Aguas transparentes, blandas o duras, pero si son de grifo son sanas y de calidad - EL ÁGORA DIARIO

Aguas transparentes, blandas o duras, pero si son de grifo son sanas y de calidad

El agua es el alimento que más consumimos, pero también el que menos conocemos, según los expertos. Quizá el alimento más controlado y con más garantías de calidad y salubridad cuando es del grifo


Incolora, inodora e insípida es lo que solemos esperar en un vaso de agua. Sin embargo, aunque la calidad y la seguridad de todas las aguas de grifo esté más que garantizada, su aspecto, aroma y hasta su sabor varía de unas ciudades a otras.

Como apunta el Ministerio de Sanidad, el 99,5% del agua del grifo está testada y se considera segura para el consumo. En cuanto al 0,5% restante se debe a causas temporales (cortes o incidencias). Con este dato podemos afirmar sin ningún género de duda que el agua de los servicios de abastecimiento es uno de los productos de ingesta con mayores controles de calidad.

Para los españoles es la bebida preferida a tenor del consumo, aunque otros países de la UE nos superan: somos el cuarto productor de agua embotellada y el quinto en consumo. Casi mil millones de euros al año gastamos los españoles en agua embotellada, con una ingesta media de 120 litros per cápita, un sobre coste que no se justifica cuando en España disponemos de agua de grifo de excelente calidad.

Según el Ministerio de Sanidad, el precio medio del agua embotellada ronda los 21 céntimos por litro, si lo compramos en un supermercado, mientras que pagamos unos 1,57 euros por cada mil litros de agua del grifo, es decir, 0,0015 céntimos por litro, prácticamente gratis.

La dureza del agua

En España, en general, la calidad es excelente pero a veces ocurre que «no nos gusta lo que se recibe por los sentidos». Y esto está relacionado con la concentración de minerales en una determinada cantidad de agua, en concreto sales de magnesio y calcio (carbonato cálcico).

Si la presencia es alta, el agua se califica como dura, mientras que si alberga poca cuantía se la conoce como blanda.

Esta dureza está supeditada a la formación geológica por la que fluyen las aguas o si procede de un recurso superficial, como un río, o subterráneo, como un pozo. O por ejemplo, si el suelo es calcáreo, se generará más contenido de cal que en un suelo granítico.

Por zonas, las aguas más duras se localizan en las regiones mediterráneas (Tarragona, Castellón, etc.) donde el contenido en cal es elevado. Mientras que en la mitad este y sur de la Península, los niveles son medios y altos en cal. En el centro-noroeste se hallan las más blandas por la reducción de estos minerales. Y en las islas son aguas salobres.

España cuenta con los sistemas de filtración y gestión de aguas residuales más avanzados del mundo. El 99,5% del agua del grifo es apta para el consumo y cumple con todos los estándares de calidad de la UE

El control sanitario del agua de consumo humano es un objetivo prioritario de la Salud Pública.

Las Directivas europeas y la legislación nacional están destinadas a garantizar que el agua de consumo sea salubre y limpia, eliminando o reduciendo la concentración de contaminantes microbiológicos y fisicoquímicos que puedan afectar a la salud humana.

En el libro ‘Beber sin sed’ (Paidós), el pediatra Carlos Casabona y el dietista-nutricionista Julio Basulto, opinan que la dureza del agua no debe ser impedimento para beberla, bien al contrario «el consumo de aguas duras puede contribuir a cubrir las necesidades de calcio y magnesio del organismo», añaden.

Ahora bien, señalan que las entidades de referencia son conscientes de que la dureza influye en el sabor o en las propiedades organolépticas del agua.

Diferentes informes señalan que el 30% de la población en España ingiere cantidades de minerales inferiores a las recomendadas, un porcentaje que se eleva al 80% cuando se trata de calcio. En el caso niños y adolescentes, el Estudio Nutricional en Población Infantil Española revela una incorrecta ingesta de calcio, fósforo, magnesio y vitamina D en los menores españoles.

En este sentido, la doctora Magda Carlas, licenciada en Medicina y Cirugía y máster en Ciencias de la Alimentación, remarca que el agua actúa como un alimento más –de hecho, el que más consumimos– y que puede ser un complemento en la dieta para suplir estas carencias, según recoge en su libro ‘Más claro que el agua’.

Una alternativa gratuita y ecológica

A diferencia de otros países de la Unión Europea, como Francia o Reino Unido, donde este derecho sí está reconocido por ley en todo el país, en el nuestro, solo las Comunidades de Castilla y León, Andalucía, Navarra y Baleares cuentan con normas que garantizan el acceso gratuito al agua del grifo en hoteles, restaurantes y cafés.

