Luchar contra la pandemia sin agua: un reto sanitario imposible - EL ÁGORA DIARIO

Luchar contra la pandemia sin agua: un reto sanitario imposible

Luchar contra la pandemia sin agua: un reto sanitario imposible

El Día Mundial de la Salud está dedicado este año al personal asistencial que hace frente al covid-19 y reclama mejores condiciones para desarrollar su labor: uno de cada cuatro centros sanitarios en el mundo carece de servicios de agua, el principal escudo frente a la enfermedad


El Ágora
Madrid | 7 abril, 2021


La pandemia de covid-19 ha cambiado la historia y el valor que la población mundial, en especial la occidental, le está otorgando a derechos que dábamos por supuesto, como es el caso del agua. La crisis sanitaria ha puesto en jaque a la economía y al progreso necesario para enfrentar los mayores retos de la humanidad, adaptarnos al cambio climático y conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que parecen haber quedado en segundo plano para solucionar lo más urgente. Porque sin salud no podemos hacer frente a nada más. Y es que, como suele decirse, «la salud es lo primero».

Hoy miércoles, 7 de abril, celebramos el Dia Mundial de la Salud que este año está dedicado a rendir homenaje al personal sanitario que ha luchado, está luchando y luchará contra la pandemia. Es más, la Organización Mundial de la Salud (OMS) designó 2021 como el Año Internacional de los Trabajadores Sanitarios y Asistenciales para reconocer y agradecer «la inquebrantable dedicación de estos trabajadores» a la lucha contra el covid-19.

Con el lema «Proteger. Invertir. Juntos», la OMS destaca la urgente necesidad de invertir en los trabajadores de la salud para mejorar todos, sanitarios y población general, en materia de salud, empleo, oportunidad económica y equidad. La campaña busca el establecimiento de alianzas con Gobiernos de todo el mundo para proteger los derechos y las condiciones de trabajo dignas de los sanitarios y los entornos donde desarrollan su actividad.

En primer lugar, y a través de la alianza COVAX, se pretende garantizar que en todo el mundo se dé prioridad a estos trabajadores para recibir la vacuna contra el covid. El objetivo de que todo el personal sanitario del planeta estuviera vacunado en los primeros 100 días de 2021 no va a cumplirse. A mediados de marzo, más de la mitad de las dosis disponibles en todo el mundo se habían administrado en tan sólo 10 países ricos en los que vive menos del 10% de la población mundial mientras que en más de 100 países aún no se había vacunado ni a una sola persona.

El sector de la salud ha vivido situaciones muy difíciles en este año de pandemia. Según datos de la OMS, 105 países  notificaron interrupciones sustanciales de los servicios de salud esenciales debido a tres razones principales: el 49% de los países debido al despliegue de personal para responder a la enfermedad, el 44% debido a la insuficiencia de equipos de protección personal para sus profesionales de la salud y el 29% de los países debido a una insuficiente dotación de personal para prestar los servicios.

Y los profesionales en primera línea han vivido situaciones límite que están dejando secuelas en su propia salud. Un estudio de la OMS señala una prevalencia del 23% de depresión y la ansiedad en el personal sanitario y una prevalencia del 39% del insomnio. Naciones Unidas destaca la necesidad de «cuidar a nuestros cuidadores» para que puedan tener éxito en esta carrera de fondo y hace un llamamiento a los países para que inviertan en personal, material e infraestructuras sanitarias para mejorar las condiciones de estos trabajadores esenciales.

Hacer frente al covid sin agua

Y una de las necesidades más básicas que necesita este personal para hacer frente a la pandemia es el agua. El agua ha sido el mejor escudo que han tenido los sanitarios y la población general frente al covid y las manos limpias la mejor receta para la salud. Sin embargo, en un mundo en el que 3.000 millones de personas (el 40% de la población) no dispone de instalaciones seguras para poder lavarse las manos con agua y jabón, se ha puesto en evidencia las desigualdades en el acceso a este preciado recurso.

Las cifras de sanitarios que deben hacer frente a la enfermedad en centros que no tienen servicios básicos de agua son desoladoras. Según un informe de la OMS, 1 de cada 4 centros de atención de la salud carece de servicios de agua, 1 de cada 5 no dispone de acceso a la higiene de las manos en los lugares donde se presta atención y 1 de cada 10 no tiene servicios de saneamiento.

