España ha presentado al programa Life de la UE el proyecto Ebro Resilience, una estrategia para reducir las crecidas e inundaciones de este gran río peninsular. La idea es dedicar seis años y un presupuesto global de 13,3 millones de euros a mejorar la gestión



La depresión del Ebro se configura como un valle de materiales blandos y escasa pendiente rodeado de cadenas montañosas: la Cordillera Cantábrica, los Pirineos y el Sistema Ibérico. Las precipitaciones que reciben estos sistemas montañosos confluyen en el río Ebro, cuyo cauce discurre sensiblemente por el eje central del valle.
La escasa pendiente del terreno, ya que en los 325 kilómetros que separan las localidades de Logroño y La Zaida el desnivel es de 235 metros, con una pendiente del 0,7%, provoca que el río dibuje grandes meandros que son abandonados y conformados en episodios de avenidas.
Los fértiles suelos generados en este proceso han sido aprovechados para la agricultura desde tiempos históricos. La combinación de suelos especialmente fértiles y de agua para riego en un entorno árido ha tenido como consecuencia la concentración de la población y de la actividad humana en el entorno del río. Los avances tecnológicos surgidos desde la segunda mitad del siglo XX, especialmente las obras de regulación hidráulica en los afluentes más importantes, han llevado la explotación humana del río, el valle y sus recursos hasta límites desconocidos hasta entonces.
Sin embargo, el tramo medio del río Ebro presenta crecidas frecuentes que inundan grandes extensiones de terreno debido a la escasa pendiente del valle. Estas crecidas se han producido siempre y existen referencias históricas, pero las más destacables de las últimas décadas y que están todavía presentes en la memoria colectiva han sido las de 1961, 1966, 1977, 1978, 1980, 1981, 1993, 2003, 2007, 2015 y más recientemente la de 2018.
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) ha presentado la versión definitiva de la propuesta Ebro Resilience P1 a la convocatoria Life 2020 de la Unión Europea, lo que supone acceder a la segunda fase del proceso de selección de proyectos.
Esta propuesta desarrollada a través de la Confederación Hidrográfica del Ebro, se ha presentado conjuntamente con los Gobiernos de Navarra, La Rioja y Aragón y se integra en la Estrategia Ebro Resilience para la reducción del riesgo de inundación del eje del Ebro.
El pasado mes de noviembre la propuesta contó con el visto bueno de la Comisión Europea a su Concept Note o documento de síntesis y entre los meses de abril y mayo de 2021 se darán a conocer las propuestas que pasan a la tercera fase, denominada de negociación y ajustes.
Incrementar la resiliencia
La propuesta Life Ebro Resiliences P1, con una duración prevista del proyecto de seis años y un presupuesto total de 13,3 millones de euros, para el que se solicita a la UE una cofinanciación del 55%, tiene como principal objetivo incrementar la resiliencia frente a las inundaciones, desde un punto de vista social, ecológico y económico.
Para ello propone intervenciones en dos zonas del tramo medio del Ebro: la situada entre las localidades de Alfaro (La Rioja) y Castejón (Navarra), donde se realizará una actuación demostrativa mediante la aplicación de una combinación de medidas naturales de retención de agua; y el tramo Osera de Ebro-Fuentes de Ebro (Aragón), donde se propone una intervención piloto que permitirá compatibilizar las explotaciones agrícolas de la llanura aluvial con el fenómeno de la inundación.
Estas zonas sufren de forma habitual importantes daños económicos derivados de las inundaciones y existe una degradación del espacio fluvial que impide, entre otras cosas, su función de laminación de avenidas, según ha explicado la Confederación Hidrográfica del Ebro.
La implantación de las medidas contempladas contribuirá a la prevención, protección, preparación y recuperación ante inundaciones, así como a la mejora de los ecosistemas fluviales en los que se llevarán a cabo las actuaciones.
La visión de futuro es conseguir un tramo medio del Ebro en el que las actividades económicas y los núcleos de población convivan con un río Ebro en buen estado, sin que las crecidas produzcan daños significativos.
La ejecución de este proyecto, en caso de resultar seleccionado, permitirá dar continuidad y reforzar los trabajos ya puestos en marcha por la confederación hidrográfica y las comunidades autónomas, en el marco de la Estrategia Ebro Resilience.
El planteamiento Ebro Resilience para todos los tramos es la protección de las zonas urbanas para avenidas con periodo de retorno de 25 años y para zonas no urbanas conseguir la reducción de afecciones para avenidas hasta un periodo de retorno de 10 años.
La estrategia concreta el plan de medidas para el tramo medio del Plan de Gestión de Riesgo de Inundación de la Demarcación (PGRIEbro).
Las claves de Ebro Resilience son la coordinación entre el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la Confederación Hidrográfica del Ebro y las Comunidades de Navarra, La Rioja y Aragón y los nuevos enfoques para reducir el efecto negativo de los episodios de inundación, apostando por medidas combinadas que mejoren la capacidad de recuperación del territorio.
