El nuevo informe sobre el ‘Estado del agua potable en el mundo’, realizado por la OMS y Unicef, revela que, a pesar de los avances en el acceso al agua, 2.000 millones de personas aún carecen de este recurso vital y pide cuadruplicar las inversiones para lograr el ODS6 en 2030



La primera meta del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6 es «lograr el acceso universal y equitativo al agua potable, segura y asequible para todos para 2030» pero el mundo no está si quiera en camino de lograr esta meta. El progreso en este objetivo y la aceleración adicional necesaria para lograr el acceso universal se ven amenazados por los impactos cada vez mayores y la incertidumbre del cambio climático, compitiendo las necesidades de agua agrícolas y ecológicas, las prioridades financieras y los desafíos de las amenazas existentes y emergentes a la calidad del agua.
Este es el punto de partida el nuevo informe ‘Estado del agua potable en el mundo’, presentado este martes la Organización del la Salud (OMS), Unicef y Banco Mundial durante una reunión preparatoria de la la esperada Conferencia de Naciones Unidas sobre el Agua, 46 años después de la primera, que tendrá lugar en marzo de 2023. En esta cita se realizará la revisión de avances de la mitad de la Década para la Acción sobre el Agua y el Saneamiento (2018-2028) y este informe será una de las principales guías de este balance.
El informe señala que en las últimas dos décadas la inversión en servicios de agua potable ha llevado a aumentos considerables en el acceso. Dos mil millones de personas más en todo el mundo obtuvieron acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura. En 2020, el 74% de la población mundial utilizó agua potable gestionada de forma segura, frente al 62% en 2000. Es decir, de 3,8 mil millones a 5,8 mil millones de personas.


Los retornos de la inversión en salud, productividad y otros factores se estiman en más de tres veces el costo en áreas urbanas y más de seis veces el costo en áreas rurales. A pesar de este progreso, existen grandes disparidades geográficas y 2.000 millones de personas, una cuarta parte de la humanidad, todavía no utilizan agua potable gestionada de forma segura.
El agua potable no apta para el consumo es un «factor determinante de los más de 1,5 millones de personas que mueren cada año a causa de la diarrea, la mayoría de ellos lactantes y niños pequeños. Cada una de estas muertes prevenibles es una tragedia», señala el informe. Alcanzar esta meta del ODS 6 para 2030 requerirá que «los países y las organizaciones multilaterales cuadrupliquen su inversión, un pequeño precio a pagar por los millones de vidas salvadas».
Naciones Unidas reconoce que el progreso logrado en aumentar el acceso al agua potable «es frágil. El agua segura no es una inversión de una sola vez. Requiere vigilancia y mantenimiento«. Al mismo tiempo, los factores externos amenazan con hacer retroceder los avances logrados. El cambio climático está provocando escasez de agua y sequías, mientras que las inundaciones interrumpen el suministro y devastan comunidades. Los contaminantes amenazan tanto la salud humana como la totalidad de los ecosistemas. «La urbanización y el crecimiento de la población están limitando la capacidad de las ciudades para suministrar agua a los millones de personas que viven en comunidades informales y barrios marginales, mientras que en las zonas rurales, los servicios de baja calidad, las fallas en los puntos de agua y las fuentes de agua distantes y contaminadas son una realidad diaria», apunta el informe.
Recomendaciones
El informe ofrece un detallado examen de los vínculos entre el agua, la salud y el desarrollo, con recomendaciones prácticas para los gobiernos y empresas del sector, e incluye ejemplos prácticos de cómo los países contribuyen a la consecución de la meta del ODS 6 de alcanzar el acceso universal al agua potable para todos en 2030.


Entre las recomendaciones del informe destacan:
- Fortalecer las instituciones existentes llenando vacíos, facilitando la coordinación, estableciendo un entorno regulatorio respaldado por legislación y estándares para la calidad del servicio y asegurando el cumplimiento.
- Apoyar la mejora en el desempeño operativo de los proveedores de servicios y el establecimiento de modelos de gestión que aseguren una prestación de servicios sostenible y profesionalizada tanto en sistemas grandes como pequeños.
- Aumentar drásticamente la financiación de todos los actores y las alianzas entre ellos, con proveedores de servicios de agua mejorando la eficiencia y el rendimiento, y los gobiernos proporcionando un entorno administrativo, normativo y de políticas estable y transparente.
- Desarrollar capacidades dentro del sector del agua mediante el desarrollo de una fuerza laboral capaz y motivada a través de una variedad de enfoques de desarrollo de capacidades basados en la innovación y la colaboración.
- Incentivar que las empresas prestadoras de servicios de agua amplíen y aseguren el acceso a los sectores vulnerables, desplegando coberturas sociales para lograr un servicio universal.
- Asegúrese de que los datos y la información relevantes estén disponibles para comprender mejor las desigualdades en los servicios de agua potable y tomar decisiones basadas en evidencia.
- Fomentar la innovación y la experimentación a través de políticas y regulaciones gubernamentales de apoyo a la tecnología del sector del agua, acompañadas de un seguimiento y una evaluación rigurosos.
Como se destaca en este informe, existen oportunidades clave hasta 2030 para fortalecer el liderazgo, la gobernanza y las alianzas entre los gobiernos, las empresas del agua y las comunidades que den como resultado inversiones públicas y privadas estratégicas y catalíticas en materia de agua potable. «Los Estados miembros, el sistema de las Naciones
Unidas y todas las partes interesadas del sector deben aceptar el desafío, aprender unos de otros y trabajar juntos para lograr el acceso universal y equitativo a agua potable segura y asequible para todos para 2030″, concluye el informe.
