En la provincia de Almería caen de media 210 litros por metro cuadrado al año, una cifra tan escasa que entra dentro del margen de lo que se considera clima desértico: el de aquellas regiones donde las precipitaciones anuales son menores a los 300 litros.
Ser un lugar de clima extremo no le ha impedido a Almería tener un alto nivel de población y de actividad económica: todo un milagro teniendo tan poca agua disponible.
La provincia cuenta con una notable población de 730.000 habitantes, tiene el turismo como un vector importante de actividad y, especialmente, es puntera en agricultura dedicada a la exportación, basada en el cultivo de invernadero y el riego de precisión.
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Y la situación meteorológica de este año está haciendo que cada el agua brille por su ausencia. Toda España está atravesando un año meteorológico seco, que en el caso de Almería es muy intenso. En enero de 2022, por ejemplo, la provincia registró una precipitación media de poco más de seis litros por metro cuadrado, un 91% por debajo de la media de referencia.
Dada su geografía y su clima, la escasez de agua es constante. Puede haber años más o menos lluviosos, como este que estamos viviendo, pero la realidad es que el territorio almeriense vive un permanente estado de estrés hídrico estructural, más allá de cómo se comporten las lluvias en un año concreto. Las previsiones de cambio climático auguran además que la situación no hará otra cosa que agudizarse.
En ese sentido, en España se espera un descenso de recursos hídricos disponibles de hasta el 40% para las próximas décadas según los cálculos del CEDEX incorporados por el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) a sus planes de adaptación al cambio climático.


Recursos nuevos para una tierra sedienta
Solo cabe aceptar que si ahora hay poca agua dentro de poco habrá menos y urge por tanto poner en marcha medidas para mejorar la eficiencia en el uso de los recursos hídricos y encontrar nuevas fuentes sostenibles de abastecimiento.
Para tener garantía hídrica es necesario potenciar fuentes alternativas, como el agua regenerada y la desalada, e invertir en infraestructuras de distribución de las mismas. Además, el empleo de la tecnología y la digitalización puede contribuir de forma notable a la eficiencia y el ahorro.
Una de las zonas donde es más necesario hacerlo es el Poniente Almeriense, una comarca con 10 municipios -entre los que se encuentran Roquetas de Mar, El Ejido y Adra– que tiene una población aproximada de 265.000 habitantes, pero que supera los 400.000 en verano.
El Poniente Almeriense se caracteriza por su aridez en superficie, pero se ha abastecido históricamente de sus numerosos acuíferos. Estos han sufrido sobreexplotación, llegando a declararse el acuífero sobreexplotado en 1995.
Desde entonces se estableció un plan de recuperación a medio plazo, para recuperar las reservas subterráneas y proteger todos los sistemas hídricos, humedales, lagunas y ecosistemas ligados a ellos manteniendo su funcionalidad ecológica.
Para alcanzar este objetivo se planteó un programa a largo plazo para ir sustituyendo recursos subterráneos por los de otros orígenes, principalmente agua desalada y regenerada.
El agua regenerada: un filón a potenciar
La reutilización de agua regenerada es una de las opciones más útiles para suministrar recursos hídricos nuevos, potenciando la economía circular en el uso del elemento y cerrando ciclos. Las estaciones de depuración de aguas residuales permiten tratar el agua y dotarla de una calidad necesaria para otros usos, como el riego.
Entre las iniciativas que se están llevando a cabo está la impulsada por Hidralia, gestora actual de la depuradora de Roquetas de Mar, que colabora con la administración para acelerar las obras necesarias que permitan la reutilización de más de seis hectómetros cúbicos de agua depurada para riego agrícola principalmente. El pasado año, la Junta de Andalucía anunció la inversión necesaria para acometer las mejoras y ampliación de las estaciones de depuración de aguas residuales (EDAR) del Poniente Almeriense.
Distribuir el agua desalada
En el caso del agua desalada, no basta solo con producirla, sino que también hay que conducirla hasta el lugar de consumo, y esto precisa de inversiones e infraestructuras de distribución.
