Filtros verdes: la naturaleza se cura a sí misma en Valencia

Filtros verdes: la naturaleza se cura a sí misma en Valencia

Filtros verdes: la naturaleza se cura a sí misma en Valencia

En los Tancats de l’Illa y Tancats de Milia, en Valencia, hace una década que se puso en marcha un inspirador experimento de gestión de aguas residuales aplicando soluciones naturales y restaurando ecosistemas. Ahora, estos espacios son un refugio de fauna y un eficiente sistema de mejora de la calidad hídrica de la Albufera de Valencia. La naturaleza se cura a sí misma de la mano de Hidraqua, que gestiona estos espacios a través de la empresa pública Acuamed


Pedro Cáceres | Director adjunto
Madrid | 5 enero, 2022


En estas fechas del año, los humedales españoles se convierten en un refugio imprescindible para buena parte de la avifauna del norte de Europa. Algunos de estos espacios, como los valencianos Tancats de l’Illa y Tancats de Milia, se llenan de poblaciones invernantes que se suman a las aves locales de este privilegiado entorno mediterráneo. En una mañana de diciembre es posible ver decenas de especies, algunas emblemáticas y escasas en el continente.

Lo que resulta extraordinario es comprender que estos refugios de fauna no existían hace una década. Eran, hace apenas unos años, campos de arroz sometidos a un manejo intenso y constante por parte del ser humano, en un ciclo estacional de inundación y desecación, siembra y recogida, que alteraba los ritmos pautados de la vida silvestre.

Diez años después, un inspirador proyecto ha transformado estos terrenos en un fragmento vibrante de naturaleza recuperada, que enriquece y mejora la conservación de la Albufera de Valencia. La empresa de agua Hidraqua gestiona estas lagunas, propiedad del Ministerio para la Transición Ecológica, a través de la empresa pública Acuamed.

Aves volando en el Tancat de l’Illa, en Valencia.

El humedal levantino del que forman parte los Tancats de l’Illa y de Milia es uno de los más ricos y complejos paisajes culturales y naturales de nuestra geografía, donde la interacción del ser humano con el terreno lleva siglos alumbrando una enciclopedia de conocimientos de gestión, una suma de paisaje y paisanaje a la que este proyecto añade una nueva y esperanzadora página.

Lo que es del todo sorprendente es saber es que estas lagunas someras llenas de vida no tienen como función única o principal proteger la fauna, sino esencialmente gestionar las aguas residuales. No son reservas naturales, sino infraestructuras de gestión del agua. Son infraestructuras verdes del siglo XXI, con todo lo que ello supone.

Hace una década, los técnicos creyeron que hay formas de depurar el agua que pueden servirse de la naturaleza misma para conseguir el objetivo deseado, logrando al mismo tiempo que la vida silvestre y los ciclos naturales recuperen su tiempo y espacio. Dos por el precio de uno.

Lo novedoso aquí es el concepto, porque el mecanismo de solución es antiguo: es dejar o permitir a la naturaleza que haga su trabajo. Lo que cambia y es nuevo es la aproximación humana a los retos: es emplear el propio medio natural como tecnología o infraestructura blanda para abordar necesidades de gestión; aprovechar su capacidad para remediarse a sí mismo sin aplicar costosas y duras soluciones de infraestructura.

Eso es lo que ofrecen las soluciones basadas en la naturaleza, un término que está en el Top Ten de las herramientas actuales ante la crisis ambiental y del que son buen ejemplo estas lagunas llenas de aves en pleno invierno que maneja Hidraqua por encargo de Acuamed.

«No son reservas naturales, sino infraestructuras de gestión del agua. Pero infraestructuras del siglo XXI»

¿Pero realmente funciona este sistema? ¿Nos engañan los ojos ante estos campos vivos, llenos de agua y de verde y plagados de aves en invierno? ¿Hay forma de medir su desempeño ambiental? Pues lo cierto es que sí. Desde el punto de vista del agua, los análisis muestran una evolución de su calidad hacia la excelencia.

Y desde el punto de vista ambiental, los censos de biodiversidad realizados por actores distintos lo corroboran: “Se hacen seguimientos ambientales que van desde la periodicidad semanal (aves, fauna acuática, coberturas vegetales medidas con dron…), a trimestral (variables biológicas, fitoplancton, zooplancton, macroinvertebrados…)”, afirma Javier Jiménez, biólogo responsable del Tancat de l’Illa y Tancat de Milia para Hidraqua.

Como explica, Jiménez, la gestión de los humedales no solo está dando resultados de alta eficiencia depurativa del agua, sino que además está consiguiendo incrementar sustancialmente los índices de biodiversidad del Parque Natural de l’Albufera.

