Holanda, uno de los países con mayor densidad de población del mundo, tiene un 26% de su territorio bajo el nivel del mar. Durante siglos, los habitantes han luchado para ganar terreno al mar y drenar el agua de los ríos, recurriendo a innovadoras obras de ingeniería y levantando una gran infraestructura de gestión del agua



Si hay un país en el mundo donde el agua y su gestión están presentes de forma destacada y ha afectado a la configuración del territorio es los Países Bajos, que han creado una verdadera cultura alrededor de ella. De hecho, es la única nación del mundo que cuenta con un Embajador del Agua.


Los Países Bajos -Holanda, como también llamamos en España al pequeño Estado europeo-, tienen un 26% de su territorio bajo el nivel del mar. Por si fuera poco, un 29% más corre el riesgo de sufrir alguna inundación de los ríos que recorren el país. Casi la mitad de su población vive en zonas de riesgo, pero es precisamente en esa zona donde se produce el 70% de su PIB. En el siglo XII, sus habitantes desarrollaron una técnica para ganarle terreno al mar. En su lucha diaria y constante entre el agua y los neerlandeses, unas veces ganan los neerlandeses, pero otras, pierden.
Los pólders (tierra ganada al mar), diques, molinos, estaciones de bombeo y canales son instalaciones resultantes del aprendizaje de sus habitantes para protegerse de la dureza de la naturaleza. No se lucha contra ella, sino que se trabaja con ella. De hecho, el mar convirtió a Holanda en una gran potencia marítima y ahora es puntera en la ingeniería hidráulica. Ámsterdam, su capital, se halla a dos metros por debajo del nivel del mar, estando el punto más bajo del país a 6´76 metros por debajo.


Historia reciente
Los neerlandeses llevan cientos de años construyendo diques, ganando terreno al mar, que lucha embravecidamente para no perderlo. Pero las vegas y marismas de los ríos siempre han sido zonas fértiles y propicias donde establecerse y, en el delta de tres ríos caudalosos como son el Rhin, Mosa y Escalda viven casi nueve millones de habitantes. Aunque ahora sigan en funcionamiento, los molinos de viento son hoy un mero reclamos turísticos, pero que recuerda cómo las fuerzas de la naturaleza pueden ser adversas, pero complementarias: los granjeros hacían uso de la energía eólica para bombear el agua que anegaba sus campos.
Tras inundaciones terribles como la acontecida en 1953, cuando fallecieron 1.853 personas, muchas en el interior de sus viviendas, se pasó a la acción, o mejor dicho, a la prevención. En los años 70, Holanda emprendió un ambicioso programa llamado Plan Delta, un proyecto en que la tecnología declaraba la guerra al mar, con un plan de ejecución de 50 años, donde se realizaron diversos modelos de barreras.


La red completa de diques comprende más de 22.000 kilómetros y 300 proyectos a lo largo de la costa, lagos y ríos principales
Los 13 modelos de diques distintos que bordean su costa se refuerzan constantemente, se utiliza la arena de un mar interior como barrera o se permite que los ríos entren de forma controlada en la tierra.
Por ello, las inversiones en infraestructuras son siempre enormes. Por ejemplo, el refuerzo de esos diques, que deben durar hasta 2050, tienen un coste de 7.400 millones de euros. Además, han desarrollado una serie de programas para predecir posibles escenarios producidos por el cambio climático y poder utilizarlos al construir o reforzar defensas.
La red completa de diques comprende más de 22.000 kilómetros y 300 proyectos a lo largo de la costa, lagos y ríos principales. Uno de estos proyectos es el de la Barrera de Maeslantkering, situada en la entrada del puerto de Róterdam, erigiéndose el primer dique móvil de la historia. Consta de dos compuertas gigantescas que permiten el paso de los barcos.
Estas estructuras están formadas por cámaras que se inundan y provocan que las compuertas se hundan y formen una barrera en el agua. Cada una de ellas pesa 52 toneladas y son casi tan grandes como la Torre Eiffel. Las vigas de acero fueron enviadas por secciones, pero la viabilidad del proyecto dependía de la eficacia de la soldadura. Y para soldar cada pieza tardaron 170 horas, repasándose cada soldadura 100 veces. Gracias a su resistencia, este sistema de esclusas y barreras está preparado para afrontar cualquier tormenta de la intensidad que sea.


El proyecto de ingeniería más conocido es el de Oosterschelde, en la provincia de Zelanda, una obra de tres km de longitud, con 62 pilares de más de 50 metros de altura cada uno, y compuertas de acero entre ellos para regular la entrada y salida del agua.
La barrera permanece medio abierta y el mar pasa por debajo, pero cuando empeora, 62 compuertas de tubos de acero se sumergen en el agua, sellando la zona en aproximadamente una hora. Su construcción, difícil y laboriosa, necesitó de 250 ingenieros. Por ejemplo, cada uno de esos pilares requirió de más de un año para construirse. Tardaron más de 10 años en realizar el proyecto, terminándolo en 1986. Debido al oleaje y las tormentas, la barrera ha sufrido un serio desgaste, siendo necesario cubrir los pilares con planchas. No en vano, esta barrera ha sido crucial para detener a lo largo de 15 años más de 20 tormentas de gran virulencia.


Continúa la investigación
La investigación llevada a cabo durante siglos en Países Bajos también se exporta y confían en que sirve de ayuda para frenar el rápido deterioro que está sufriendo, por ejemplo, la ciudad italiana de Venecia, debido a su imparable hundimiento.
Lo cierto es que la tierra en Países Bajos se está hundiendo una media de un centímetro al año. Y tras exhaustivas investigaciones, han determinado que se va a devolver 100.000 hectáreas de terreno cultivado al bosque y a las marismas, respetando lo que les pide con insistencia la naturaleza, y convirtiendo las zonas de pasto que queden inundadas en cuencas de recogida de agua mientras dure la inundación.


Una novedad interesante serán las llamadas “casas anfibias”, casas sobre suelo firme que son capaces de flotar durante una inundación. Dando muestras una vez más de su capacidad de adaptación, ya hay más de 20.000 neerlandeses que estarían dispuestos a adquirir una de estas casas.
Entre los lugares que la UNESCO ha nombrado Patrimonio de la Humanidad, en Países Bajos se hallan los 19 molinos de Kinderdijk, los lagos Beemster y Schermer (zona drenada al mar, situada a 3´5 metros por debajo del nivel del mar, dedicada a pastos) o la Estación de Bombeo a vapor más grande del mundo. Denominada Woudagemaal esta instalación que aún funciona se construyó en 1920 para drenar el agua del río Frisia.
