Agua y salud, un binomio inseparable y esencial para el planeta

Agua y salud, un binomio inseparable y esencial para el planeta

La OMS dedica el Día Mundial de la Salud 2022 a subrayar que el bienestar medioambiental es también el sanitario. La falta de acceso al agua potable y de sistemas de saneamiento adecuados es uno de los grandes problemas para la salud en el mundo


El agua potable no es un bien del que disponga todo el mundo. Según apunta Naciones Unidas, el 29% de la población mundial no dispone de agua limpia para beber y más de la mitad carece de acceso a un saneamiento seguro. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elegido como lema del Día Mundial de la Salud de este año «Nuestro planeta, nuestra salud» y  pretende subrayar cómo la salud está totalmente ligada al bienestar medioambiental; desde la calidad del agua que consumimos al aire que respiramos.

«Cada año, se producen más de 13 millones de defunciones debidas a causas ambientales evitables, sin ir más lejos, a la crisis climática, que es la mayor amenaza para la salud a la que se enfrenta la humanidad. La crisis climática es también una crisis de la salud», afirma la OMS con motivo de esta fecha. Y lanza un mensaje contundente: las cuestiones ambientales tienen repercusiones directas en nuestra salud. Además de que las enfermedades y las problemáticas medioambientales comparten la característica de no distinguir fronteras. Los problemas pueden ser locales, pero sus repercusiones suelen ser globales.

La falta de acceso y saneamiento del agua es uno de los puntos más preocupantes para la OMS, pues su consumo no sólo es imprescindible, sino que el acceso al agua es necesario para prevenir enfermedades. Al mismo tiempo, el agua superficial de mala calidad puede ser el origen de las enfermedades mismas y provocar infecciones. Según el Informe mundial de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos 2021, la situación global del agua, el saneamiento y la higiene adecuadas (WASH, por sus siglas en ingles) debe ser prioritario para los gobiernos.

Sin embargo la realidad es otra muy distinta: en un mundo 3.000 millones de personas (el 40% de la población) no dispone de instalaciones seguras para poder lavarse las manos con agua y jabón, una de las recetas de salud más básicas para la población, y 2.200 millones no disponen de agua limpia para beber, por lo que abren la puerta a innumerables enfermedades y a la desnutrición. Para resolver este problema antes de 2030, la ONU advierte que hay que cuadruplicar las inversiones y esfuerzos en ODS6.

El agua y las enfermedades

Diarrea, fiebre tifoidea, cólera, diarrea, dengue, virus del Nilo, zika y chikungunya son algunas de las enfermedades que de una u otra forma están relacionadas con el agua. Muchas de estas proliferan por el consumo de agua no potable, ya que esta proviene de fuentes superficiales que se encuentran contaminadas. El mosquito que provoca el dengue, la chikungunya, zika o virus del Nilo prolifera también estas fuentes de agua estancadas.

Otra de las problemáticas más grandes a nivel medioambiental e hídrica es que la materia fecal contamina el líquido superficial, ya que se calcula que solo el 45% de la población mundial tiene acceso a un retrete o letrina no compartidos. Estas carentes instalaciones implican que un gran parte de los excrementos humanos no son eliminados in situ o transportados a una planta de tratamiento. Como problema agregado, según la OMS el agua para lavarse las manos no está disponible en dos de cada cinco centros de atención sanitaria en el mundo.

El agua residual cómo índice de salud

Las aguas residuales reflejan el estado de salud de la población. Su análisis indica si hay presencia de virus y bacterias, exposición a contaminantes y consumo de drogas. Las aguas que llegan a las depuradoras son un sistema de alerta epidemiológica importante, tal y como se demostró durante la pandemia de covid-19.  En España el observatorio digital desarrollado por la empresa Suez, COVID-19 CITY SENTINEL, ayudó en la lucha contra el virus SARS-CoV-2 mediante diferentes métodos analíticos de detección rápida y cuantificación en aguas residuales de unidades genómicas q-PCR. El análisis de aguas residuales permitió anticipar los picos de incidencia del virus y ayudar a las autoridades sanitarias a preparar con hasta diez días de antelación las medidas de contención necesarias para proteger a la población.

Pero el covid-19 no es la única enfermedad que se puede detectar en el agua residual, también se puede utilizar este sistemas de vigilancia para identificar, por ejemplo, la hepatitis A, rotavirus, brotes de polio y tromboencefalitis. 

Una de los males más comunes y preocupantes relacionados con la falta de saneamiento del agua es la diarrea, pues esta puede causar desnutrición y por ende miles de muertes anualmente. Según estimaciones de la OMS, el consumo de agua sin saneamiento provoca 829.000 muertes anuales por diarrea. De este estimado, alrededor de de 300.000 son niños menores de cinco años. La diarrea no solo es a causa del consumo de agua no potable, si no también por la falta de higiene (no lavarse las manos). Los expertos aluden a que el 50% de los casos de desnutrición está relacionada con repetidos cuadros infecciosos de diarrea o de parasitosis intestinal debidos al consumo directo de agua en mal estado o a la falta de saneamiento e higiene. Una evaluación contenida en informe de la ONU sobre el desarrollo de los recursos hídricos halló que cuando el agua es canalizada a instalaciones de más calidad y hay una disponibilidad continua, el riesgo de diarrea se reducía un 75%.

La fiebre tifoidea es un problema en las zonas más pobres de los países vías de desarrollo. Es una infección causada por la bacteria Salmonella typhi y sus síntomas más comunes son la fiebre elevada y dolores abdominales. La bacteria se transmite sobre todo a través de alimentos y aguas contaminadas por materias fecales.  Según la OMS, unas 20 millones de personas en todo el mundo padecen cada año fiebre tifoidea,  y se calcula que por esta infección se producen unas 200.000 muertes  al año.

Otra enfermedad transmitida por el agua no potable es el cólera, una dolencia intestinal provocada por la bacteria Vibrio cholerae. La OMS calcula que anualmente se producen entre 1,3 y 4 millones de casos mundialmente,  los cuáles culminan con la muerte de entre 21.000 y 143.000 muertes. El cólera produce vómitos y diarrea y causa la deshidratación del organismo de forma muy rápida. El cólera se transmite por la ingesta de agua o alimentos contaminados con el bacilo del cólera y también pueden propagarlo las personas contagiadas. Al cólera actualmente se le considera endémico en más de 50 países.

Pérdidas económicas

Además de las pérdidas en vidas humanas, la OMS estima que hay pérdidas económicas totales relacionadas con servicios WASH inadecuados. La Organización calcula que estas ascienden a 260.000 millones de dólares anuales en 136 países de rentas bajas y medias, lo cual equivale a una pérdida media anual del 1,5% del PIB agregado de dichos países. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo afirma que se pierden 443 millones de jornadas escolares a causa de enfermedades relacionadas con el agua; el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de la UNESCO mantiene que se producen anualmente casi 400.000 muertes en el ámbito laboral a causa de enfermedades contagiosas, cuyos principales factores son la mala calidad del agua potable, el saneamiento deficiente y la falta de higiene.



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