartas de los restaurantes y las comunicaciones vecinales estaban en ambos idiomas. Pero poco a poco, eso se fue perdiendo y ahora la mayoría solo se pueden leer en coreano.

Gestión del agua y reciclaje

Una de las características que hace a Songdo una ciudad casi única en el mundo es su extenso e innovador sistema de tratamiento de residuos, tanto sólidos como líquidos. El sistema de aprovechamiento de aguas grises, por ejemplo, es especialmente importante por su amplitud: todos los edificios de la ciudad coreana tiene contenedores en el techo para recoger el agua de lluvia, que luego se usa de regreso a la ciudad para abastecer edificios comerciales, descargar  inodoros, regar los parques y lavar las calles.

Este sistema de tanques de almacenamiento de aguas grises permite no solo reducir sus costos de agua y alcantarillado, ya que las aguas residuales también se procesan y reutilizan en parques e instalaciones industriales, sino cumplir ambiciosos objetivos a nivel ambiental. En este sentido, otra área para la conservación del agua es el canal artificial de casi tres kilómetros de largo que recorre la ciudad, que tiene un sistema mediante el cual se saca el barro y la arena del agua del océano y el canal, que se se recircula constantemente con agua limpia del océano.

Vista del canal artificial de Songdo al atardecer.

El sistema de eliminación de residuos también es impresionante, o lo sería si se pudiera ver: en Songdo no hay camiones de basura que recorren las calles ni grandes contenedores repartidos por los bloques de pisos. En cambio, todos los desechos domésticos se succionan directamente de las cocinas individuales a través de una vasta red subterránea de túneles, hasta los centros de procesamiento de desechos, donde se clasifican, desodorizan y tratan automáticamente para ser más respetuosos con el medio ambiente.

En el futuro, algunos de estos desechos domésticos se utilizarán para producir energía renovable, pero, como muchas de las innovaciones técnicas de Songdo, los sistemas aún no están en pleno funcionamiento. Y es que, a pesar del éxito relativo de los últimos años, la ciudad está actualmente llena a menos de la mitad: menos del 20% del espacio de oficinas comerciales está ocupado, y las calles, cafés y centros comerciales todavía se sienten prácticamente vacíos.

Sin embargo, tal y como explica a la BBC Jonathan Thorpe, CIO del desarrollador estadounidense Gale International, que construyó Songdo, «son los ocupantes los que hacen una ciudad». «Estás tratando de crear una diversidad y una vitalidad que el desarrollo orgánico crea, en sí mismo», explicó, «por lo que es un desafío intentar replicar eso en un entorno planificado. Al mismo tiempo, con un plan maestro puedes tener la capacidad de dimensionar la infraestructura para asegurarse de que la ciudad funcione, ahora y dentro de 50 años», asegura.

Un modelo para la exportación

Corea del Sur tiene la ambición de exportar su avanzada tecnología y experiencia de ciudades inteligentes. De hecho, antes de Songdo se construyó la ciudad de Bundang, que cuanta con una de las áreas más ricas y desarrolladas de Corea del Sur y se está planificando la construcción de Pangyo en un territorio cercano a la localidad de Busan.

Por el momento, el país ya han conseguido exportar un proyecto de ciudad inteligente a Kuwait, donde la compañía LH construirá en colaboración con el Gobierno local una urbe de cuatro mil millones de dólares llamado South Saad Al-Abdullah, que prevé proporcionar alojamiento para entre 25.000 y 40.000 familias. Sin embargo, el objetivo del país es convertirse en un auténtico hub de innovación urbana, razón por la que firmó en 2020 un convenio con el Banco Mundial para acelerar el intercambio de tecnología con países menos desarrollados.

 



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