El secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, plantea medidas para adaptar la gestión del agua en España a una nueva situación de estrés hídrico estructural provocado por el cambio climático. El verano de 2022 está siendo el peor de los últimos 15 años en disponibilidad de agua



Atravesamos una situación de escasez de agua «como hace 15 años que no vivíamos en este país”, afirma el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, quien incide en una serie de medidas que hay que poner en marcha para adaptar la Ley de Aguas en España a una nueva situación climática.
La reserva de agua no ha dejado de caer en 12 semanas y se encuentra ahora al 39,2 % de su capacidad total, y eso que todavía quedan «unas cuantas semanas de verano todavía por delante» y que «la situación meteorológica no anticipa que vayamos a tener precipitaciones”, advierte Morán.
“España no es una excepción”, recuerda, pues “Italia desde hace varias semanas tiene en marcha mecanismos de restricción en algunas de sus cuencas, mientras que Francia está autorizando a sus centrales nucleares, como consecuencia de las altas temperaturas, a devolver agua al cauce a más temperatura de la que establecen las restricciones ambientales de su parque nuclear.
En el centro de Europa, por otro lado, ríos que eran navegables “empiezan a no serlo” a causa de la reducción de los niveles de agua, como ha sido el caso, por ejemplo, del Rin, en Alemania, apunta el secretario de Estado.
Así, la sequía “obliga a poner en marcha mecanismos de restricción para otros usos económicos: desde el regadío, que es el que más agua utiliza en este país –por encima del 80 % de la totalidad de agua– hasta usos industriales, hidroeléctricos o turísticos”, argumenta.
Sobre el exceso de consumo, Morán reconoce que “en este país hay más derechos de agua que agua disponible”, y recalca la necesidad de “poner en marcha medidas para garantizar el suministro para los usos básicos, fundamentalmente para consumo humano”, recortando, para empezar, las concesiones de explotación hídrica para usos agrícolas.
Adaptarse a una nueva realidad
Morán adelanta que el Gobierno está trabajando en una modificación del texto de la Ley de Aguas con la que “acomodar la realidad de los usos al escenario de cambio climático”, algo que tendrá especial incidencia en sector hidroeléctrico.
En cuanto a los recortes que se puedan aplicar al sector turístico -establecimientos hoteleros y otros “usos lúdicos”-, Morán incide en que no se van a producir en esta temporada turística, pero no descarta que así sea en el futuro.


“Tenemos que replantearnos si realmente todos los derechos tienen detrás un respaldo de disponibilidad de agua suficiente”, arguye, y reitera que, para afrontar los efectos de la crisis climática, «tenemos que pensar que las concesiones de agua tienen que adaptarse”.
“Tenemos que aprender que es necesario restringir las dotaciones de agua para adaptarnos a un escenario que está siendo especialmente duro” sostiene, sobre todo cuando “todas las proyecciones de cambio climático nos dicen que caminamos hacia ese escenario con carácter estructural”.
“Este país tiene que disminuir las hectáreas de regadío porque empieza a haber problemas para poder garantizar la sostenibilidad del sector”, sentencia, y así “el regadío tiene que acomodarse a la disponibilidad de agua”.
Morán señala que el Gobierno esboza medidas a corto, medio y largo plazo para hacer frente a la sequía y garantizar el suministro.
Por ejemplo, una línea de inversión para evitar el desabastecimiento en poblaciones que corren un mayor riesgo de escasez, como son los pequeños municipios, además de apostar por recursos alternativos, como la desalación o la reutilización de agua en los territorios más vulnerables.
El ministerio ha destinado además una línea de apoyo de 200 millones de euros «para atender la mejora en las redes de abastecimiento”, y evitar fugas, a fin de gestionar mejor el recurso, y ha creado un plan de digitalización para “conocer en tiempo real cuál es la disponibilidad de agua en cada momento y usar esos datos para planificar mejor”.A largo plazo, subraya que “por primera vez en la historia” la planificación hidrológica invierte la tendencia de incrementar las dotaciones, y ahora contempla una “reducción sustancial” de las disponibilidades de agua para regadío.