En las demás regiones, servir agua gratuita es cuestión de cortesía o costumbre empresarial, pero no un derecho con cobertura legal del que disfrute el consumidor.

España ha introducido un impuesto de 0,45 euros por kilo de plástico no reutilizable para reducir el consumo de agua embotellada entre otras bebidas

A este respecto, existen establecimientos donde, incluso de manera expresa, ponen carteles indicando que “no se sirve agua del grifo”y aunque es perfectamente legal, en la mayoría del país, no ofrecerlo ha perjudicado más de una vez la imagen del propio restaurante, que no brinda una alternativa gratuita y ecológica al agua embotellada.

En Castilla y León se aprobó esta medida a través de un decreto de 2016, que regula los establecimientos de restauración en la comunidad. Su articulado establece el derecho del consumidor a no ser cobrado por el agua no envasada ni a pagar cuando pretenda usar los servicios del establecimiento.

En las Islas Baleares, la Ley de residuos y suelos contaminados de 2019, establece la obligación para los hosteleros de servir agua del grifo cuando los clientes la pidan, disponiendo que: «se tiene que ofrecer siempre a los consumidores, clientes o usuarios de sus servicios, la posibilidad de consumo de agua no envasada de manera gratuita y complementaria a la oferta del mismo establecimiento, siempre que el ayuntamiento o la empresa suministradora del agua garantice que es apta para el consumo humano y que, por lo tanto, presenta las condiciones sanitarias exigibles».

Navarra, por su parte, incluye la medida dentro del plan autonómico para reducir el consumo de plástico y controlar la producción de residuos, y establece la obligación de servir agua del grifo en restaurantes y cafés, y además prohíbe la venta de agua embotellada en locales de la administración pública, excepto en hospitales.

En Andalucía existe un proyecto de ley de promoción de vida saludable, que especifica que las empresas de restauración siempre deberán ofrecer a sus clientes recipientes de agua gratuita y vasos para su consumo.

En otras comunidades la cuestión está siendo estudiada, pero está por desarrollar y aprobarse, así como en algunas ciudades, como Zaragoza, Madrid o Pamplona.

Más transparencia para reforzar la confianza

Foto: Marta Carrión

España cuenta con los sistemas de filtración y gestión de aguas residuales más avanzados del mundo. El 99,5% del agua del grifo es apta para el consumo y cumple con todos los estándares de calidad de la UE

El control sanitario del agua de consumo humano es un objetivo prioritario de la Salud Pública.

Las Directivas europeas y la legislación nacional están destinadas a garantizar que el agua de consumo sea salubre y limpia, eliminando o reduciendo la concentración de contaminantes microbiológicos y fisicoquímicos que puedan afectar a la salud humana.

La legislación ofrece un control del agua de consumo humano con unos valores de referencia basados en los conocimientos científicos y técnicos actuales, todo ello de cara a proteger mejor la salud de la población destinataria de dicha agua.

Desde finales del año 2003, los datos se recogen de forma particularizada a través de una aplicación desarrollada en Internet: el Sistema de Información Nacional de Agua de Consumo (SINAC) donde los datos se introducen allí donde se generan y tan pronto como es posible.

Todas las empresas de agua de la UE están obligadas a proporcionar información pública sobre la calidad del agua.

Cada proveedor local tiene que reportar pruebas de laboratorio certificadas cada 6 meses, analizando 55 compuestos que se pueden encontrar en el agua y que podrían representar un cierto riesgo si se registran mediciones elevadas, dando como resultado más de 40 millones de informes por año.

Una información a disposición de los consumidores que, con la transposición de la nueva Directiva de Calidad de Aguas para consumo humano, prevista para 2022, será aún más accesible y transparente, precisamente para reforzar la confianza de los ciudadanos en las aguas potables que ofrecen sus ciudades y reducir el consumo de agua embotellada, limitando así la generación de residuos plásticos.

La directora general de Salud Pública, Pilar Aparicio, explicaba recientemente que, después de 20 años, Bruselas ha optado por revisar y reenfocar la normativa que regula la calidad del agua potable para incorporar un nuevo enfoque basado en la gestión de riesgos potenciales e introducir el control de nuevos contaminantes emergentes, como los alteradores endocrinos, los microplásticos y sustancias como el plomo, en aras a reforzar las garantías de salubridad del agua a los ciudadanos.