En el Poniente Almeriense, el abastecimiento humano está garantizado en aquellos municipios con aporte mayoritario de agua desalada (Roquetas de Mar, Vicar y El Ejido). En ese sentido. la integración del agua desalada dentro del sistema de abastecimiento municipal de agua potable se completó a finales de 2017. Pero para la garantía total es imprescindible tener capacidad de abastecimiento de agua desalada en todo el término municipal.
Para ello, tanto en El Ejido como en Roquetas se han aprobado por parte de la Junta de Andalucía proyectos estratégicos con este fin.


Sin embargo, hay municipios, especialmente La Mojonera y Adra, que tienen dependencia exclusiva de agua subterránea, que es de mala calidad. Ambos ayuntamientos han solicitado una concesión de agua desalada que les permita sustituir paulatinamente la fuente de abastecimiento. Y eso requiere un esfuerzo en infraestructuras que debería acometerse.
El uso de agua desalada tiene el reto añadido del impacto que el precio de la energía empleada en el proceso de desalación tiene sobre el coste final. En estas últimas semanas, el aumento de los costes energéticos en todo el mundo por la situación geopolítica ha multiplicado el coste de la desalación, lo que supone todo un desafío.
Tecnología y digitalización para ahorrar recursos hídricos en Almería
Ahorrar agua es, siempre, el primer paso de la buena gestión. La eficiencia en la distribución y uso del recurso es esencial para un territorio donde el líquido no abunda.
En ese contexto Hidralia apuesta por la digitalización de sus servicios. En la zona del Poniente Almeriense donde opera la empresa se han redoblado esfuerzos para reducir fugas, con herramientas como el telemando y la microsectorización.
La microsectorización permite localizar cualquier posible avería de forma rápida y acotar o aislar cualquier posible incidencia sin afectar al resto de la red. Además, por otra parte, la planificación centralizada de las tareas hace mucho más eficiente la labor de los operarios.
Las soluciones tecnológicas alimentadas por una continua toma de datos ofrecen muchas ventajas. Por ejemplo, permiten planificar de forma más eficiente y priorizar la renovación de infraestructuras en función no solo de la antigüedad, sino de su situación real, ya que los sensores permiten conocer su estado.
Otro gran rédito que puede dar la tecnología es conocer mejor los consumos. La digitalización, a través de herramientas como la telelectura de los contadores individuales, ofrece un conocimiento exhaustivo de la demanda y ayuda a mejorar la gestión.
Otra aportación singular de la tecnología es la del proyecto DESALA impulsado también por Hidralia y Cetaqua. En este caso, se ha estudiado la incidencia del cambio físico químico en las características del agua desalada suministrada y cómo afecta a la red de distribución en función del material. Esto ha ofrecido un mapa efectivo de las zonas prioritarias a renovar.
Tecnología para mejorar el acuífero
Uno de ellos es el del Poniente almeriense, que se declaró en la década de los 90 del pasado siglo oficialmente sobreexplotado y sobre el que hay desde entonces proyectos de recuperación.
El buen estado de los acuíferos es pilar esencial de la reconstrucción hídrica en el Poniente Almeriense. En esta tarea, la tecnología está aportando apoyos importantes. Es el caso del soporte ofrecido por Hidralia (a través de Cetaqua) para la gestión avanzada del acuífero.
El llamado proyecto GOTHAM pretende desarrollar y validar una herramienta digital para una gestión eficiente de las aguas subterráneas que ayude a preservar la cantidad y calidad del recurso.
Hidralia colaborará en el desarrollo de este proyecto de innovación junto a los ayuntamientos de Roquetas, La Mojonera y Adra, como responsables de la gestión del ciclo urbano del agua en estos municipios.
Porque hay que recordar que no basta con tener infraestructuras de agua; también hay que mantenerlas, y esto supone una dedicación constante donde el conocimiento experto y la tecnología tienen mucho que aportar.
