Las soluciones basadas en la naturaleza son una herramienta indispensable para hacer frente a los desafíos del agua. En Rojales, en la Vega Baja de Alicante, Hidraqua se apoyó en esta idea para, en colaboración con el municipio, crear un humedal cargado de biodiversidad que facilitase la gestión de las aguas residuales



En ocasiones, las precipitaciones pueden convertirse en el peor enemigo de las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR), o más bien del medio que las rodean. Esto es porque cuando se acumula el agua en una población, toda esa ingente cantidad de líquido se desplaza por el alcantarillado hasta una depuradora. Si el caudal asociado supera la capacidad de la infraestructura, la amenaza de un vertido de aguas residuales al medio se vuelve más que real.
La variabilidad climática que rodea al municipio de Rojales, situado en la Vega Baja de Alicante, a menudo desembocaba en esta situación, empeorada también por las lluvias torrenciales despertadas por las DANAs, como la del 2019. Sobre la mesa se pusieron varias soluciones, pero el eje formado entre Hidraqua, como gestor del agua, y el Ayuntamiento de Rojales terminó decantándose por una de ellas: construir lagunas artificiales en el parque de El Recorral.
Más que el simple azar o por ser una solución distinta a las clásicas que se realizan, se trató de una decisión que encaja con los nuevos desafíos y estrategias que está tejiendo la humanidad en lo relativo al agua.
Como recuerda la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el ciclo global del agua se está intensificando, alterando la disponibilidad del recurso, al tiempo que la degradación de los ecosistemas empeoran cualquier atisbo de gestión eficiente de los recursos hídricos disponibles. Que una instalación como una EDAR se desborde no hace sino potenciar en cierto modo estos problemas, ya sea contaminando los pocos recursos a nuestra disposición o alterando el medio que las rodea.


Los núcleos urbanos, en este contexto, juegan un importante papel ya que, como principales receptores de estos impactos, tienen el reto de convertirse en centros de resiliencia a través de infraestructuras que hagan frente a las contingencias naturales, sobre todo las relacionadas con el agua.
Por suerte, el fuego se combate con más fuego en este caso y muchos de los desafíos en materia hídrica se pueden mitigar con lo que se conoce como “soluciones basadas en la naturaleza” (SbN), es decir, actuaciones que utilizan o imitan los procesos naturales para contribuir o hacer frente a distintos desafíos. Como señala la ONU, la gestión basada en la naturaleza debe ser el principal medio de adaptación al cambio climático, y esto en gran medida implica el uso de las SbN para el agua”.
Una de estas soluciones, las infraestructuras verdes, se conciben como estructuras antropogénicas que apadrinan sistemas naturales para imitar los procesos ecológicos que tiene la capacidad de resolver problemas con el menor impacto posible e, incluso, ofreciendo beneficios simultáneos.
En este sentido, Hidraqua aglutina cierta experiencia gracias a que ha estado transformando sus instalaciones del ciclo del agua en infraestructuras verdes para que sirvan de apoyo al ecosistema en el que están ubicadas y favorezcan los servicios que nos ofrece la naturaleza. Cuando se planteó la construcción de las lagunas se hizo bajo esta premisa.
El objetivo principal en Rojales fue la mejora de la calidad del agua tratada y la adecuación de las instalaciones de la depuradora de Lo Pepin I y II para verter la nueva agua regenerada en cinco lagunas artificiales en el parque de El Recorral y que, en cierto modo, sustituyen los clásicos depósitos de agua artificiales, como las cisternas.


También se desviaron los caudales que llegaban a la depuradora de Doña Pepa, procedentes de las urbanizaciones de Pueblo Bravo y Doña Pepa, hasta la depuradora de Lo Pepín. De este modo se transformó a la depuradora de Doña Pepa en un depósito anticontaminación para la recogida de aguas de lluvia. Así, una vez cesen las lluvias, el agua retenida en esta instalación se podría bombear controladamente hacia la depuradora Lo Pepín.
Sin embargo, no hay que olvidar que, al fin y al cabo, la vida está supeditada a la mera presencia del líquido elemento, por lo que el llenado de las lagunas con el agua regenerada estaba intrínsecamente relacionado con la construcción de todo un ecosistema único en esas lagunas.
Por tanto, el parque de El Recorral desde su apertura en el 2018 se convirtió en un auténtico humedal compuesto con diversas especies vegetales y animales. Se puede ver, por ejemplo, como crecen los lirios de río o los junquillos alimentados con el agua regenerada de las EDAR, pero también como comparten este espacio los reptiles, aves e insectos que han hecho de El Recorral su nuevo hogar.
Ya en tierra, se encuentra una incipiente y muy joven comunidad de árboles de rivera junto a cuatro de las lagunas secundarias y siguiendo el curso del agua, donde los sauces, alisos, arces, fresnos, olmos, viburnos, saucos, adelfas, sauzgatillos y álamos blancos crean ambientes umbríos y protegidos para acoger nueva fauna y acondicionar los paseos habilitados para las personas. Y es que algo inusual como un humedal nacido del reciclaje de agua es un verdadero atractivo turístico para el municipio.
De hecho, lejos de estos usos, el agua regenerada que llega a las lagunas se utiliza para retroalimentar el ecosistema, sustentar usos agrícolas cercanos e incluso para dar vida a red contra incendios.


Incluso para la gestión del propio parque, Hidraqua sigue recurriendo a las soluciones basadas en la naturaleza. En la última de estas actuaciones, Hidraqua, en colaboración con la Asociación Faunatura, instaló en El Recorral refugios de cajas para aves que se alimentan de insectos que afectan a los pinos como la procesionaria y el tomicus, y la instalación de refugios para murciélagos que se alimentan de mosquitos. “Así, se pretende potenciar la lucha biológica a través de soluciones basadas en la naturaleza, evitando el uso de pesticidas artificiales y productos químicos”, declaran.
Para Antonio Pérez, alcalde de Rojales, este proyecto faraónico “no hubiese sido posible sin la ayuda de Hidraqua”, del que declara que ha marcado un antes y un después en el municipio, además de haberse convertido en un enclave natural idílico en el que la fauna y la flora se desarrollan perfectamente.
“No solo tenemos una solución para el momento actual, sino que está diseñada para soportar un posible crecimiento y desarrollo del municipio”, aclara el alcalde de Rojales.
En la Comunidad Valenciana, Hidraqua y sus empresas participadas impulsan soluciones basadas en la naturaleza en otras ciudades. Por ejemplo, el parque de La Marjal, gestionado por el Ayuntamiento de Alicante y Aguas de Alicante, constituye una infraestructura verde urbana de referencia en España. Capaz de recoger 45 millones de litros de aguas pluviales, cumple también una función social, al ser un espacio municipal para usos de la ciudadanía, y ambiental, como pulmón verde que actúa además como refugio de especies de vegetación y avifauna de la zona.