Leandro del Moral, catedrático de la Universidad de Sevilla, señala asimismo que esta nueva Directiva de Calidad del agua para consumo humano introduce un nuevo enfoque basado en riesgos, un enfoque preventivo que apunta al origen de los problemas como un medio imprescindible para garantizar la calidad del agua potable, en todas las fases del proceso de suministro: extracción, suministro, distribución.

Este enfoque favorece soluciones flexibles capaces de adaptarse a las características locales, da más protagonismo a los responsables de gestión del agua a escala nacional y regional, y conecta adecuadamente con las medidas preventivas que ordena la Directiva Marco del Agua.

Para del Moral la nueva directiva obliga a afrontar el grave problema de las fuentes puntuales y difusas de contaminación, relacionadas con los usos del suelo (urbanización, ganadería, agricultura, actividades industriales), y apunta que es necesario aplicar de manera más rigurosa criterios de ordenación del territorio y el principio de que quien contamina paga, para que los costes de la contaminación causada por otros sectores no recaiga sobre los servicio de agua.

Otro de los aspectos más importantes de la nueva Directiva es el nuevo enfoque relacionado con la gestión del riesgo en origen, es decir, en las zonas de captación, detectando los peligros que podrían causar el deterioro de la calidad del agua. Esta obligación se debe materializar en la mejora de los planes de cuencas hidrográficas que, de acuerdo con la Directiva Marco, deben identificar las masas de agua utilizadas para la captación de aguas destinadas al consumo humano y adoptar las medidas necesarias para evitar el deterioro de su calidad, a fin de reducir los costes de los tratamientos de potabilización necesarios.

Agua y salud

La mitad de la población española desconoce las propiedades nutricionales del agua. Así se desprende del estudio “No solo es agua”, realizado por la consultora The Onion Inside para la Editorial Amat.

El estudio, para el que se ha testado a más mil encuestados, señala respecto a la calidad nutricional del agua, que casi el 25% desconoce que este alimento puede ayudar a la contribución de minerales, siendo los jóvenes y los adolescentes los que menos tienen en cuenta los minerales a la hora de llevar a cabo una alimentación sana.

Beber agua es esencial para nuestro organismo por diversas razones: es el principal ingrediente para llevar a cabo los procesos fisiológicos de la digestión, absorción y eliminación de desechos metabólicos no digeribles, así como necesario para mantener el sistema circulatorio a punto. Además, actúa como medio de transporte de nutrientes y todas las sustancias corporales.

No obstante, si queremos hablar de beneficios concretos, debemos hacer mención a su capacidad para regular la temperatura de nuestro cuerpo.

Según los expertos, con cada 1% de peso corporal que se pierda por la deshidratación, la temperatura de nuestro organismo aumenta entre 0,1 grados Celsius y 0,23°C, por lo que perder un peso del 10% podría ocasionar problemas graves relacionados con la temperatura que, en la mayoría de los casos, aumentaría nuestro riesgo de muerte considerablemente.

¿Cuánta agua debemos beber?

Según un artículo de la revista médica, los lactantes deberán tomar de 75 a 100ml/Kg/día. No obstante, debido a los numerosos factores que pueden aumentar su deshidratación, recomiendan una toma de 150ml/kg/día. Con esta norma, para un niño de seis meses y cinco kilos se recomienda unos 750 ml de líquido.

En los niños de entre cuatro y ocho años, los expertos recomiendan tomar unos 1.800ml/día, pudiendo alcanzar un máximo de 2.800 ml/día dependiendo de la cantidad de ejercicio físico realizado. A partir de los nueve años, los científicos comienzan a encontrar diferencias en los sexos:

“La recomendación de agua de bebida es de 1,8 L/día para los varones de entre 9 y 13 años y de 2,6 L/día para los que tienen edades entre los 14 y los 18 años. En el caso de las niñas, las cifras de referencia son 1,6 L entre los 8 y los 13 años, y 1,8 L entre los 14 y los 18 años”.

En adultos, los muchos los factores que pueden influir a la hora de tomar más o menos líquido, como la edad, las condiciones ambientales o el sexo. En cualquier caso, los expertos recomiendan tomar en torno a los 30 ml/kg de peso/día, o aproximadamente en 1 ml por cada kilocaloría ingerida. Con las personas más mayores ocurre lo mismo, aunque, teniendo unas condiciones estándares, los expertos apuntan hacia una ingesta en torno a 30-35 ml por kg de peso y día, o bien 1-1,5 ml por cada kilocaloría aportada en la dieta.


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