Humedales artificiales

Los Tancats de l’Illa y Tancats de Milia son dos humedales artificiales encargados de actuar como filtros verdes para la mejora de la calidad del agua. Rodeados de arrozales, estas instalaciones mantienen el hábitat de la zona y favorecen que la fauna pueda vivir durante todo el año en este entorno.

Sucede que el proceso de cultivo de los arrozales requiere que en los últimos meses del año la zona se encuentre inundada, mientras que, a partir de enero, se procede al vaciado de los campos, generando dos ambientes completamente diferentes que cambian de forma brusca y afectan a las especies que acuden a ellos.

La gestión de los tancats es responsabilidad de Hidraqua por contrato con la agencia estatal Acuamed, una gestión en la que la empresa de agua se apoya en socios cualificados del entorno y del ámbito académico.

Así, explica Javier Jiménez, se cuenta para los seguimientos ambientales con varias ONGs (Fundacio ASSUT y GOTUR) y dos universidades (Universidad Politécnica de Valencia y la Universidad de Valencia).

“Partimos del convencimiento de la importancia de la colaboración público-privada con el tercer y cuarto sector. También colaboramos en varios proyectos de investigación, aprovechando el carácter de los humedales como laboratorios al aire libre y promovemos el intercambio de experiencias con otros espacios como el Delta del Ebro o el Mar Menor, donde los conocimientos adquiridos en l’Albufera pueden ser de utilidad”, remacha Javier Jiménez.

Vista panorámica del paraje del Tancat de l’Illa, en Valencia.

Cómo funcionan los Tancats

Respecto al uso de depuración de los Tancats, están diseñados en tres sectores. En el primero, de flujo subsuperficial, o subterráneo, el agua atraviesa una lámina de agua donde las plantas acuáticas llevan a cabo un proceso natural de limpieza, que emplea la capacidad depurativa de diferentes especies vegetales, así como su capacidad para transferir oxígeno al medio líquido, oxigenando el agua. Además, esta primera fase ayuda a retener los sólidos en suspensión.

El segundo sector de los Tancats cuenta con una función de depuración similar al anterior. Sólo que en este caso el flujo del agua es superficial y, a vista de pájaro, se puede apreciar una lámina de agua o laguna somera.

Por último, una tercera fase del proceso de tratamiento recrea las condiciones ideales de La Albufera de Valencia ancestral, una laguna de aguas dulces profundas con vegetación subacuática. En esa fase C, el agua acaba de decantarse y limpiarse antes de pasar a la Albufera en sí misma. Al final del ciclo de filtro verde, el efluente vertido al parque natural es de alta calidad, y en el proceso previo ha creado una serie de espacios de gran valor ecológico.

Fases del tratamiento del agua en los Tancats de l’Illa y Tancats de Milia, en Valencia.

Los análisis continuos realizados sobre las lagunas han demostrado que los niveles de fósforo y nitrógeno, elementos nutrientes que deterioran el equilibrio de los sistemas lacustres, descienden considerablemente una vez el agua supera dos de los tres sectores descritos.

Hasta el año 2019 los Tancats recogían agua procedente de la depuradora después de atravesar un tratamiento primario y secundario; actuando las lagunas como tratamiento terciario.  A partir de ese año, primero para el Tancat de l’Illa y posteriormente para el Tancat de Milia, el agua que llegó a estos espacios contaba ya con un tratamiento terciario instalado en las depuradoras de donde procede el agua depurada, mejorando así la calidad de la que llegaba al espacio natural y reduciendo la carga de nutrientes que los sistemas naturales tenían que digerir.

“Es un renovador enfoque de gestión del medio que une lo mejor de dos visiones, la suma de tecnología y de sabiduría natural”

El fósforo y el nitrógeno son generados por la agricultura, la industria y el uso doméstico y son de difícil eliminación para las depuradoras en las que se trata el agua.

En concreto, el Tancat de Milia recoge el agua de la depuradora de Albufera Sur, mientras que el canal de l’Illa lo hace de la depuradora de Sueca.

La suma del esfuerzo realizado en las estaciones de depuración de aguas residuales más el sistema de filtro verde puesto en marcha en los Tancats ha permitido en poco tiempo, bajo la gestión de Hidraqua, la limpieza de los efluentes vertidos al sistema lagunar de La Albufera, explican sus gestores.

Laura Gascón, gerente de Hidraqua, afirma en ese sentido: “Afrontamos este proyecto con mucha ilusión. Estos humedales son sistemas muy especiales tanto para mejorar la calidad del agua de l’Albufera como para potenciar su biodiversidad. Hidraqua asume su gestión con un gran sentimiento de responsabilidad. No se trata solo de desempeñar nuestro trabajo de la mejor manera posible, se trata de invertir en un proyecto que puede aportar mucho al medio ambiente”.

