La grave sequía que vive Afganistán ha provocado la pérdida del 40% de las cosechas de la temporada. La inseguridad hídrica y alimentaria y el conflicto bélico han llevado al hambre a casi la mitad de la población y la situación de millones de niños es desesperada



El Programa Mundial de Alimentos (PMA) lanzó un aviso global este miércoles para alertar sobre la «desesperada» situación humanitaria que está viviendo Afganistán. Al conflicto bélico y social ocasionado por el avance talibán en el país, a medida que se retiran las tropas internacionales, se une una crisis sanitaria y alimentaria causada por la falta de agua y la grave sequía que atraviesa Afganistán.
Alrededor del 40% de las cosechas se han perdido a causa de la sequía en la segunda escasez masiva de agua en tres años, lo que agrava aún más la inseguridad alimentaria. El organismo internacional alerta de que uno de cada tres afganos, o 14 millones de personas, pasa hambre hoy y dos millones de niños desnutridos necesitan tratamiento urgente.
Mientras tanto, desde principios de año, el conflicto y la violencia sobre la población, que asciende a 32,2 millones de personas, han expulsado a más de 550.000 afganos de sus hogares, lo que ha hecho aumentar aún más la inseguridad hídrica en uno de los países más castigados en esta materia.Según el Índice de Desarrollo Humano del país, más de la mitad de la población, unos 17 millones de personas, no tienen la posibilidad de acceder a agua potable. Los datos de la castigada capital, Kabul, no son mejores; se estima que el 70% de la población de la ciudad (seis millones de habitantes) carece de un acceso seguro al agua en sus hogares y hace uso de pozos perforados sin ningún control sanitario.
Afganistán es el tercer país del mundo con la tasa más alta de mortalidad infantil entre los menores de cinco años, con 161 muertes por cada 1.000 nacidos; el 23% de estos fallecimientos está ligado al agua contaminada y a la falta de un saneamiento eficiente. Además, el 54% de los niños entre 6 y 48 meses presenta un alarmante retraso del crecimiento y más del 67% presenta síntomas de malnutrición.
La situación de carestía se ha acrecentado ya que el coste de los alimentos no deja de subir, según explica el director regional del PMA, John Aylieff. “El precio del trigo ha subido un 25% en los últimos meses y, por tanto, con la situación económica… y con la convulsión en la que se ha metido el país, ahora es muy difícil ver el futuro de esta población… un futuro con seguridad alimentaria… sin niños desnutridos ”, dijo.
Ayuda en camino
Este mes, el PMA planea llegar a casi 500.000 personas en Mazar y sus alrededores, la cuarta ciudad más grande de Afganistán, con harina de trigo, aceite, lentejas y sal.
“ No hay cultivos, no llueve, no hay agua y la gente vive en la miseria ”, dijo Delawar, un afgano de 52 años, y agregó que la asistencia del PMA es “una gran misericordia de Dios” que “realmente ayuda a los pobres y necesitados ”.
Sin embargo, como la agencia de la ONU se quedará sin harina de trigo en octubre, requiere fondos inmediatos por adelantado para apoyar a los millones que dependen de ella para entregar alimentos. Además, una vez la retirada de tropas internacionales sea completa a partir del 31 de agosto, no se sabe si se podrá continuar con la ayuda humanitaria.


«Esta es la hora de mayor necesidad de Afganistán y necesitamos que la comunidad internacional dé un paso adelante y los apoye», subrayó el PMA.
Mientras miles de personas intentan salir del aeropuerto de Kabul, el PMA informó que relativamente pocos han buscado refugio en los países vecinos.
«Tenemos planes para ayudar si cruzan las fronteras terrestres», dijo la agencia de la ONU, y señaló que si los donantes quieren evitar grandes salidas de refugiados, es «imperativo» que las operaciones alimentarias del PMA dentro del país no se interrumpan.
La agencia de la ONU describió las necesidades de financiamiento existentes en Afganistán, Irán, Pakistán y Tayikistán como las más urgentes, y dijo que necesita 200 millones de dólares para Afganistán y 22 millones de dólares para los países vecinos.