La situación es peor en los 47 países más desfavorecidos del mundo: 1 de cada 2 centros de atención de salud carece de agua potable básica, 1 de cada 4 centros de atención de salud no dispone de instalaciones para la higiene de las manos en los puntos de atención y 3 de cada 5 carecen de servicios básicos de saneamiento.

Retretes en el hospital Nekemte en Etiopía. | Foto: Clive Chilvers

“Trabajar en un centro de atención sanitaria sin agua, saneamiento e higiene es como enviar a enfermeras y médicos a trabajar sin un equipo de protección personal. Enviar allí a personas que necesitan tratamiento es poner en peligro sus vidas”, señala el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.

Sin embargo, se trata de un problema que tiene solución. Las estimaciones preliminares del informe indican que costaría aproximadamente 1 dólar per cápita facilitar que los 47 países menos adelantados establezcan un servicio básico de agua en los centros de salud. Como promedio, se necesitan 0,20 dólares per cápita cada año para operar y mantener los servicios.

Ante estas cifras todos los expertos coinciden en que invertir en los trabajadores sanitarios es rentable. En el informe de la Comisión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre el Empleo en el Ámbito de la Salud y el Crecimiento Económico se concluyó que las inversiones en educación y creación de empleo en los sectores sanitario y social dan lugar a un triple rendimiento en forma de mejora de los resultados sanitarios, seguridad sanitaria mundial y crecimiento económico inclusivo.

También señala que a pesar de que el personal sanitario representa uno de los gastos principales de los gobiernos, solo el 7% de toda la asistencia al desarrollo en materia de salud se destinó a apoyar al personal sanitario entre 1990 y 2016. La mayoría de los recursos se destinaron a intervenciones basadas en proyectos a corto plazo, en lugar de invertir en los problemas estructurales y de fondo que afectan al personal sanitario.

Agua necesaria antes y después del coronavirus

Los europeos tenemos la inmensa fortuna de poder hablar de enfermedades como el cólera o la fiebre tifoidea como epidemias que forman parte del pasado. Sin embargo, en muchos países en vías de desarrollo, son una realidad con la que conviven día a día millones de personas. Según apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS), la diarrea, principal síntoma de la mayoría de enfermedades transmitidas por el agua, es a día de hoy la segunda causa principal de muerte entre niños menores de cinco años, ya que provoca 297.000 decesos infantiles anuales, más que la malaria, el sida y el sarampión juntos.

niños
Unos niños transportando agua a sus casas en Dhaka, Bangladesh.

El porqué de esta gran disparidad entre el mal llamado tercer mundo y los países industrializados se encuentra sin duda en la falta de infraestructuras de potabilización y saneamiento de agua en zonas como el África subsahariana, el sudeste asiático o India. Y es que hablamos de enfermedades causadas por organismos microscópicos, como virus y bacterias, que se ingieren a través de agua contaminada. Es decir, si todas las personas del planeta tuvieran acceso a agua potable y un saneamiento e higiene seguros, estas enfermedades simplemente no existirían.

Una herramienta epidemiológica

El ciclo integral del agua, además de asegurar que podamos realizar con agua limpia las pautas de higiene recomendadas para frenar la pandemia, también se ha revelado como un sistema eficaz de alerta temprana para contener el avance de la enfermedad. La monitorización de la presencia de restos del virus de covid-19 en las aguas residuales antes de comenzar los procesos de depuración ha permitido anticipar por zonas decisiones sanitarias ante rebrotes días antes de la confirmación de los primeros casos clínicos.

Así, las depuradoras se han convertido en herramientas epidemiológicas determinantes en la contención de la pandemia, un mecanismo barato y asequible de alerta temprana que anticipa los rebrotes hasta en 10 días y que, por el precio de 3 PCR, analiza las aguas residuales de toda una ciudad, e incluso identifica la prevalencia por zonas de distintas cepas.

Sin duda, el agua ha sido este año, más que nunca, aliada de la salud,  tanto al garantizar la higiene como escudo frente a la enfermedad, como al proporcionar a los sanitarios información valiosa para anticipar decisiones acertadas. El agua ha salvado millones de vidas. Trabajemos para que siga salvando cada vez más.



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