Medición de resultados

Aparte de la operación y el mantenimiento de los humedales, los seguimientos de resultados tienen importancia vital para diagnosticar en qué medida se están consiguiendo los objetivos planteados, explica Javier Jiménez, el biólogo responsable de los Tancats.

En cuanto a calidad del agua, un laboratorio externo toma muestras mensualmente en cuatro puntos del humedal: entrada (efluente de depuradoras que llegan a los humedales); un punto intermedio del humedal, salida del agua depurada y agua receptora (lago de l’Albufera). Se miden gran cantidad de parámetros físico-químicos, explica el responsable, así como nutrientes, materia orgánica, etc.

En paralelo, los humedales disponen de sistemas de medición de calidad del agua en continuo mediante sondas y un laboratorio que permite incrementar aún más la resolución del seguimiento de calidad del agua, añade el técnico de Hidraqua.

Asimismo, cabe destacar que Hidraqua se está encargando del censo mensual de aves acuáticas. Para ello, se va a firmar un acuerdo con la Fundació ASSUT que también se encarga de la supervisión general de los seguimientos ambientales en el humedal artificial y para el seguimiento particular de avifauna.

Paisaje de la Albufera (Valencia).

Esta asociación es la encargada de gestionar la web birdingalbufera.es, la herramienta de referencia de expertos en ornitología del Parque Natural de L’Albufera, donde se registran las observaciones de aves más relevantes por su rareza, abundancia o por la época del año en que son vistas.

Para el anillamiento científico de aves semanal, se va a firmar un segundo convenio con otra ONG, GOTUR Anellament, especialistas de larga trayectoria en estos trabajos.

En ese sentido, la naturaleza y la tecnología se unen en los tancats. “Uno de los rasgos diferenciales de Hidraqua es su apuesta por la digitalización. En los humedales de depuración de l’Albufera este factor ha tomado especial relevancia”, explica Javier Jiménez.

“Todos los datos de operación, mantenimiento y seguimiento, así como de uso público, tienen procesos específicos para transformar estos registros en formatos digitales. Puede parecer que la gestión de humedales sea una tarea muy de campo, agua, plantas y animales… pero lo cierto es que todo se potencia con un sistema inteligente de recogida de indicadores que multiplica el potencial de estos espacios”, añade el biólogo.

Porque la tecnología, el seguimiento digital y los sensores remotos forman parte de esta moderna instalación del agua, que suma procedimientos técnicos del siglo XXI y valores ancestrales en una renovadora aproximación a la gestión del medio que une lo mejor de dos visiones: la suma de inteligencia y tecnología y la de sabiduría natural.

Inteligencia verde

Las instalaciones de los Tancat de l’Illa y de Milia no hacen otra cosa que reinventar y fortalecer la naturaleza, es decir, reproducir, promover y amparar la eficacia con la que el propio medio natural afronta los impactos y los amortigua en un sistema complejo donde cada parte contribuye a modular los efectos de otros integrantes del sistema.

En ese sentido, los microorganismos del agua reciclan los nutrientes, retienen sedimentos y oxigenan el medio líquido. Todo en un proceso creciente que en su última fase crea las condiciones para que vuelva a crecer en La Albufera la flora acuática autóctona y especializada que generaba la conocida claridad de sus aguas.

A las actuaciones diversas para recrear el ambiente físico-químico adecuado se unen las intervenciones directas y las plantaciones. Restauración de ecosistemas, pero entendiendo que estas deben ser desde la base, desde la calidad del agua, sin cuya presencia es imposible que lo demás prospere.

En conjunto, son 50 hectáreas de terreno destinadas a un doble uso de depuración del agua y mejora de la vida silvestre. El Tancat de Milia tiene 33,4 hectáreas y está situado en el municipio de Sollana, a orillas del lago de L’Albufera.

El Tancat de L’Illa ocupa 16 hectáreas y se encuentra en el Perelló (Sueca) junto al Estany de la Plana (una de las conexiones del lago con el mar).

Estos humedales, que apenas tienen una década de vida, responden al término de lo que los gestores llaman ahora “soluciones basadas en la naturaleza”, y funcionan perfectamente, con una eficacia que se autoconsuma. Para ello hace falta un proyecto a largo plazo y técnicos que tutelen que esta “sanación natural” pero dirigida por la mano humana acontezca de la forma más rápida y eficaz posible.

Se  trata de apelar a la capacidad de los ecosistemas para autorremediarse y de emplear las funciones y capacidades del medio natural –muchas veces extraordinarias- para permitir que sea él mismo el que lleve a cabo tareas que serían difíciles de aplicar desde el punto de vista técnico o económico.



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